La «vela», el «duro» de Las Tablas

«La Vela» , BBVA en Las Tablas, Madrid. (Foto: El País. Luis Sevillano, 2015)

 

Las Tablas, barrio nuevo

Las Tablas es un barrio nuevo de Madrid, de los inicios del siglo XXI. Podría haberse llamado El Erial o El Descampado. Por su nombre parecería que hace alusión a la tabla de salvación a la que se acogieron sus habitantes, agarrándose al Programa de Actuación Urbanística (PAU), del Ayuntamiento de Madrid que aseguraba y prometía viviendas económicas en suelo barato. En realidad, fue todo lo contrario. Fue todo una farsa especulativa. Suelo barato, viviendas caras.

 

Tablas de poder económico

En Las Tablas ondea la «vela» del banco BBVA, símbolo del poder económico. Se yergue en medio del descampado gigante. Tiene forma de moneda, de peseta ovalada. Es el duro de Las Tablas, que vale más. Forma parte del concepto ambivalente que opone la escasez primitiva del paraje rural con la opulencia del entorno urbano actual al que pertenece. Las Tablas fue tierra de cultivos de secano. Hoy el campo es un conglomerado de bloques de viviendas, cada uno de un padre distinto. La memoria del lugar antiguo ya no existe.

 

Tablas de agua

En realidad Las Tablas fueron agua extendida y plana por áreas del terreno de un río que no afloraba más que en tímida afluencia estacional. Las aguas manaban por colmatación en la época húmeda y vertían sin control por los campos, derramándose hacia el oeste en la hendidura cavada hacia las vías del tren de Colmenar Viejo y hacia el este y el sur en las nuevas urbanizaciones. Las intervenciones municipales las enterraron o canalizaron hacia los sumideros y desagües de aguas grises y la razón del topónimo que conocemos hoy se desdibujó. Ya no hay tablas, ni escorrentías, ni nada que se le parezca. Las Tablas de hoy, la «vela» actual, es el símbolo del poder que impone su norma en el nuevo barrio. Las Tablas ya no son agua, son la ley, la «vela». La religión es el dinero. Cómo especular es el catecismo.

Antigua finca «Hortalaya» (Madrid)

La finca «Hortalaya», situada en  el paseo de la Habana nº 147  de Madrid, con una superficie de cerca de 3 ha, proyectada en 1930 en un entorno semirrural, se mantuvo íntegra  a lo largo de 90 años. Hasta 2020 la arquitectura del proyecto se conservó con leves reformas. El jardín sobrevivió el paso del tiempo mientras los árboles seguían creciendo en silencio en un entorno cada vez más poblado. Un nuevo complejo de viviendas cierra el último capítulo de la historia de este singular espacio, ahora integrado en el área central de la ciudad.

La Hortalaya_google 2008
Finca La Hortalaya (Foto: Google Maps, 2008)

Finca «Hortalaya»

Ya en el siglo XXI quisieron los dueños de la vieja finca «Hortalaya», situada en  el paseo de la Habana nº 147  de Madrid, vender y su deseo fraguó en una promoción que ha eliminado casi cualquier referencia de la antigua Hortalaya, en favor de un atractivo señuelo para nuevos capitales. En una zona que ya nació el pasado siglo XX con ínfulas elitistas y que en este cuarto de siglo XXI sigue viviendo en ellas, el nuevo grupo de viviendas  solamente ha mantenido algunos añosos árboles, que han quedado integrados en el complejo residencial, último rastro de la primitiva propiedad.

Planta Hortalaya-1930
Planta la finca La Hortalaya, según el proyecto de 1930. Se describen la casa principal, casa del guarda, huerto, estanque y áreas recreativas.

Arquitecto: Casto Fernández-Shaw

La finca «Hortalaya», de cerca de 3 ha de superficie, encargada por los Sres. de Oñate al arquitecto Casto Fernández-Shaw en 1930, se proyectó como un jardín con huerto: «Con acceso desde todas las calles que lo permitiesen». Con una casa principal que estaba en el centro de la calle de la parcela y en el mismo eje que la puerta de acceso de la carretera del Hipódromo a Chamartín de la Rosa, que era la vía principal, el actual paseo de la Habana.

