"Puente de la Culebra" (Casa de Campo, Madrid)

El Puente de la Culebra se encuentra en la zona conocida como El Zarzón, en el extremo suroccidental de la Casa de Campo, próximo a la confluencia del camino de Prado Rodajos, al sur y de la carretera de El Zarzón, al oeste. A sus pies se halla el Estanque Chico, formado por las aguas represadas del arroyo de Meaques. Se proyectó en 1782, en época de Carlos III, por Francisco Sabatini.
(Wikipedia)

El Puente constituye la muestra más singular y representativa de los pasos que salvan los arroyos de la Casa de Campo. Muy próximo a la entrada del Arroyo Meaques en la posesión, fue construido en piedra de sillería con antepechos, siguiendo un diseño ornamental materializado en los sinuosos pretiles que la han valido su nombre. Combina el ladrillo rojo, presente en sus arcos, con el granito, que domina su parte superior, a partir del saliente instalado sobre la línea de imposta. Sus pretiles están ardonados con diez pináculos de piedra.
Después de una restauración, siete de sus pináculos que habían desaparecido, se han sustituido por copias.

Puentes históricos en la Casa de Campo sobre el arroyo Meaques.


Son varios los arroyos tributarios del Río Manzanares los que surcan la Casa de campo. Aunque actualmente su caudal es muy reducido, antes canalizaban un mayor volumen de agua. A lo largo de la historia sufrieron diversas canalizaciones y aprovechamientos para usos agrícolas y ganaderos, para abastecer fuentes, etcétera.
En los dos principales, el Meaques y el Antequina, han perdurado hasta nuestros días algunos de sus puentes. En el siglo XIX se nos hablaba de seis de ellos en el primero de los arroyos: Puente de la Culebra, del Álamo negro, del Batán, de Siete Hermanas, de la Agachadiza y de los Neveros, éste último hoy desaparecido.
El arroyo Meaques discurre por la zona de la propiedad tradicionalmente más transformada y transitada por el hombre. En cambio, el arroyo de Antequina, en el extremo opuesto, sólo cuenta con el pequeño pontoncillo de «el Suizo«, y con un puente importante denominado de “las Garrapatas”, realizado en ladrillo y mampostería, que coincidía con el paso de una ruta principal como era el Camino Viejo de Castilla.
(Texto: Ayuntamiento de Madrid. Area de Medio Ambiente. Departamento de Parques y Jardines).

Dos imágenes del Puente de la Culebra. La primera es de julio de 2007 y la segunda de julio de 2008. La única diferencia apreciable entre ambas, son las pintadas del antepecho, tanto en el exterior como en el interior. La mano inquieta del autor o autores , que debe de responder a un cerebro privilegiado, ha dejado una impronta que ni el paso del tiempo dejó. A falta de una manera peor de desperdiciar el tiempo, el espray del artista nos regala con su creación en el recién restaurado puente. Habrá que felicitarle. A él y a sus progenitores, por tan hermosa dádiva a la humanidad.

«Puente de la Culebra» (Casa de Campo, Madrid)

El Puente de la Culebra se encuentra en la zona conocida como El Zarzón, en el extremo suroccidental de la Casa de Campo, próximo a la confluencia del camino de Prado Rodajos, al sur y de la carretera de El Zarzón, al oeste. A sus pies se halla el Estanque Chico, formado por las aguas represadas del arroyo de Meaques. Se proyectó en 1782, en época de Carlos III, por Francisco Sabatini.
(Wikipedia)

El Puente constituye la muestra más singular y representativa de los pasos que salvan los arroyos de la Casa de Campo. Muy próximo a la entrada del Arroyo Meaques en la posesión, fue construido en piedra de sillería con antepechos, siguiendo un diseño ornamental materializado en los sinuosos pretiles que la han valido su nombre. Combina el ladrillo rojo, presente en sus arcos, con el granito, que domina su parte superior, a partir del saliente instalado sobre la línea de imposta. Sus pretiles están ardonados con diez pináculos de piedra.
Después de una restauración, siete de sus pináculos que habían desaparecido, se han sustituido por copias.

Puentes históricos en la Casa de Campo sobre el arroyo Meaques.


