Crónica urgente presentación «Chamartín. Álbum de fotos»

Se inició el acto agradeciendo al público su presencia y presentando a los miembros de la mesa. A continuación hizo referencia a diferentes momentos de la historia de Chamartín…

CHAMARTÍN LIBRO 2015

Presentación del libro Chamartín. Álbum de fotos 20/ mayo/ 2015

Carlos R. Zapata
Enrique F. Rojo

1. Inició el acto el autor Carlos R. Zapata agradeciendo la presencia del público y presentando a los miembros de la mesa. A continuación hizo referencia a diferentes momentos de la historia de Chamartín, comentando una serie de fotografías que se proyectaron simultáneamente y resaltando el gran número de edificios notables que se derribaron por la escasa sensibilidad institucional y privada para conservar las construcciones históricas, fundamentales para no perder la identidad del espacio urbano.

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Presentación del libro «Chamartín …». De izquierda a derecha Cucho Sánchez, Enrique Rojo, Carlos Rodríguez e Ian Gibson.

2. Seguidamente le pasó la palabra a Enrique F. Rojo, autor del libro, quien citando al arquitecto Enrique Domínguez Uceta que no pudo asistir a la presentación, hizo un breve repaso por algunos de los edificios más representativos del distrito.

En cuanto a la arquitectura más antigua se destacaron el desaparecido Colegio del Recuerdo (1883) proyectado por Francisco de Cubas; el palacete de la Quinta de San Enrique (1860); actualmente perteneciente a la Fundacion ONCE y rebautizado como Palacete de los Duques de Pastrana; el Palacio de las Artes e Industrias (1907), de Fernando Torriente y en la actualidad Museo de Ciencias Naturales y Escuela de Ingenieros Industriales.

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Colegio Virgen del Recuerdo (1883 ).

Los edificios religiosos o de beneficencia son numerosos en Chamartín y se citaron entre otros el Asilo de San Rafael (1912), del que apenas queda una sección; el Asilo de Convalecientes (1912); Asilos Santamarca (1929) y San Ramón y San Antonio (1926); y el Noviciado de las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón de Jesús (1931), proyectado por Críspulo Moro Cabeza, en la actualidad con un expediente de derribo aprobado a pesar de encontrarse en perfecto estado.

DAMAS APOSTOLICAS DEL SAGRADO CORAZON-  2015
Noviciado Asilo de las Damas Apostólicas (1931 ).

Por lo que se refiere a lo que Domínguez Uceta ha denominado el «museo de arquitectura moderna de Chamartín«, se hizo mención a las colonias Parque Residencia (1933) y El Viso (1936) de luis Blanco Soler y Rafael Bergamín; la Residencia de Estudiantes (1915), proyectadas en estilo neomudejar por Antonio Flórez Urdapilleta y Francisco Javier de Luque; el Instituto Escuela (1933), en estilo Racionalista, de Carlos Arniches y Martín Domínguez, con la colaboración del ingeniero Eduardo Torroja en el diseño de las marquesinas futuristas del pabellón de párvulos.
Se incluyeron además, las obras de Miguel Fisac en el CSIC como la iglesia del Espíritu Santo (1943, ) el Instituto Nacional de Óptica (1949), o el Instituto de Edafología.

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Instituto Escuela (1933).

Para finalizar la intervención se habló del Estadio de fútbol del Real Madrid (1947) de Muñoz Monasterio y Alemani Soler; el gimnasio del Colegio Maravillas (1962) de Alejadro de la Sota; las Torres Blancas (1968), de Sainz de Oiza; la Estación de Chamartín (1975) de los arquitectos Corrales y Molezún; y finalmente, el Auditorio Nacional de Música (1988) de García de Paredes.

Torres Blancas 1965
Torres Blancas (1965).

3. A continuación intervino Ian Gibson, que hizo un generoso elogio del libro, alabando el contenido y el diseño. «Un libro -dijo-, con un tamaño adecuado para llevar en la mano cuando vas por las calles de Chamartín y poder consultar lo que ves».
Gibson habló de la Residencia de Estudiantes (1915), de sus alumnos, del espíritu académico, multidisciplinar y tolerante que siempre imperó en el centro y, en definitiva de ese gran espacio de cultura que la Guerra Civil cercenó.