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Cercado de la finca Hortalaya, (1930).

Planta de la casa principal de la finca La Hortalaya, según el proyecto de 1930.
Planta de la casa principal de la finca La Hortalaya, según el proyecto de 1930.

La casa principal

El hotel o casa principal se proyectó en dos plantas y sótano. Atravesando un pórtico, orientado al este (sitio el más protegido de los vientos en Chamartín), se accedía a la planta baja desde un hall, de donde arrancaba la escalera que conducía a la primera planta. A la izquierda, y orientados al mediodía, estaban las piezas de estar, despacho y cuarto de jugar; al norte estaban situados el comedor, cocina y servicios anejos. Un lavadero, un cuarto de plancha y cuartos de aseo completaban esta planta.

Proyecto hotel Hortalaya-planta baja_1930

Proyecto hotel Hortalaya-planta primera_1930

La planta primera estaba destinada al dormitorio de los señores, con capacidad suficiente para la estancia de quince personas con todas las comodidades imaginables o inimaginables en la época, según quien fuera.
El estilo adoptado en todas las construcciones de la finca, fue el de los «cottages» ingleses, y los materiales fueron el ladrillo cerámico al descubierto en las fachadas, cubierta de pizarra, estructura de hierro, carpintería de pino melis, e instalaciones completas de saneamiento, luz eléctrica, calefacción por agua caliente, etc. El presupuesto de esta casa se calculó en 130.000 pesetas.

Hortalaya detalle antiguo hotelito_Google maps 2019
La Hortalaya, antigua casa principal u hotelito. (Foto: Google maps, 2019)

La casa del guarda

La casa del guarda estaba instalada en una esquina de la finca, como punto estratégico para la vigilancia. El palomar, el gallinero, el lavadero, la pérgola, la fuente, etc., así como la cerca, estaban hechas con materiales de primera calidad: piedra, ladrillo y cemento.

Casa del guarda de la Hortalaya. (foto: Archivo Moreno-1930)
Casa del guarda de la Hortalaya. (Foto: Archivo Moreno-1930)

Proyectada en un principio tan sólo para casa del guarda y garage, se dedicó una habitación de la planta baja para servir a los propietarios, mientras se hacía la casa principal. Queriendo estos, no obstante, pasar temporadas en la finca antes de que se finalizase la construcción de la casa principal, se habilitó la casa del guarda para ello, llegando a dormir en ella un matrimonio, siete hijos, un ama y los guardas. Las dimensiones del edificio lo permitían. En el dormitorio de la planta baja había literas. En el comedor se instaló una cama turca para el hijo mayor. En la planta primera estaban las camas restantes. En el «hall» había una chimenea de leña. El garage tenía un pozo para lavar el coche.

La casa del guarda fue al principio un chalet de fin de semana para los amos.

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Proyecto casa principal de la casa del guarda en «La Hortalaya». Planta baja, 1930.

Proyecto casa principal de la casa del guarda en "La Hortalaya". Planta primera, 1930.
Proyecto casa principal de la casa del guarda en «La Hortalaya». Planta primera, 1930.

El jardín y el huerto

Dos paseos de cinco metros de ancho hacían de camino a los vehículos y a las personas en el interior de la finca. En ese orden, para el concepto de modernidad de la época. Había también una pista de «lawn-tennis», es decir, de tenis en hierba, de dimensiones reglamentarias, situado al mediodía de la casa, asegurando así el sol para la finca, que no tendría la sombra de árbol alguno. Próximo estaba el estanque-piscina, pues sirvía del mismo modo para el riego del huerto y para tomar un baño en verano.

La Hortalaya_jardín y casa del guarda-1930
Fuente ornamental en el centro del jardín de la Hortalaya. (1930)

El agua para abastecer la finca estaba asegurado por una toma o «traida» del canal de Santillana y por la que producía un pozo de gran profundidad excavado en la propiedad. De este modo, los árboles frutales y otros ornamentales prometían llegar pronto a plena madurez sin tener que padecer por las sequías del estío .