Son varios los arroyos tributarios del Río Manzanares los que surcan la Casa de campo. Aunque actualmente su caudal es muy reducido, antes canalizaban un mayor volumen de agua. A lo largo de la historia sufrieron diversas canalizaciones y aprovechamientos para usos agrícolas y ganaderos, para abastecer fuentes, etcétera.
En los dos principales, el Meaques y el Antequina, han perdurado hasta nuestros días algunos de sus puentes. En el siglo XIX se nos hablaba de seis de ellos en el primero de los arroyos: Puente de la Culebra, del Álamo negro, del Batán, de Siete Hermanas, de la Agachadiza y de los Neveros, éste último hoy desaparecido.
El arroyo Meaques discurre por la zona de la propiedad tradicionalmente más transformada y transitada por el hombre. En cambio, el arroyo de Antequina, en el extremo opuesto, sólo cuenta con el pequeño pontoncillo de «el Suizo«, y con un puente importante denominado de “las Garrapatas”, realizado en ladrillo y mampostería, que coincidía con el paso de una ruta principal como era el Camino Viejo de Castilla.
(Texto: Ayuntamiento de Madrid. Area de Medio Ambiente. Departamento de Parques y Jardines).

Dos imágenes del Puente de la Culebra. La primera es de julio de 2007 y la segunda de julio de 2008. La única diferencia apreciable entre ambas, son las pintadas del antepecho, tanto en el exterior como en el interior. La mano inquieta del autor o autores , que debe de responder a un cerebro privilegiado, ha dejado una impronta que ni el paso del tiempo dejó. A falta de una manera peor de desperdiciar el tiempo, el espray del artista nos regala con su creación en el recién restaurado puente. Habrá que felicitarle. A él y a sus progenitores, por tan hermosa dádiva a la humanidad.

Parque «Quinta de los Molinos»

Molino de viento que «aspiraba e impelía» el agua de un pozo, para almacenarlo en un depósito y distribuirlo por la finca. ( Foto: ERREKA, 2008 )

Traigo al Blog una bocanada de aire puro y de silencio. Al menos durante estos últimos días del mes de Julio, el silencio se significa y magnifica. En un Madrid ruidoso, en el que, ahora que son menos los que hacen ruido, se oye hasta el zumbido de las moscas volando, es placentero pararse a escuchar el silencio. Y de fondo molesta el vuelo de moscardón, aunque debiera celebrarse. Qué paradoja.
Traigo al Blog el aire fresco de una antigua «Quinta» –ahora parque histórico– situada en el casco urbano de Madrid, de cuando el lugar no era urbe, y ni siquiera era Madrid. Esta Quinta –leo en Madripedia– “fue propiedad del Conde de Torrearias.” En 1920 la cedió al arquitecto alicantino César Cort Botí, que era profesor de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura y concejal del Ayuntamiento. La podemos encontrar en la prolongación de la calle Alcalá, en el tramo que parte desde la plaza de los Hermanos García Noblejas y que en un tiempo se llamó Avenida de Aragón.

Palacete de la Quinta de Los Molinos. De estilo, racionalista vienés, fue construido en los primeros años  del siglo XX.

A este depósito de presión llevaba el molino el agua para dar servicio a las casas de la finca. ( FOTO: ERREKA, 2008 )

En el blog “Amigos del Foro”, en un artículo firmado por Conchi Navarrete, se lee: “El Conde de Torre Arias (D. Alfonso Pérez de Guzmán el Bueno), fue amigo de Cesar Cort, y le vendió la primera finca registral que estaba junto al estanque actual, éste es el principio de la Quinta que hoy conocemos. A cambio Cesar Cort, le hizo al Conde de Torre Arias el palacio donde vivía en la calle General Martinez Campos”.
César Cort Botí fue quien construyó lo que ahora se ve en el parque: una finca al estilo mediterráneo, con sus almendros, olivos, pinos, sus aljibes, pozos y molinos. “A su muerte –se lee en la ya citada enciclopedia virtual- , el parque quedó semiabandonado”. En 1980, siendo alcalde Enrique Tierno Galván, un convenio de la Gerencia Municipal de Urbanismo con los propietarios herederos cede al Ayuntamiento tres cuartas partes de las 28,7 hectáreas de la propiedad original, quedando la parte restante dedicada a uso residencial.