Hizo un alegato en favor de la cultura plural y de la necesidad de recuperar la memoria histórica de los barrios y distritos de las ciudades españolas. Se refirió Gibson a «la España que pudo ser y no fue»  por causa de la lucha fratricida que impidió el desarrollo del potencial cultural español y condujo al retroceso educativo, concluyendo que el desmantelamiento de la Residencia de Estudiantes supuso una gran oportunidad perdida.

José María Hinojosa, Juan Centeno, Federico García Lorca, Emilio Prados y Luis Eaton. Residencia de Estudiantes, Madrid, 1924
De izquierda a derecha: José María Hinojosa, Juan Centeno, Federico García Lorca, Emilio Prados y Luis Eaton. Residencia de Estudiantes, Madrid, en 1924.

4. Siguió Cucho Sánchez que habló de la mítica sala de conciertos Rockola, símbolo del aperturismo en la cultura musical del periodo de la democracia incipiente. Con esta sala situada en al calle del padre Xifré 5, se produjo un cambio en el concepto da salas de concierto, pasándose de la gran sala a la pequeña, con actuaciones más continuadas, artistas de las más variadas procedencias y estilos y con un público mucho más heterogéneo y joven.
Por Rockola pasaron grupos internacionelas de Rock, Pop y Punk con la asistencia de lo más representativo de las culturas artísticas alternativas y de vanguardia.
El cierre de sala y con ello la desaparición de un lugar mítico, se produjo en 1985, probablemente, según sugiere Cucho, por causas políticas e ideológicas.

Rock Ola
Sala Rock-Ola (1981-85 )

5. Aprovechando el contenido musical de la charla anterior intervino José María Guzman (Solera; Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán; Cadillac), que hizo una breve introducción en referencia a su condición de vecino de Chamartín. Acompañado por su guitarra, interpretó tres temas relacionados con el acto, que prologó amenamente, para acabar mencionando la casualidad de celebrarse esa jornada el «día sin música» reivindicación que subscribió. La excepción la hizo por no eludir el compromiso adquirido para la presentación.

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De izquierda a derecha: Cucho Sánchez, Enrique Rojo, Carlos Rodríguez, Ian Gibson y José María Guzmán, con la guitarra, interpretando «Sólo pienso en ti».

6. Alberto Tellería, de la Asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, intervino en nombre de Vicente Patón, elaborando un rápido viaje sentimental por la memoria del distrito de Chamartín del que también fue vecino, aludiendo a vivencias propias y a otras narradas por vecinos y familiares recogidas por él.

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Dos señoras pasean por Príncipe de Vergara al paso de un rebaño de ovejas (c. 1955)

Unas palabras finales de Carlos y un audiovisual pusieron fin a la presentación que se alargó por algo más de dos horas.

Desde este espacio queremos agradecer a la dirección del Colegio San Ramón y San Antonio  la cesión generosa y desinteresada de sus extraordinarias instalaciones para el acto de presentación del libro.
Nuestra sincera gratitud a Sor Sole y a sus colaboradores y colaboradoras por su amabilidad y disposición.

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Presentación del libro «Chamartín …».
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Presentación del libro «Chamartín …».

Informe sobre el Palacio de la Música de Madrid

Queremos recuperar desde este blog la iniciativa que la asociación en defensa del patrimonio histórico, artístico, cultural, social y natural de la Comunidad de Madrid, Madrid, Ciudadanía y Patrimonio emprendió a principios de 2013 solicitando a la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid la declaración de Bien de Interés Cultural del Palacio de la Música, para que se preserven tanto su estructura como su uso cultural.

Palacio de la Música 1929

Queremos recuperar desde este blog la iniciativa que la asociación en defensa del patrimonio histórico, artístico, cultural, social y natural de la Comunidad de Madrid, Madrid, Ciudadanía y Patrimonio emprendió a principios de 2013 solicitando a la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid  la declaración de Bien de Interés Cultural del Palacio de la Música,  para que se preserven tanto su estructura como su uso cultural.

Este emblemático edificio de la Gran Vía madrileña, proyectado por el arquitecto Secundino Suazo Ugalde en 1926, se encuentra en peligro pues podría convertirse en centro comercial después de la aprobación por el Ayuntamiento de Madrid del cambio de uso de cultural a comercial.

Tras casi cuatro años de trabajos, en enero de 2012, después de los conocidos casos de corrupción en Caja Madrid,  la Fundación Caja Madrid paralizó las obras en el edificio pese a haber invertido  en ellas 4 millones de euros.  «Si reabrimos el Palacio de la Música no podremos mantener la Casa Encendida» -emblemático espacio cultural de Madrid-, se llegó a decir desde la dirección de la  Fundación Caja Madrid .

