La finca «Hortalaya», situada en el paseo de la Habana nº 147 de Madrid, con una superficie de cerca de 3 ha, proyectada en 1930 en un entorno semirrural, se mantuvo íntegra a lo largo de 90 años. Hasta 2020 la arquitectura del proyecto se conservó con leves reformas. El jardín sobrevivió el paso del tiempo mientras los árboles seguían creciendo en silencio en un entorno cada vez más poblado. Un nuevo complejo de viviendas cierra el último capítulo de la historia de este singular espacio, ahora integrado en el área central de la ciudad.
Finca La Hortalaya (Foto: Google Maps, 2008)
Finca «Hortalaya»
Ya en el siglo XXI quisieron los dueños de la vieja finca «Hortalaya», situada en el paseo de la Habana nº 147 de Madrid, vender y su deseo fraguó en una promoción que ha eliminado casi cualquier referencia de la antigua Hortalaya, en favor de un atractivo señuelo para nuevos capitales. En una zona que ya nació el pasado siglo XX con ínfulas elitistas y que en este cuarto de siglo XXI sigue viviendo en ellas, el nuevo grupo de viviendas solamente ha mantenido algunos añosos árboles, que han quedado integrados en el complejo residencial, último rastro de la primitiva propiedad.
Planta la finca La Hortalaya, según el proyecto de 1930. Se describen la casa principal, casa del guarda, huerto, estanque y áreas recreativas.
Arquitecto: Casto Fernández-Shaw
La finca «Hortalaya», de cerca de 3 ha de superficie, encargada por los Sres. de Oñate al arquitecto Casto Fernández-Shaw en 1930, se proyectó como un jardín con huerto: «Con acceso desde todas las calles que lo permitiesen». Con una casa principal que estaba en el centro de la calle de la parcela y en el mismo eje que la puerta de acceso de la carretera del Hipódromo a Chamartín de la Rosa, que era la vía principal, el actual paseo de la Habana.
Cercado de la finca Hortalaya, (1930).Planta de la casa principal de la finca La Hortalaya, según el proyecto de 1930.
La casa principal
El hotel o casa principal se proyectó en dos plantas y sótano. Atravesando un pórtico, orientado al este (sitio el más protegido de los vientos en Chamartín), se accedía a la planta baja desde un hall, de donde arrancaba la escalera que conducía a la primera planta. A la izquierda, y orientados al mediodía, estaban las piezas de estar, despacho y cuarto de jugar; al norte estaban situados el comedor, cocina y servicios anejos. Un lavadero, un cuarto de plancha y cuartos de aseo completaban esta planta.
La planta primera estaba destinada al dormitorio de los señores, con capacidad suficiente para la estancia de quince personas con todas las comodidades imaginables o inimaginables en la época, según quien fuera.
El estilo adoptado en todas las construcciones de la finca, fue el de los «cottages» ingleses, y los materiales fueron el ladrillo cerámico al descubierto en las fachadas, cubierta de pizarra, estructura de hierro, carpintería de pino melis, e instalaciones completas de saneamiento, luz eléctrica, calefacción por agua caliente, etc. El presupuesto de esta casa se calculó en 130.000 pesetas.
La Hortalaya, antigua casa principal u hotelito.(Foto: Google maps, 2019)
La casa del guarda
La casa del guarda estaba instalada en una esquina de la finca, como punto estratégico para la vigilancia. El palomar, el gallinero, el lavadero, la pérgola, la fuente, etc., así como la cerca, estaban hechas con materiales de primera calidad: piedra, ladrillo y cemento.
Casa del guarda de la Hortalaya. (Foto: Archivo Moreno-1930)
Proyectada en un principio tan sólo para casa del guarda y garage, se dedicó una habitación de la planta baja para servir a los propietarios, mientras se hacía la casa principal. Queriendo estos, no obstante, pasar temporadas en la finca antes de que se finalizase la construcción de la casa principal, se habilitó la casa del guarda para ello, llegando a dormir en ella un matrimonio, siete hijos, un ama y los guardas. Las dimensiones del edificio lo permitían. En el dormitorio de la planta baja había literas. En el comedor se instaló una cama turca para el hijo mayor. En la planta primera estaban las camas restantes. En el «hall» había una chimenea de leña. El garage tenía un pozo para lavar el coche.
La casa del guarda fue al principio un chalet de fin de semana para los amos.