Almendros, numerosísimos, olivos y pinos diseñan las dehesas de esta antigua finca, hoy «parque histórico» de Madrid. ( Foto, ERREKA, 2008 )

Fuente en el Parque de la Quinta de los Molinos ( Foto: ERREKA, 2008 )

En la actualidad, el parque de la Quinta de Los Molinos, que así se llama, cuenta con 25 hectáreas, ocupadas en su mayor parte por árboles, espacios ajardinados, fuentes, puentes, molinos de viento, depósitos de agua y numerosos caminos. Los edificios de la finca son un palacete de estilo racionalista a la vienesa de Josef Hoffmann, que nos puede recordar al Palacio Stoclet en Bruselas; una casa de verano –la Casa del reloj, más tradicionalista y popular, a la española-; un pequeño invernadero; y una casa para el guarda.
Un respiro y un suspiro. También una sorpresa. La Quinta se suma a otras que en Madrid hubo y que lo fueron de recreo y para el solaz de sus propietarios, como «El Capricho» de la duquesa de Osuna. Hoy de disfrute popular. Por suerte, el verano de Madrid es silencioso, aunque haya moscas.

«Casa del reloj», en esta casa de verano pasaban el estío los propietarios de la finca. Con la edad, César Cort Botí, sustituyó el palacete por esta vivienda, más asequible a las limitaciones de la edad ( Foto: ERREKA, 2008 )

Antigua Carcel Modelo de Madrid

Vista aérea de la Carcel Modelo. Plaza de la Moncloa, 1940.

La Cárcel Modelo, también conocida como cárcel celular porque cada interno disponía de su propia celda, estaba situada en el espacio comprendido entre la plaza de la Moncloa, el Paseo de Moret, y las calles Martín de los Heros y Romero Robledo. Su lugar lo ocupa hoy el Cuartel General del Ejército del Aire (anteriormente conocido como Ministerio del Aire). Fue diseñada por los arquitectos Tomás Aranguren y Eduardo Adaro, e inaugurada el 20 de diciembre de 1880. La planta de la prisión se asentaba sobre un polígono irregular de seis lados y una superficie de 43.200 m². Aplicaba el modelo panóptico, con una rotonda o cuerpo central poligonal destinado al cuerpo de vigilancia de la penitenciaría, y radial, mediante galerías de forma estrellada convergentes en el espacio central. La Modelo de Madrid constaba de 5 naves que se encontraban en un pabellón central de vigilancia. Cada nave tenía 4 plantas con 50 celdas por planta (25 a cada lado del espacio central). En el centro de cada nave quedaba un espacio trapezoidal cubierto e iluminado desde arriba. En total la prisión tenía 1.200 celdas. También tenía una serie de dependencias auxiliares: casa-administración, enfermería y lavaderos. Fue considerado un edificio modelo para la reforma penitenciaria iniciada durante esos años.

Puerta de entrada de la Carcel Modelo, en una foto de 1905.

Carcel Modelo, año 1937.

Grabado original de Nao, aparecido en La Ilustración Española y Americana nº XLVIII, de 30 de diciembre de 1883. En él se muestra la fachada principal de la Carcel.

La construcción fue presupuestada en cuatro millones setecientas sesenta y una mil doscientas quince pesetas y con un plazo de realización de tres años. Aunque la entrega oficial no se efectuó hasta el 29 de abril de 1884, año en el que se realizó la pavimentación, alumbrado y plantación de árboles de las zonas contiguas, la cárcel fue inaugurada por el Rey Alfonso XII el 20 de diciembre de 1880 siendo ministro de la Gobernación D. Segismundo Moret, cuyo nombre precisamente recibiría por entonces una de las calles contiguas a la prisión.

Carcel Modelo. Interior, 1905.

Perspectiva de las crujías de la segunda, tercera y cuarta galerías de celdas, según dibujo original de Nao, aparecido en La Ilustración Española y Americana nº XLVIII, de 30 de diciembre de 1883.