En estos momentos la situación del edificio es de total incertidumbre. Según parece, el cierre definitivo de la operación de venta a una empresa textil depende de que el Ayuntamiento de Madrid elimine la validez del grado máximo de protección del edificio que desde 2008 impide su remodelación interna y su uso para otro fin que no sea el cultural.  Algo que parece bastante probable. El pasado mes de febrero, Ana Botella,  alcaldesa de la capital, dio su visto bueno para que una conocidísima marca comercial catalana de ropa adquiriese el Palacio de la Música «para generar empleo y actividad económica«, según dijo Botella.

Para dar difusión de este atentado institucional al patrimonio histórico-arquitectónico de Madrid y de la burla que supone a los ciudadanos, con la firma de Alberto Tellería Bartolomé y Vicente Patón Jiménez,   Madrid, Ciudadanía y Patrimonio elaboró un detallado informe histórico sobre el Palacio de la Música que,  a continuación, reproducimos mediante enlace.

INFORME sobre el «Palacio de la Música» de Madrid by Madrid, Ciudadanía y Patrimonio

Referencias.-

Rehabilitación del Palacio de la Música
REVISTA CERCHA, Nº 114 – DICIEMBRE 2012

Informe Palacio de la Música Asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio (PDF)

Un vídeo viral para salvar el Palacio de la Música (El Diario.es, 18/05/2014)

Botella permitirá que el Palacio de la Música se convierta en una tienda (El País, 18/02/2013)

Palacio de la Música: un atraco de tres
La venta desnaturaliza la Gran Vía y sólo puede tener el interés de la especulación inmobiliaria (El País, 19/08/2014)

 CHANGE.ORG «Salvemos el Palacio de la Música»

El Ayuntamiento de Madrid retira una fuente de 1876

El Ayuntamiento de Madrid retira una fuente de 1876. Esta fuente pública estaba en una esquina del barrio de Salamanca. Era de 1876, cuando el barrio se construía integrado en el Ensanche de Carlos María de Castro. La fuente de hierro y el vaso de granito hasta este año se había conservado más o menos en buen estado, aunque le faltaba una cabeza de león que iba atornillada con dos vástagos por detrás y que permitia que el caño asomase por su boca.

Fuente 1876Hace dos años por estas mismsa fechas publiqué en el Blog una breve nota acerca de una fuente pública,  de esas que abundaban en Madrid para «dar de beber al sediento».  Como ya comenté en la entrada, en Madrid, de las 4.000 fuentes públicas que había en los ochenta del siglo XX, en 2012 sólo quedaban 1.843. De estas, solo funcionaban dos tercios, unas 1.200. Muchas se habían condenado y no prestaban servicio. En la actualidad serán muchas menos las que queden.

Una de las que ha desaparecido en 2014 es la que fue objeto del artículo y se ve en la foto.  Esta fuente pública  estaba en una esquina del barrio de Salamanca. Era de 1876, cuando el barrio se construía integrado en el Ensanche de Carlos María de Castro. La fuente de hierro y el vaso de granito hasta ese año se había conservado más o menos en buen estado, aunque le faltaba una cabeza de león que iba atornillada con dos vástagos por detrás y que permitia que el caño asomase por su boca dándole un aspecto muy pintoresco.

Esta fuente era un notable testimonio del origen del barrio y  testigo de la historia de Madrid. En 2012 me sorprendió descubrirla y me preguntaba cuántas como esta y anteriores a esta habrían desaparecido sin el más mínimo atisbo de remordimiento por parte de sus ejecutores y sin que nadie se diera cuenta, acabando en cualquier fundición convertida en quién sabe qué.

Pues bien, A. Bisquert me envía una foto y me da la noticia: han quitado la fuente de la calle Maldonado esquina Claudio Coello.
Conociendo la nula sensibilidad y el escaso respeto por la historia que muestran los responsables de estas decisiones, lo raro era que no lo hubiesen eliminado mucho antes.

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«Han quitado la fuente de la calle Maldonado con Claudio Coello» (Foto: A. Bisquert, 2014)

Quintas de la Villa de Hortaleza (Madrid)

Hortaleza, suena a “fortaleza”, pero su pasado no parece estar ligado a estirpes guerreras. No hay restos medievales, aunque sí el testimonio de antiguos palacetes y quintas de recreo que dieron importancia a la villa y que en más de medio siglo se han desvanecido al anexionarse, en 1949, al municipio de Madrid.