La nueva Hortalaya

Se trata de un conjunto de edificios de nueva construcción, proyectados por el arquitecto Alberto Martín de Lucio, para el grupo Ibosa , en el solar más codiciado de Chamartín, en pleno barrio de Nueva España, con viviendas exclusivas de 3 y 4 dormitorios, plantas bajas con jardín y áticos, aparcamiento privado y trasteros. La promoción de viviendas, al estilo de las viviendas «playeras» de lujo, se define por sus promotores como un oasis dentro de Madrid.  Según muestra la página de la promoción, los cuartos principales cuentan con grandes ventanales, balcones amplios y vistas a las zonas comunes , al jardín privado y a la piscina y sin medianeras con otros edificios, gran defecto de las propiedades comunes eliminado en esta construcción .
Por lo demás, las zonas comunes interiores de la comunidad cuentan con más de 4.500 m2, con piscina, gimnasio y zonas ajardinadas que incluyen algunos de los árboles originarios de la finca que se ha intentado conservar, la mayoría coníferas .

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Labores de explanación de la antigua finca Hortalaya. (Foto: Enrique F. Rojo,2020)

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Promoción paseo de la Habana 147. (Foto: Enrique F. Rojo,2022)

Referencias.-

Un nombre, un teléfono y una web: los pisos de lujo tras el último gran solar de Madrid. Paseo de la Habana, 147.  (Cotizalia.  El Confidencial.)

Así es Paseo de la Habana 147: pisos de hasta cuatro millones de euros con jardín y piscina en el centro de Madrid. (El economista. es, 16/11/20)

Venta de Hortalaya. Observatorio del patrimonio. (Madrid Ciudadanía y Patrimonio.)

Derribos en La Prosperidad (Madrid)

Edificio de la calle de Pérez Ayuso número 5, derribado en 2022. (Foto: Enrique F. Rojo)

Como viene siendo  habitual  en Madrid, cuando la ciudad se vacía, se multiplican los derribos de edificios para dar paso a la renovación de los barrios con la construcción de nuevos proyectos.  Normalmente las demoliciones afectan a viejas construcciones sin más interés que el propiamente especulativo de los propietarios que las venden y el de los promotores o constructores  que las sustituyen.  Otras veces, también se abaten, tristemente, importantes edificaciones, igualmente bajo el mismo interés especulativo , que son notables símbolos de la historia del municipio y que, no teniendo protección alguna, desaparecen sin que apenas nos demos cuenta. Un día, ese edificio que siempre nos impresionó por su singular arquitectura deja de estar y, cuando reparamos en ello, es porque otra construcción ocupa su lugar. Por eso el verano es siempre un fiel aliado para cualquier tipo de tropelía, especialmente si es urbanística.

Barrio de la Prosperidad

En el barrio de la Prosperidad,  viejo suburbio de Madrid del siglo XIX, se edificaron viviendas que atendían a tipologías rurales que reproducían el estilo y hábitos de vida de sus moradores. En aquel periodo la arquitectura popular copiaba la corriente neomudéjar, que se aplicaba en edificios escolares, religiosos y de carácter festivo.  En la Prosperidad, arrabal que aspiraba a formar parte de la capital, el estilo arquitectónico popular de moda cuajó y las posibilidades de expresión que permitía el uso del ladrillo en la realización de originales aparejos y su relativa economía, permitieron la ejecución de numerosos proyectos. De toda aquella obra  -el tiempo y la especulación se encargaron de borrarla-  apenas quedan muestras en el barrio.

Talleres Raez, en la calle de García Luna número 20, derribados en 2022. (Foto: Google Maps, 2017)

Talleres Raez

En la calle de García Luna número 20 se establecieron en los años 50 del siglo XX los talleres Raez de carpintería, especializados en tableros de dibujo, y más adelante, en todo tipo de elementos y muebles de madera. El martes, 14 de julio de 2020, aparecía publicado en el número 134 del Boletín Oficial del Registro Mercantil el cese y la disolución de la empresa. En el verano de 2021 se derribaban las instalaciones dejando libre el solar para una nueva construcción. La recalificación de este tipo de antiguos suelos industriales situados en la primitiva periferia de la capital conduce a una cómoda reconversión urbanística que densifica poblacionalmente el barrio y genera importantes beneficios para los propietarios de las parcelas.