Posteriormente, hacia 1896, se llevó a efecto una amplia intervención de carácter urbanístico de la plaza, lo que dio lugar a una gran elipse en cuyo centro se encontraban dos jardines con varios pinos, cuya desaparición sería solicitada por los vecinos hacia los años 20 al haberse convertido en nido de golfos y maleantes; pero no fructificó ante la oposición del Jardinero Mayor del Ayuntamiento de Madrid.
Tras la cárcel había un amplio espacio denominado Plaza de la Justicia, que había sido destinado en un principio a las ejecuciones públicas, pero pronto perdió esa macabra función al realizarse el cumplimiento de las sentencias de modo más privado en el interior de los penales. En vista de ello se proyectó la construcción de un establecimiento militar en el que tuvieran alojamiento las tropas. Años después, se construyó el Cuartel del Infante Don Juan.

1. Vista del primer patio 2. Exterior de la Capilla de reos 3. Interior de una celda 4. Centro de vigilancia 5. Altar de la Capillla 6. Paseos celulares 7. Cocina 8. Horno 9. Lavaderos y tendederos. Dibujos de Nao, aparecidos en La Ilustración Española y Americana nº XLVIII, de 30 de diciembre de 1883.

Carcel Modelo. Interior, 1937, donde se ve como las instalaciones están deterioradas por los bombardeos sobre Madrid durante la guerra.

Ya en los años de la Segunda República se realizaron protestas requiriendo que la Cárcel Modelo fuera demolida no sólo atendiendo a razones urbanísticas por cuanto ante ella se iniciaba la amplia avenida principal de la nueva Ciudad Universitaria, sino porque su capacidad resultaba ya insuficiente y su estructura no se adecuaba a las necesidades de la época en materia carcelaria. Una vez concluida la Guerra Civil, y sin duda para evitar el permanente recuerdo de los trágicos sucesos de finales de agosto de 1936, los trabajos de demolición se iniciaron el 16 de septiembre de 1939.

Vista aérea de la Carcel Modelo y el Cuartel de Ingenieros, 1939.

Cuartel de Ingenieros y al fondo la Carcel Modelo, 1936.

Carcel Modelo, 1936, durante la guerra civil. En primer término vemos una barricada de sacos areneros.

En esta fotografía realizada en 1931 por el fotógrafo Alfonso Sánchez Portela («Alfonso»), aparecen posando en el interior de un patio de la Carcel Modelo un grupo de presos políticos, algunos de ellos miembros del Comité Revolucionario Republicano, poco antes de la proclamación de la Segunda República.
De izquierda a derecha son: Garzón Baz, Ángel García, Justo Aedo, Jesús del Río, Ángel Galarza, Luis Hernández Alfonso, Antonio Sánchez Fuster, Carlos Castillo, Niceto Alcalá Zamora, Largo Caballero, Fernando Brisuel, Fernando de los Ríos, Miguel Maura, Emilio Palomo y Casares Quiroga.

«En la fotografía del patio de la Cárcel Modelo con el Comité revolucionario de la República, que poseo, está mi padre, el primero a la izquierda, Garzón Baz, que no pertenecía al Comité. Estuvo una semana en la carcel donde fue llevado a causa de una redada que se hizo a la salida de un teatro porque se tocó la Marcha Real y el público respondió con un pataleo. Mi padre estaba en Madrid en viaje de negocios. Alfonso lo conocía y lo visitó en la carcel, donde iba amenudo a ver a los políticos. Se puso de acuerdo con los presos para hacerles una foto desde un balcón de una casa contigua, con un teleobjetivo de cartón y después darles una señal con un pañuelo para que se alinearan. El propio Afonso me lo contó. Mi padre quizá se hizo amigo de los ilustres presos y por eso debió colocarse a la izquierda. Durante la Guerra Civil estuvo exiliado en Francia y murió de una pulmonía en Julio de 1940, después de haber sido llevado al Campo de Concentración de Gurs en los Pirineos Centrales unos meses antes.» -Matilde Baz-. (VER COMENTARIOS)

Inauguración de la Carcel Modelo de Madrid

En cumplimiento de la ley votada en Cortes en 1876 a propuesta del Ministro de la Gobernación, Don Francisco Romero y Robledo, el 20 de diciembre de 1880, bajo la presidencia del Rey Alfonso XII y con la presencia del, en ese momento, Ministro de la Gobernación Don Segismundo Moret y Pendergast, se procedía al acto inaugural de la Carcel Modelo de Madrid. Quedaba situada el norte de la capital, en terrenos de la Moncloa cedidos por el Estado, junto al camino que llevaba al asilo de San Bernardino.