Parroquia de San Matias 1880

Hortaleza, suena a “fortaleza”, pero su pasado no parece estar ligado a estirpes guerreras. No hay restos medievales, aunque sí el testimonio de antiguos palacetes y quintas de recreo que dieron importancia a la villa y que en más de medio siglo se han desvanecido con su anexión, en 1949, al municipio de Madrid.

La villa de Hortaleza

En 1850 Pascual Madoz situaba la villa de Hortaleza en un alto y en terreno irregular con valles y barrancos, con clima benévolo por los aires serranos que ahí se respiraban y, en general, como buena tierra para la vida y el esparcimiento. Entonces Hortaleza tenía 137 casas de mediana construcción, distribuidas en 12 calles y una plaza. Contaba con 77 vecinos y 373 almas.
Las casas principales pertenecían a la aristocracia. Había Ayuntamiento con cárcel, taberna, carnicería y escuela de niños para 35 alumnos y otra escuela de niñas para 18 alumnas. Una fuente pública y tres más en casas particulares abastecían de agua a los vecinos.
La villa limitaba al norte con Alcobendas, al este con Barajas, al sur con Canillejas y al oeste con Chamartín. Había dehesas con prados y montes, como el de la Moraleja, recorridos por los arroyos de Valdebebas y Abroñigal, tributarios del Jarama y del Manzanares respectivamente. Se cultivaban toda clase de hortalizas y cereales, y se criaba abundante ganado lanar y caprino.

casco urbano de hortaleza 1870
Casco urbano de la villa de Hortaleza 1870.

Palacio de Buenavista

Hortaleza fue lugar de Quintas. De las más notables fue el Palacio de Buenavista, de los marqueses de Santa Cruz, en tierras limitadas por el Camino Viejo de Madrid o camino de Hortaleza (López de Hoyos), el Camino Nuevo (Mar caspio) y el Arroyo de Rejas. La finca estuvo rodeada de jardines y árboles, con un imponente palacete neoclásico y, según dicen, la frecuentó Fernando VII. Tras las vicisitudes surgidas en 1808 por la presencia de las tropas francesas la propiedad quedó abandonada.
El edificio tenía fachadas de ladrillo y mampostería con zócalos de granito. La huerta-jardín tenía dos fuentes de piedra y un alargado estanque con un dios Baco en el centro. A los lados había cipreses formando una plazuela con escalinata y un templete. Había varias norias para mover el agua hasta las huertas, un pozo de nieves, bodega y un molino de aceite.
En 1840 Isidoro Urzáiz compró la finca, que luego vendería a la marquesa de Branciforte para construir en 1882 el Convento de Nuestra Señora de Loreto (Ursulinas), de estilo neomudéjar. En 1936 el Auxilio Social instaló en la finca el Hogar Clara Eugenia para niñas huérfanas. Actualmente pertenece a la Comunidad de Madrid.

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Silo poliédrico de hormigón de la Huerta de la Salud construido en 1928. En la actualidad, 2014, rehabilitado por el Ayuntamiento de Madrid como dotación cultural, se encuentra sin uso. (Foto: Enrique F. Rojo, 2014)

La Huerta de la Salud

La Huerta del Cristo de la Salud, de los duques de Frías, ya aparecía en 1752 en el Catastro de Ensenada. La finca ocupaba los límites de las actuales calles Alcobendas, Mar de Aral, Mar de las Antillas y Mar Negro.
El acceso principal se hacía a través de una puerta monumental de granito. En el dintel aparecía una inscripción de 1749 con un verso del poeta Ovidio: “Gaudia sunt nostro plusquam regalía ruri, urbe homines regnant vivere rure daturi” (aunque los hombres reinan en las ciudades, nuestras mayores alegrías las da la vida del campo).
En 1894 la Huerta de la Salud cambió de manos y se reformó. Se añadieron graneros, establos y un silo. De todo ello quedó constancia en una placa colocada junto a la antigua inscripción. En la actualidad solo se conservan la puerta –modificada- y el silo poliédrico construido en 1928.

San Matias 2013
Parroquia de san Matías, de 1879, en una imagen actual retocada. (Foto: Enrique F. Rojo, 2014)

Parroquia de San Matías

La iglesia de San Matías, parroquia desde el siglo XVIII, satisfacía las necesidades espirituales de la villa. El proyecto, del arquitecto Enrique María Repullés, aprovechó los cimientos ya construidos de un proyecto anterior y fue inaugurada el 31 de Mayo de 1879. Es de planta rectangular, levantada en ladrillo, de estilo neomudéjar, con una única torre con campanario que se eleva por encima del presbiterio.
Próximo a la iglesia, se encuentran el cementerio y el Convento de los Padres Paules, creado en 1896 y reedificado en 1934, que ocupa los terrenos de la antigua Quinta del conde de Torrepilares.