Solar tras el derribo de los talleres Raez, en la calle de García Luna número 20. (Foto: E. F. Rojo)
Viviendas en la calle de Pérez Ayuso 5 y 7. (Foto: Google Maps, 2008)

Viviendas en la calle de Pérez Ayuso

Un ejemplo muy interesante era la vivienda situada en la calle de Pérez Ayuso número 5. En 2022, en puertas del verano, se derribó esta casa, junto con la aneja, el número 7. Esta última, un conjunto de casas, con patio que ocupaba una parcela de 386 m², funcionó  probablemente hasta finales del siglo XX como taller industrial, de forja, mecánica o algo similar. Precisamente en la calle paralela de Benigno Soto número 1, hubo una forja activa más o menos hasta ese mismo periodo. La casa de Pérez Ayuso número 7, repartida en tres edificios con bajo y una planta,  de arquitectura sin especial interés, ocupaba una superficie construida de 282 m² y su construcción figura en el catastro fechada en 1940. El taller ocupaba, 209 m², el almacén 50 m². Había dos viviendas  de 104 m², que podían ser también oficinas. El cuerpo con fachada a la calle de Pérez Ayuso, bajo y una altura, en lugar de tejado tenía una azotea abalconada.

Solar tras el derribo de las viviendas en la calle de Pérez Ayuso nº 5 y nº 7. (Foto: E. Fidel Rojo)

Sin embargo, la casa con el número 5, de arquitectura neomudéjar, ya sin moradores desde principios del siglo XX, destacaba entre los edificios de  los escasos doscientos metros de la calle, no solo por ser la más antigua y por su pintoresca imagen, sino por ser la que mejor evocaba la esencia del primitivo barrio. Es probable que fuera la construcción más antigua de la Prosperidad.

Casa neomudéjar de Pérez Ayuso número 5

En efecto, es probable que la casa neomudejar de Pérez Ayuso 5 fuera la construcción más antigua de las que aún quedaban en la Prosperidad. La casa de Pérez Ayuso 5 debió de construirse a finales del siglo XIX o como muy tarde en la primera década del  XX.  Ya en los primeros años del nuevo siglo el ladrillo visto del  neomudéjar  perdía fuelle y se iba abandonando por fachadas enfoscadas con molduras, balaustradas y mucha decoración grandilocuente. El oropel le ganaba terreno a la sencillez elegante del ladrillo recocho.  Con una superficie construida de 282 m² en forma de “A” invertida, sobre una superficie de 314 m², el edificio contaba con 4 viviendas en la planta baja de 69 m², 2 viviendas en la primera  planta  de 69 m², 2 almacenes de 9 m² en la planta baja, dentro del pasillo del portal, y un patio trasero compartido de 20 m². Sobre la cubierta del portal había una terraza balconada.

Residencial Pérez Ayuso5/7

El solar resultante tras el derribo de las dos propiedades, de 700 m² de superficie, servirá para la construcción de un reducido complejo de apartamentos al que se ha llamado «Residencial Pérez Ayuso5/7» y que oferta la exclusividad habitual en este tipo de proyectos.

Residencial Pérez Ayuso5/7, infografía de la empresa promotora, 2022.

Referencias.-

Derribos en la Prosperidad (Madrid). La desaparición del barrio primitivo. Blog Urban Idade.

Derribos en La Guindalera y la Prosperidad. Blog Urban Idade.

Viaje por el Madrid de la guerra civil (Celia en la revolución)

Celia en la revolución copia

En 1936, en Segovia, un abuelo arroja el periódico de mala manera al suelo. Balbucea no se sabe qué delante de sus nietas que asisten a la escena  asustadas. Las niñas inquietas preguntan qué pasa. El abuelo, casi sin aliento, responde: «¡Se ha sublevado la guarnición de África!».

En estos términos tan dramáticos arranca la novela Celia en la revolución, de Elena Fortún, una de las grandes novelas  de la guerra civil española, en palabras de Andrés Trapiello.

Esta «es la novela que hubiera querido escribir Pío Baroja y no pudo: le faltó conocimiento de primera mano para hacerlo; y la que habría querido escribir Max Aub y no supo, al estar preso él, como tantos otros, de prejuicios  y razones históricas…». Así define Trapiello la novela de Fortún en la introducción que hace en la edición de Celia en la revolución de Renacimiento.