Referencias.-

Wikipedia

WEB Ejército del Aire

Madrid Histórico
La Ilustración Española y Americana nº XLVIII, de 30 de diciembre de 1883.

Ferrol Vello (II): la «Fábrica de Lápices Hispania»

La fábrica de lápices Hispania se encuentra en Ferrol Vello, en el promontorio de los jardines del Baluarte de San Xoán, dominando por encima de éstos las vistas del puerto y la ría, entre Mugardos y la Graña.

(Foto: Enrique  F.  Rojo, 2009)

La fábrica de lápices Hispania se encontraba (se derribó en 2012) en Ferrol Vello, en el promontorio de los jardines del Baluarte de San Xoán, dominando por encima de éstos las vistas del puerto y la ría, entre Mugardos y La Graña. Fue fundada, en los años treinta del siglo XX  (1933, probáblemente), por varios socios entre los que se encontraba Alberto Fernández Martín, importante insdustrial de la época, que además de la fábrica de lápices Hispania tenía otras empresas. Entre ellas la fábrica de redes Defer, la de bolígrafos Bolfer y la textil Textilfer.

Los otros otros socios, que fueron seis, se llamaban: José Andrés Vázquez, Benito Alvariño, Eusebio Pérez del Hierro, Esteban Ramil, Antonio Veiga y Luis de la Muela. «En la época de la posguerra, Hispania consiguió hacer unos lápices de una calidad impresionante, muy superiores a los que se hacían en el resto de España», afirma Luis Alonso Álvarez, autor de un trabajo de investigación sobre emprendedores coruñeses desde el siglo XVIII.  «La empresa también fabricaba plumillas de acero y peines de caucho, pero, sin duda, su producto estrella eran los lápices Johan Sindel, que tomaron su nombre de un técnico alemán que fue reclutado por Fernández como jefe de taller en los años 30«. (Cita: La Voz de Galicia, 31/3/2009)

Johann Sindel, alemán de Núremberg, fue contrarado en 1933 por Alberto Fernández Martín como jefe de taller, ya que era gran conocedor de los sistemas de producción de lápices en Alemania. (FOTO: Familia Sindel, publicada en La Voz de Galicia, 12/12/2010)

«Su conocido logotipo compuesto por dos figuras humanas con las manos entrelazadas se convirtió también en su marca registrada. Bajo este símbolo de identificación, fabricaba lápices de mina de grafito y de colores, plumillas de acero y peines de caucho. Uno de sus productos más exitosos fue el lápiz de la marca Johan Sindel, muy apreciado por la calidad de su madera de cedro americano y su mina de grafito (…)» «Sindel dirigía el proceso de fabricación, lo que suponía un elevado coste para la fábrica, ya que su sueldo estaba incluso por encima de los ingresos salariales del gerente. Otra de las claves del éxito de la Hispania fue su exquisita presentación en el mercado.» (La Opinión La Coruña. Emprendedores coruñeses del XIX).

hispania-antiguaAunque hay disparidad de criterios, pués algunos atribuyen el edificio al arquitecto Lastra, o incluso al arquitecto municipal Nemesio López Rodríguez, lo probable es que la fábrica fuese proyectada por el arquitecto Rodolfo Ucha Piñeiro, nacido en Vigo el 27 de Septiembre de 1882, que trabajó igualmente como arquitecto municipal de Ferrol hasta 1936. Aunque los trabajos de este arquitecto, prolífico en la ciudad de Ferrol, se caracterizaron por su apego a la estética modernista, la tipología de la fábrica de lápices es más cercana al racionalismo industrial, con toques expresionistas propios de los años treinta del siglo XX.