ERMITA DE LA SOLEDAD
Ermita de Nª Señora de la Soledad de Hortaleza. Detrás la tapia del viejo cementerio de la Villa. (Foto: Enrique F. Rojo, 2014)

*Artículo publicado en el nº 242 de Enero de 2014 de la Revista Plácet.

El elefante del Museo de Ciencias Naturales

Al elefante, una vez muerto, le arrancaron los colmillos, que pasaron a engrosar la colección particular de trofeos del duque, y se le quitó la piel que luego se donó al Museo de Ciencias Naturales. Fue el mayor de los elefantes disecados que se conocían hasta la fecha

Hace unos días estuve con mi hija de seis años en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN). Hacía mucho tiempo que no pasaba por alli. Cuando era pequeño, desde finales de los sesenta en adelante,  iba con mi padre al menos una vez al año.  También fui un par de veces con el colegio, que estaba muy cerca  -bajábamos andando-. Luego, ya siendo mayor,  iba solo. Es decir que para mí este museo, que ha formado parte de mi infancia, ha estado siempre muy presente. Y aunque luego mi devenir académico y  profesional, es decir lo que me ha ido dando de comer, se haya encaminado hacia asuntos bien distintos, menos «naturales»,  mis  intereses siguen siendo los mismos que hacían que en la infancia me atrajese tanto este lugar.

El Museo de Ciencias Naturales de aquella época que recuerdo, y que ya empieza a parecerme lejana, es el de un espacio gigantesco y misterioso repleto de vitrinas en las que se exponían cientos de animales disecados, esqueletos reconstruidos, réptiles y anfibios decolorados conservados en formol dentro de frascos de cristal, colecciones de mariposas e insectos de todos los tamaños atravesados con alfileres, fósiles y  minerales guardados en cajas con divisiones para cada pieza, láminas con grabados de plantas y muchas más cosas que voy recordando a raiz de esta última visita y de las fotos de la época. Aquello era un auténtico maremágnum de  Botánica, Mineralogía y Zoología hasta el punto de abrumar, más aún ante los ojos de un niño.

Los hermanos Benedito acertaban a dar movimiento y vida a sus aves y mamíferos naturalizados; los disponían, en un entorno admirablemente reproducido del natural dentro de la vitrina y, a menudo,  en grupos con un sentido singular del comportamiento biológico y a la vez de la composición en obras de arte. Se ayudaban para ello con fotografías tomadas en la naturaleza. (MNCN)

Algunas de las vitrinas de madera y cristal de gran tamaño contenían  reproducciones de  los ecosistemas en los que vivían los animales disecados y naturalizados en este nuevo medio artificial y casi artístico. La «dermoplastia»  fue la técnica más avanzada  utilizada por los taxidermistas de este periodo del siglo XX.  Modelaban al animal en escayola en alguna postura natural y luego le adherian la piel y  le añadían  los ojos. Los detalles finales conseguían que la escena a representar resultase lo más real posible. De ahí que estas reproducciones y las técnicas de disecado y taxidermia se puedan considerar un arte.

Una vitrina de cristal con animales naturalizados recreando una escena en la Naturaleza. Detrás el elefante malayo que fue regalado a Carlos III y se naturalizó entre los años 1777-78.

El mismo elefante asiático de la foto anterior. Este animal llegó a Madrid en 1773, regalo del gobernador de Filipinas al rey Carlos III. Embarcado vivo desde Manila, viajó por mar hasta Cádiz. De allí a pie hasta el Real Sitio de San Ildefonso pasando en su itinerario por Córdoba, Valdepeñas, Ocaña, Aranjuez, Carabanchel  y  Aravaca, a razón de tres leguas castellanas por jornada que sumaron 42 días de viaje. De San Ildefonso lo trasladaron a El Escorial y de allí a Aranjuez, donde  llegó a primeros de  noviembre. En aquel lugar tuvo su residencia definitiva en la «Casa de Vacas», en un corral para él acondicionado. Seguramente por lo inapropiado de los cuidados, el clima y la alimentación, el elefante murió el 17 de noviembre de 1777. Y queriendo Carlos III que se le disacase, se solicitó al naturalista  Juan Bautista Bru que dispusiera lo necesario para emprender el trabajo de disección y conservación del animal cuanto antes. Entre el 21 de noviembre de 1777 y el 28 de febrero de 1778, Bru trabajó con los restos del animal que dejó listos para su exposición en el Real Gabinete de Historia Natural, que había sido inaugurado en 1776. El coste total de la desecación del elefante asiático ascendió a   14.137 reales con 20 maravedís.