Félix de Azua se refirió al libro como un documento sobre la guerra civil  conmovedor «porque asistimos al horror desde los ojos de una niña y sabemos que todo lo que cuenta es verdad».

Este libro es , con una narración sencilla y directa, poética y desgarradora  la novela, escrita recién acabada la guerra,  un relato autobiográfico de Elena Fortún.

Viaje con Celia por el Madrid de la guerra civil.

A partir de este libro que editó en 2016  la editorial Renacimento, encargada de hacer valer el legado de Elena Fortún, con el brillo presente de Marisol Dorao, y en el que su autora cuenta la verdad de la guerra, aparece la investigación de otra autora que busca la verdad.

María Jesús Fraga, que recuerda cuando era pequeña y su madre le leía las aventuras de Celia, el personaje de las novelas de Fortún, ha trabajado durante años para llegar a la realización de un mapa que sigue el itinerario de la protagonista de esta postrera novela.

Mapa digital

El mapa digital a partir de Celia en la revolución recupera un Madrid en guerra visto desde los ojos de la Celia adolescente.
Con la Cartografía digital del Madrid iniciamos un viaje al Madrid de los años 30 que describe la novela Celia en la revolución. El proyecto aúna la historia de la ciudad, las vivencias de la joven protagonista y las de la propia Elena Fortún, de la que la biblioteca de la Comunidad de Madrid conserva una inestimable colección personal, en su mayor parte digitalizada y accesible en la Biblioteca Digital de Madrid.

La cartografía Celia en la revolución realizada por María Jesús Fraga propone, a través de la obra de Elena Fortún, transformar el texto de Celia en la revolución en un mapa interactivo, reubicando los lugares que aparecen en la novela.

Plano Celia 1936

Referencias.-

Revisitamos Celia en la revolución: cartografía digital de Madrid (1936-1939) en la novela de Elena Fortún
El portal del lector. Bibliotecas de la Comunidad de Madrid

Morales, Clara
Elena Fortún en la revolución
Infolibre, 25/09/2020

Mascarell, Purificació
La urbe moderna en la narrativa de Elena Fortún:
espacio y significado
Anales de Literatura Española. Núm. 35, 2021, pp. 141-157

Fortún, Elena
Celia en la revolución
Editorial Renacimiento
Sevilla, 2016

Elisa y Marcela se casan

La aventura de dos mujeres en los inicios del siglo XX que se querían y que decidieron casarse. Para la época era algo impensable. Socialmente era abominable. Y ante la Iglesia, totalmente imposible.

Nuevo Mundo-1901-02

La aventura de dos mujeres en los inicios del siglo XX que se querían y que decidieron casarse. Para la época era algo impensable. Socialmente era abominable. Y ante la Iglesia, totalmente imposible.

Elisa y Marcela se casan

La historia, que sucedió en La Coruña, en 1902, acabó regular. Hubo implicación eclesiástica y política. Persecución policial y detenciones.

En febrero de 2019, un año antes de la crisis sanitaria,  se estrenó la película de Isabel  Coixet  “Elisa y Marcela” que contaba la historia de estas dos mujeres.

Mucho antes, en marzo de 2010, Narciso de Gabriel había publicado “Elisa y Marcela. Más allá de los hombres”. El tema de investigación surgió,  apuntaba de Gabriel, casualmente en 1993 cuando estaba trabajando en el archivo Histórico Universitario de la Universidad de Santiago de Compostela sobre los procesos disciplinarios  a los que se sometió al profesorado de magisterio en la Galicia de a segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del siglo XX.

Narciso de Gabriel encontró casualmente un expediente incluido en un ejemplar de La Voz de Galicia del 22 de julio de 1901 que se titulaba “Un asunto ruidoso. Un matrimonio sin hombre” (Narciso de Gabriel. Elisa y Gabriela. Amigas y amantes. Ediciones Morata. Madrid, 2019)

Las contrayentes recurrieron a un elaborado  artificio para sellar su amor casándose, engañando con el travestismo de una de las cónyuges,  consiguiendo la certificación de su acto como un matrimonio al uso.