La desaparición del antiguo tejido industrial urbano de Ferrol está relacionado con el periodo de crisis y reconversión que se vivió en los años ochenta, en los que la principal industria que eran los astilleros hubo de sortear su primera gran crisis. Con la desaparición de la fábrica de lápices Hispania, desaparecerían también Pysbe, la Fábrica de Jabones Pucho, la Fenya y otra fábrica más de lápices en Canido. Y en A Malata, donde actualmente se encuentra el estadio, la enorme planta de Peninsular Maderera, de los tiempos en que Guinea era colonia española y la madera salía gratis, desaparecería igualmente, dejando liberado su gran solar.

Además de lápices, la Fábrica Hispania también fabricó peines de caucho comercializados con las marcas afinart y Vulk Goma. La ilustración corresponde aun anuncio publicado en el diario ABC en 1950.

(Foto: Enrique  F.  Rojo, 2009)

«La empresa vivió su época dorada entre 1945 y 1959. La segunda guerra mundial provocó una escasez en todo el globo de lápices alemanes, los de mejor calidad del mercado y los mismos que fabricaba Hispania, que en 1946 tenía un capital de cinco millones de pesetas. A finales de los 50, la empresa tenía más de 400 empleados y sus productos, de gama muy variada, tenían una notable aceptación en el mercado«. (Cita: La Voz de Galicia, 31/3/2009) (Foto: Enrique  F.  Rojo, 2009)

Durante este periodo la empresa podía producir alrededor de 180.000 unidades al día de lápices Johan Sindel.

«El contexto autárquico también dificultaba la compra de maquinaria y tecnología, básicamente alemana, imprescindible para mantener activo el proceso de producción. Para hacer frente a estas dificultades se creó dentro de la fábrica un taller de maquinaria donde se imitaba la tecnología alemana, lo que permitió superar la obsolescencia típica de la industria española en la posguerra civil.

Gracias a la buena gestión de la empresa frente a un contexto adverso, la facturación no dejó de crecer. Alrededor del 60 o70% de la producción se dirigía al mercado interior. En esta área de mercado, entre los principales competidores se encontraban los fabricantes de lápices catalanes que operaban con las marcas Masat y Jovi. El 30 o 40% restante se destinaba a Europa y a Estados Unidos, unos mercados donde los productos alemanes disfrutaban de amplia acogida. El crecimiento y diversificación de la producción provocó que las instalaciones de la fábrica resultaran insuficientes. Con este fin decidieron trasladar la sección de carpintería a otro edificio. La ampliación del espacio fabril permitía producir mayor cantidad de madera en un tiempo más breve, con lo que la fabricación de lápices se multiplicó.»

Reseña ABC Fabrica de Lapices_1947Reseseña aparecida en ABC el 3 de agosto de 1947. En ella hace mención de las excelencias productivas de la fábrica en el entonces Ferrol del Caudillo, (FUENTE: Hemeroteca ABC).

Anuncio de prensa de la Fábrica de Lápices en el año 1950. En él vemos una imagen de la instalación, que contaba con dos plantas de  4.800 m2 cada una. Llegó a alcanzar una producción de  180.000 unidades diarias en su mejor época, aunque tenñia una capacidad de producción de 1.500 gruesas diarias, el equivalente a 216.000 lápices. (Fuente: ABC, 20/7/1950)

Anuncio de lápices Johann Sindel publicado en 1964 en el diario ABC.

A finales de los 50, con la segunda generación ya dentro de la empresa, la fábrica alcanzó su mayor momento de apogeo. Paradójicamente, la aprobación del Plan de Estabilización, que dio lugar a un creciente aperturismo de la economía española, hirió de muerte a la fábrica, debido a la importación de lápices procedentes de otros países.

Para hacer frente a la nueva situación era necesaria una completa renovación tecnológica, pero decidieron no llevarlas a cabo ante las escasas expectativas de crecimiento. Decidieron mantener la fábrica abierta hasta 1981. La vida de la empresa se prolongó cinco más de lo previsto, hasta 1986, cuando se tomó la decisión de disolver la sociedad, y se aprobó su liquidación y se vendió la fábrica.» (La Opinión La Coruña. Emprendedores coruñeses del XIX).