(FUENTE: Sánchez Espinosa, Gabriel. Un episodio en la percepción cultural dieciochesca de lo exótico: La llegada del elefante a Madrid en 1773. Goya 295-296 (2003), págs. 269-286.)

De los recuerdos del museo, tal vez los tres más importantes hayan sido los troncos de árbol fosilizados que se encontraban dentro del edificio, junto al despacho de billetes; el esqueleto del diplodocus, de color negro -era una reproducción en escayola y pintada del original encontrado en Wyoming  y regalado en 1913 al museo-, enorme y tremendo, dominando gran parte del espacio; y el elefante africano, también magnífico y sobre todo mucho más sorprendente que aterrador, especialmente  por lo que tenía de real, de elefante vivo.

Ahora que he regresado al museo con mi hija, después de tanto tiempo, he vuelto a ver el elefante africano y lo he recordado, aunque la imagen que tenía de él ya empezaba a distorsionarse. Lo hacía mucho más grande. Y también más vivo.  Tampoco recordaba donde estaba situado. En realidad el museo ha cambiado tanto con la reforma de 1985, que por muy familiar que fuese  resulta complicado reconocer la disposición original.  El caso es que después del tiempo pasado un prurito por conocer la historia del elefante que tantas veces ví siendo niño me lleva a elaborar esta nostálgica entrada en el blog. Y ahora voy a contar algunas cosas acerca del Museo y del elefante africano.

Fotografía del Palacio de la Industria y de las Artes, publicada el 22 de mayo de 1887 en el número XIX de la Ilustración Española y americana, en un reportaje sobre la Exposición Nacional de Bellas Artes.

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MNCN, azulejos cerámicos a la entrada del museo (Foto: Enrique F. Rojo, 2011)

El edifico y el Museo

Empezaremos por el Museo y por el proyecto del edificio. El edificio se inició en 1881 a cargo del arquitecto Fernando de la Torriente para albergar la  Exposición Nacional de Bellas Artes que tendría lugar en 1887.  Su fallecimiento en 1886 dejó a cargo de las obras a su colaborador Emilio Boix Merino, que las concluyó en la fecha concertada.
No obstante, su constructor, Federico Villalba, cedió desde el inicio de los trabajos los derechos de la empresa a la
Sociedad Anónima Internacional de Construcción y Contratas Públicas de Braine le Comte, de Bélgica, razón por la que algunos materiales, como apoyos, cúpula y cubiertas, fueron traidos de aquel país.

El edificio, nacido como Palacio de la Industria y las Artes,  tiene estructura de hierro, con columnas de fundición, pisos de viguetas metálicas y armaduras de cubierta de sistema Polonceau. Los cerramientos y paramentos de fachada son de ladrillo, con interesantes juegos geométricos en las líneas horizontales de imposta y especialmente en las cornisas. También estaba ornamentado con cerámicas, hoy casi desaparecidas.

Palacio de la Industria de las Artes, 1887. (MNCN y ETSII)

«El 21 de mayo de 1887 fue inaugurada la primera Exposición Nacional de Bellas Artes por la reina regente, Maria Cristina. En esta fecha las ventanas fueron cegadas en parte, para evitar que la iluminación cenital dañara las pinturas expuestas. La última Exposición Nacional de Bellas Artes se celebró en 1899. A partir de 1903 el edificio pasó por una etapa de abandono hasta los traslados de la sección de Entomología del Museo (1906) y en 1907 de la Escuela de Ingenieros Industriales. El entonces director del Museo, Ignacio Bolívar y Urrutia, consiguió del Ministerio de Instrucción Pública la concesión de un nuevo local para las colecciones del Museo, que se amontonaban en los locales del Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales.