La historia de aquel matrimonio extraordinario antes de que la contaran Narciso de Gabriel e Isabel Coixet, la narró la prensa de la época.

Prensa de la época: el matrimonio

Recogiendo información de los periódicos de La Coruña, se encuentran extensos relatos sobre el conocido como el “matrimonio de dos mujeres”.El 25 de junio de 1901, el diario La Época de Madrid publicaba que a madrina de boda fue una señora llamada doña Ricarda, viuda del comandante de infantería Sr. Sánchez, que tenía alguna amistad con la madre de Marcela Gracia, por haber sido vecinas. Doña Ricarda tenía conocimiento de las relaciones de Marcela y Elisa, por las noticias que su vecina, de nombre Ibeas, que con gran disgusto le había relatado. Cuando Elisa preparaba la boda, haciéndose pasar por hombre con el nombre de Mario, la madre de Marcela se ausentó de La Coruña , marchándose para Santiago de Compostela.

Yendo Marcela y su novio a la casa materna, encontrándola cerrada, coincidieron con doña Ricarda que pasaba por ahí en ese momento. Ésta, sabiendo de la relación de la muchacha pudo conocer al novio, de quien la señora Ibeas había dicho que era un joven borracho y calavera.

Después de hablar las dos mujeres con doña Ricarda, y viendo que la madre de Marcela no aparecía, le rogaron que fuese su madrina, a lo que accedió. Verificado el matrimonio eclesiástico, almorzaron las recién casadas en casa de una amiga de doña Ricarda, doña Francisca Ramos, con quien hicieron rápida amistad. De allí se dirigieron Mario y Marcela a casa del fotógrafo Sr. José Sellier para retratarse, y la fotografía que expuso el fotógrafo en el escaparate de su local mostraba a la pareja de pie, cogida del brazo, Marcela con traje de novia, Elisa vestida de hombre.

Cuando Mario fue a la iglesia de San Jorge a recoger el certificado de matrimonio, el cura señor Cortiella ya estaba advertido de la monstruosidad consumada, por la denuncia recibida de Dumbría. El cura había quedado con un médico amigo suyo para que le realizase un reconocimiento a Elisa y así confirmar su sexo. Sin embargo, Mario, nada más entrar en la sacristía, viendo al médico, atisbó la encerrona y se esfumó.

El médico afirmó que durante los instantes que pudo ver a Mario de cerca, se trataba de una mujer. La pareja permaneció separada algunos días más en La Coruña, comunicándose a través de notas furtivas. Después, viendo que el caso se hacía público, Mario se marchó a Oporto, y a los pocos días Marcela hacía lo mismo. A pesar de ser considerados delincuentes, la policía de La Coruña inicialmente se mantuvo al margen sin tener orden para mezclarse en el asunto.

Mario, días antes de la celebración del matrimonio se había presentado en la Delegación de Hacienda para obtener la cédula personal, alegando que la había perdido. Para justificar su identidad aportó el aval de M.H.C., persona muy conocida en La Coruña y pariente suyo, que permitió la expedición del documento con su nueva identidad. Este señor fue después padrino de la boda.

El Imparcial, el 23 de junio de 1901, ya había publicado un reportaje titulado Dos mujeres se casan.

Comenzaba el texto anunciando el descubrimiento de un suceso extraño y folletinesco, que ocupaba la atención de las gentes y era objeto de todas las conversaciones de la población.

Se trataba de un matrimonio civil y canónicamente contraido por dos mujeres. Este suceso, verdaderamente extraordinario, de índole tan delicada -afirmaba el periódico- no es posible relatarlo con todos sus detalles.

Contaba el periódico que en 1885 Marcela Gracia Ibeas tenía 19 años, hija del capitán de regimiento de Murcia D. Manuel Gracia, estudiaba el tercer curso en la Escuela Normal de maestras de La Coruña. Allí conoció a Elisa Sánchez Lóriga, compañera de la Normal.

Fue tal la amistad de las dos jóvenes que los padres de Marcela decidieron mandarla a Madrid impidiendo que se vieran. Cuando Marcela volvió de Madrid, Elisa había terminado sus estudios de maestra elemental y ejercía como interina en la ecuela de Couso.