Trás años de incertidumbre y numerosos problemas de orden fiscal y laboral, la fábrica, de más de 4.000 metros cuadrados de superficie, cerró el 30 de octubre de 1986 y su futuro se vió abocado a la ruina, estado en el que halla en estos momentos. El primer destino del edificio fue la demolición con carácter especulativo, dedicándose el solar a la construcción de viviendas. Posteriormente se paralizó el proyecto, y aunque existen diversas iniciativas de colectivos populares y de algún grupo político para recuperar el edificio dándole un uso cívico o dotacional, lo cierto es que la ruina inminente, junto a la mayor parte de Ferrol Vello, es lo único que se puede evidenciar.

Comparativa de dos momentos de la fábrica Hispania. La primera es del fotógrafo coruñés Manuel Vilariño y muestra el estado de la fábrica en 1992, seis años después de que cerrase. La inferior de 2008, muestra el estado en que se encuentra trás más de veinte años de abandono. (FOTO: Enrique Fidel Rojo)

(Foto: Enrique  F.  Rojo, 2009)

Con el tiempo otra industria, Textilfer de Alberto Fernández, el propietario de la Fábrica de Lápices, que fabricó cortinajes de fibra sintética y de redes sin nudo, no se supo adaptar a la presión de las importaciones de China y también cerró y despidió a su plantilla. Posteriormente reabriría con el nombre de Redfer, con menos mano de obra y con moderna maquinaria. Sus propietarios eran los hijos de Alberto Fernández. En 2005 cerró definitivamente.

Interior de la fábrica de lápices hispania desde la entrada principal de mercancías que daba acceso a las oficinas y despachos (FOTO: Enrique Fidel Rojo)

Puerta de acceso a las instalaciones por el frente de la fachada principal de mercancías, donde se alojaban las oficinas y las instalaciones administrativas. Llama la atención en tan sobrio portón el detalle decorativo vegetal de forja sobre las iniciales H. S. L. (FOTO: Enrique Fidel Rojo)

Interior instalaciones fábrica de lápices (FOTO: galiciandreamer)

Escaleras en el interior del recinto, con las barandillas realizadas según inspiración del logotipo de la empresa (FOTO: galiciandreamer)

Interior instalaciones fábrica de lápices (FOTO: galiciandreamer)

Interior de las oficinas de la fábrica (FOTO: Jeru)

Interior nave de la fábrica (FOTO: galiciandreamer)

Logo Hispania_2009-smallVentana de la fábrica con el logotipo de la empresa centrado en el guardapolvos. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2009)

fabrica-2009_02_smallOtra imagen del interior de la fábrica  en la que se ve su estado ruinoso. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2009)

NOTA: El 18 de enero de 2012 se iniciaban las tareas de demolición de la fábrica. (Ver Derribo de la Fábrica de lápices de Ferrol , en Urban Idade)

Antigua fábrica de lápices Hispania, Ferrol 2014-
Resto del muro perimetral de la fábrica de lápices Hispania. Un graffiti nos recuerda el emblema de la casa. (Foto: Enrique F. Rojo, Ferrol, 2014)
Johann Sindel-1
Caja de 24 colores Johann Sindel de los años 80 del siglo XX. (Foto: Bernardo Alemany, 2015)
Johann Sindel-2
Caja de 24 colores Johann Sindel de los años 80 del siglo XX. (Foto: Bernardo Alemany, 2015)

Referencias._

La Voz de Galicia (I),  31/3/2009

La Voz de Galicia (II): Patrimonio Industrial de la ciudad, 31/3/2009

Diario de Ferrol: El gobierno retoma el expediente de obras, 3/4/2009

Diario de Ferrol: Caida de cascotes en el entorno de la fábrica (12/3/2011)

«Un bosque de lápices recordará en Ferrol Vello la actividad de la antigua Hispania» (Diario de Ferrol, 14/07/2010)

Derribo inminente de la Fábrica de lápices Hispania (La Voz de Galicia, 29/12/2011)

Patrimonio avala el derribo de la Fábrica de lápices (La Voz de Galicia, 15/12/2011)

Derribo de la Fábrica de lápices de Ferrol (en Urban Idade)

  Fábrica de lápices Hispania de Ferrol
galería de fotos en PIXELINPHOTO-Flickr

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