Las obras de adaptación para el Museo de Ciencias Naturales se realizaron entre 1909 y 1910, que fue instalado en la fachada norte, el a la izquierda de la fachada principal y el ala derecha de la posterior. Durante un tiempo coexistieron con el Museo y la Escuela de Ingenieros otros organismos: El Museo del Traje, el Cuartel de la Guardia Civil y el Instituto Torres Quevedo«. (MNCN, El museo)

«Luís Benedito aplicó las novedosas técnicas de taxidermia aprendidas en Alemania que consistían en el uso de jabones arsenicales, entre otros productos, para impedir que las pieles se apolillasen; la naturalización de los animales siguiendo un proceso denominado Dermoplastia, basad en la elaboración de una escultura del animal a tamaño natural, en pasta de turba y escayola sobre la que se adhería más tarde la piel humedecida sujetándola firmemente con alfileres.- Uso ojos de cristal de gran calidad que ofrecían a las piezas mayor realismo y rigor científico.
También  estudió la producción artística de los principales escultores, especialmente de los animalistas. Dotó a sus obras de una gran carga realista en los movimientos y especialmente en las anatomías. Captó en ellas las proporciones exactas, posturas reales y movimientos de los propios animales vivos, producto igualmente del estudio directo de los animales en el campo.
Aunque fundamentalmente hay que destacar la capacidad de dotarles de la expresión propia de cada especie e incluso de cada individuo».(MNCN)


Alzados del Palacio de la Industria y las Artes, de Fernado de la Torriente y Emilio Boix (1887).


El elefante africano

En principio, el elefante (Loxodonta Africana) que se encuentra en el vestíbulo, justo a la entrada del museo,  fue donado por Jacobo Stuart y Falcó, duque de Berwick y de Alba, padre de la actual duquesa y patrono del Museo,  trás una expedición africana.  El animal fue abatido en  Stern Jack, Nilo Blanco, Sudán, el 22 de marzo de 1913.
En realidad, al elefante, una vez muerto, le arrancaron  los colmillos, que pasaron a engrosar la colección particular de trofeos del duque, y se le quitó la piel que luego se donó  al Museo de Ciencias Naturales. Previamente, los guías y ojeadores del safari clavaron sus lanzas en el animal muerto, que según se cuenta es la costumbre de estas gentes y el cuero del elefante quedó agujereado y rasgado en numerosas zonas.
Así, la piel mal cortada y en piezas fue enfardada y embarcó para España con destino al Museo. Ahí permanecieron los más de 600 kilos de la piel del paquidermo, arrinconados en los sótanos del edificio. El fardo se desenvolvió el 5 de noviembre de 1923 y nadie quiso o supo hacer  nada con él.  Por aquella época Luis Benedito acababa de tomar posesión de su cargo como Escultor Taxidermista del Museo y a él se le encargó la tarea de darle forma de elefante al fardo de piel reseca y cuarteada con el que se encontró. Benedito acababa de llegar de Alemania en donde se encontraba becado por la Junta para Ampliación de Estudios para ampliar conocimientos y aprender la nueva técnica de «dermoplastia» con el afamado especialista del Instituto de Zoología de la Universidad de Leipzig, Herman H. Ter Meer.

Benedito  construyó un armazón de 3.450 Kg utilizando madera, malla  metálica, escayola , un trozo de cráneo del elefante y ojos de cristal. Finalmete recubriría todo con la piel ya curtida y encolada que fue ajustando cuidadosamente, sujetándola con 77.000 alfileres hasta que la cola secase.

Así que  Luís Benedito se puso manos a la obra y puesto que en el museo no había espacio para acometer la empresa,  comenzó por trasladarse al Jardín Botánico con la  piel y con un nutrido equipo de ayudantes. Se cuenta que en algún momento fueron necesarios diez hombres para transportar la  pesada piel, que extendida medía 37 m2,  y se hizo preciso solicitar un medio de transporte adecuado a la carga.

Una vez en el Jardín Botánico se construyó una piscina de fábrica de ladrillo de 7,35 m2 (2.26 x 3.28) para curtir y flexibilizar la piel con sal (1.104 kg) y alumbre (600 kg). Durante este proceso, que duró dos meses,  se estaba levantando en el Jardín una segunda planta sobre la estufa fría principal. El montaje del elefante se iba a realizar en esta nueva dependencia, pero las propias obras y su retraso, acabaron por dificultar las labores de curtido que necesitaban mucho espacio para los 37 m2 que ocupaba la piel extendida en su secado.