Marcela Gracia se hizo maestra superior y se encargó de la escuela de Calo. Después de acabar su interinidad, Elisa se desplazó a Calo junto a Marcela con la que estuvo viviendo siete años. De allí se trasladaron de nuevo a Couso, y posteriormente a Dumbría, donde Marcela fue nombrada maestra.

Prensa de la época: el bautismo

Según la narración de El Imparcial, En abril de 1901, Elisa Sánchez Lóriga se presentó vestida de hombre al párroco de San Jorge, sreñor Cortiella, para ser bautizada. Le dijo al cura que se llamaba Mario Sánchez Lóriga, que era natural de La Coruña y explicó que no se había bautizado antes debido a las creencias de su padre; añadiendo que pensaba contraer matrimonio en breve.

El cura sospechó. Aun así, se instruyó el expediente en el provisorato de la diócesis de Santiago para el bautizo solicitado. También se impartieron las correspondientes lecciones de doctrina cristiana.

Cumplidos estos preliminares, el cardenal-arzobispo de la diócesis concedió la autorización para el bautismo. Comprobando los libros bautismales apareció inscrito en 1862 el nombre de Elisa Carmen Sánchez Lóriga, a la que Mario aludió como su hermana, ya fallecida. El bautizo tuvo lugar el 26 de mayo de 1901, día de Pentecostés. Fue madrina doña Jacoba Lóriga y padrino un muchacho empleado en la sacristía de San Jorge, de nombre Manuel Prado.

Mario vestía un traje oscuro, casi negro, llevaba un sombrero blanco flexible con cinta negra, y calzado de lona amarilla. Llevaba también una leontina dorada unida al reloj de bolsillo con la que jugaba constantemente, y tres anillos en la mano derecha.

Su andar firme y resuelto, sus ademanes varoniles y su pelo corto, peinado a raya, con algo de tupé, no hicieron sospechar su verdadero sexo. En el libro parroquial quedó inscrito como Mario José Sánchez.

Respecto a la boda, Mario obtuvo del cura párroco de Dumbría la certificación de haber sido leidas las amonestaciones para su matrimonio con la señorita Marcela Gracia Ibeas con urgencia por embarazo, sin que nadie hubiese manifestado reparos a la celebración de la misma. El cura de Dumbría delegaba en el señor Cortiella para efectuarla y el matrimonio se llevó a cabo el día 8 de junio de 1901 por el cura de San Jorge, después de cumplir con los obligatorios requisitos municipales.

La novia Marcela Gracia vestía un traje color castaña, llevaba mantilla y, prendido en el pecho un ramo de azahar. Fueron padrinos el tenedor de libros de Crédito Gallego, d. Manuel Hervida C., y doña Ricarda Sánchez, viuda de un comandante, y levantó acta del matrimonio un oficial del juzgado.

Se celebró la misa de velaciones, y los novios con toda la comitiva se fueron a tomar chocolate a casa de la madrina, y como no tenían domicilio en La Coruña, salieron a la calle cogidos del brazo y fueron a hospedarse a una fonda de la calle de San Andrés.

Pocos días después el cura párroco señor Cortiella recibía la denuncia del párroco de Dumbría que sospechaba del engaño. Inmediatamente intervino la justicia. Lo cierto es que el juzgado de Corcubión ha comenzado a instruir la correspondiente sumaria, y que este suceso tan singular, tan disparatado y tan inverosímil, es la comidilla de todo el mundo de aquí, como lo será en todas partes.

Referencias.-

Marcela y Elisa, casadas en 1901 (Cristóbal Ramírez, El País, 14 de marzo de 2010)

Son dos mujeres y se casaron en 1901 (Manuel García Solano, El Mundo, 30 de junio de 2002)

Marcela y Elisa, las únicas lesbianas que se casaron por la Iglesia (Henrique Mariño, Público, 22 de octubre de 2016)

Narciso de Gabriel: «La historia de Elisa y Marcela es más de género que de sexo» (Isabel Bugallal, La Opinión, 8 de abril de 2010)

Um amor de contrabando (Jorge Marmelo, Público, 10 de diciembre de 2011) En portugués.

de Gabriel, Narciso

Elisa y Marcela. Amigas y amantes

Ediciones Morata

2019, Madrid