El duque de Alba tenía gran interés en ver finalizada la obra para la cual había cedido la piel del elefante y Benedito se encontró con que a parte de ésta no disponía de referencia alguna acerca del animal. Es decir, desconocía su estructura, tamaño, morfología. Ni tan siquiera disponía el museo de un esqueleto de elefante entre sus fondos. Y es que Benedito no había visto un elefante en su vida. Como toda ayuda unas fotos del animal abatido en la cacería africana, la medida de los colmillos y un trozo de cráneo del animal proporcionados por el duque.  También se tuvo que documentar detalladamente para averiguar las proporciones del elefante y consultar a su maestro Ter Meer, que le envío unos dibujos del esqueleto de un elefante africano hembra procedentes del Instituto Groloph de Leizpig, los modelos reducidos de una pelvis y un cráneo del mismo instituto científico, el libro Scalking Big Game with Camera de Marius Monpwell, o las numerosas  fotografías de escasa calidad procedentes de recortes de periódico extranjeros que Benedito fue coleccionando y que aún se conservan en el museo.

Traslado del elefante africano «naturalizado» desde el Real Jardín Botánico hasta el Museo de Ciencias Naturales por el Paseo de la Castellana, en 1932. La estructura de madera con ruedas fue arrastrada por un camión. Esa misma estructura sigue portando al gigante y se puede ver junto con este en el Museo.

Cuando por fin acabaron las obras del Jardín Botánico, los trabajos de Benedito se agilizaron y se comenzó a diseñar la estructura que debía soportar la masa desde el interior,  elaborando una maqueta a escala del aspecto final deseado.  Esta maqueta  le  sirvió a Benedito de modelo para guiarse en la consecución  del diseño definitivo, tantas veces ensayado con patrones articulados de cartón a tamaño natural y bocetos escultóricos de diferentes dimensiones en bronce, piedra, barro, cerámica y terracota, o en la talla de la cabeza, trabajada independientemente.

Una vez llegado a algunas conclusiones consideradas válidas, Benedito  construyó un armazón de 3.450 kg utilizando madera, malla metálica, escayola, el trozo de cráneo del elefante y unos ojos de cristal. A continuación,  modelada en escayola a tamaño natural la figura del elefante, se recubriría por completo con la piel ya curtida y preparada para ser encolada,  ajustando cuidadósamente cada pieza, pliegues y arrugas,  y  sujetándola con  alfileres  ( 77.000) hasta que la cola secara por completo.

Por fin, en  abril de 1928, la figura quedó lista para que la piel se colocase. Después solo haría falta que las colas y resinas endureciesen, dar algunos retoques  finales y ya sería posible  su traslado al Museo  para su exposición. En la primavera de 1932 el elefante africano hacía su último viaje por el Paseo de Recoletos y por la Castellana con destino a los Altos del Hipódromo ante la atónita mirada de los transeuntes, esta vez ya como el elefante que había sido.  El coste total de la naturalización fue de 9.834 pesetas. (Ver VIDEO naturalización y montaje)

El elefante africano en la entrada del MNCN de Madrid fotografiado en 2011 y virado en sepia, desde un de los corredores de la planta primera del museo.  (Foto: Enrique F. Rojo, 2011)

«Este fue el mayor de los elefantes disecados que se conocían hasta la fecha. Pero a pesar del increíble resultado final y de la perfección de la obra acabada, se cometió un pequeño gran error… Inspirado en los órganos genitales del caballo, el taxidermista ignoró que los de los elefantes son internos y no quedan a la vista. Desde entonces, con esta tara de renacimiento, su elefante ha venido presidiendo cuantas muestras y exposiciones se han realizado allí, por ajenas que fueran a él y a su singular singladura, logrando finalmente haber dado muerte a su misma muerte». (Ver Loxodonta AfricanaRicardo S. Lampreave -2010)

Referencias.-

S. Lampreave, Ricardo (2010)
Loxodonta Africana

Velasco Pérez, M. Carmen (2007)
Un elefante pasea por Madrid.
Historia de una naturalización
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Página web del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN)

Museo de Ciencias Naturales de Madrid (Hemeroteca ABC, 8 de marzo de 1967) PDF

Sánchez Espinosa, Gabriel
Un episodio en la percepción cultural dieciochesca de lo exótico: La llegada del elefante a Madrid en 1773.
Goya 295-296 (2003), págs. 269-286.

«Colapso, por falta de espacio en el MNCN» (El Mundo, 2007)

Exposición Nacional de Bellas Artes (La Ilustración Española y Americana, nº XIX, año 1887) PDF

Video Naturalización, montaje y traslado del elefante africano
(MNCN, CSIC, 2016) VIDEO MP4