Proyecto casa principal de la casa del guarda en «La Hortalaya». Planta baja, 1930.Proyecto casa principal de la casa del guarda en «La Hortalaya». Planta primera, 1930.
El jardín y el huerto
Dos paseos de cinco metros de ancho hacían de camino a los vehículos y a las personas en el interior de la finca. En ese orden, para el concepto de modernidad de la época. Había también una pista de «lawn-tennis», es decir, de tenis en hierba, de dimensiones reglamentarias, situado al mediodía de la casa, asegurando así el sol para la finca, que no tendría la sombra de árbol alguno. Próximo estaba el estanque-piscina, pues sirvía del mismo modo para el riego del huerto y para tomar un baño en verano.
Fuente ornamental en el centro del jardín de la Hortalaya. (1930)
El agua para abastecer la finca estaba asegurado por una toma o «traida» del canal de Santillana y por la que producía un pozo de gran profundidad excavado en la propiedad. De este modo, los árboles frutales y otros ornamentales prometían llegar pronto a plena madurez sin tener que padecer por las sequías del estío .
La nueva Hortalaya
Se trata de un conjunto de edificios de nueva construcción, proyectados por el arquitecto Alberto Martín de Lucio, para el grupo Ibosa , en el solar más codiciado de Chamartín, en pleno barrio de Nueva España, con viviendas exclusivas de 3 y 4 dormitorios, plantas bajas con jardín y áticos, aparcamiento privado y trasteros. La promoción de viviendas, al estilo de las viviendas «playeras» de lujo, se define por sus promotores como un oasis dentro de Madrid. Según muestra la página de la promoción, los cuartos principales cuentan con grandes ventanales, balcones amplios y vistas a las zonas comunes , al jardín privado y a la piscina y sin medianeras con otros edificios, gran defecto de las propiedades comunes eliminado en esta construcción . Por lo demás, las zonas comunes interiores de la comunidad cuentan con más de 4.500 m2, con piscina, gimnasio y zonas ajardinadas que incluyen algunos de los árboles originarios de la finca que se ha intentado conservar, la mayoría coníferas .
Labores de explanación de la antigua finca Hortalaya.(Foto: Enrique F. Rojo,2020)Promoción paseo de la Habana 147. (Foto: Enrique F. Rojo,2022)
Edificio de la calle de Pérez Ayuso número 5, derribado en 2022. (Foto: Enrique F. Rojo)
Como viene siendo habitual en Madrid, cuando la ciudad se vacía, se multiplican los derribos de edificios para dar paso a la renovación de los barrios con la construcción de nuevos proyectos. Normalmente las demoliciones afectan a viejas construcciones sin más interés que el propiamente especulativo de los propietarios que las venden y el de los promotores o constructores que las sustituyen. Otras veces, también se abaten, tristemente, importantes edificaciones, igualmente bajo el mismo interés especulativo , que son notables símbolos de la historia del municipio y que, no teniendo protección alguna, desaparecen sin que apenas nos demos cuenta. Un día, ese edificio que siempre nos impresionó por su singular arquitectura deja de estar y, cuando reparamos en ello, es porque otra construcción ocupa su lugar. Por eso el verano es siempre un fiel aliado para cualquier tipo de tropelía, especialmente si es urbanística.
Barrio de la Prosperidad
En el barrio de la Prosperidad, viejo suburbio de Madrid del siglo XIX, se edificaron viviendas que atendían a tipologías rurales que reproducían el estilo y hábitos de vida de sus moradores. En aquel periodo la arquitectura popular copiaba la corriente neomudéjar, que se aplicaba en edificios escolares, religiosos y de carácter festivo. En la Prosperidad, arrabal que aspiraba a formar parte de la capital, el estilo arquitectónico popular de moda cuajó y las posibilidades de expresión que permitía el uso del ladrillo en la realización de originales aparejos y su relativa economía, permitieron la ejecución de numerosos proyectos. De toda aquella obra -el tiempo y la especulación se encargaron de borrarla- apenas quedan muestras en el barrio.
Talleres Raez, en la calle de García Luna número 20, derribados en 2022. (Foto: Google Maps, 2017)
Talleres Raez
En la calle de García Luna número 20 se establecieron en los años 50 del siglo XX los talleres Raez de carpintería, especializados en tableros de dibujo, y más adelante, en todo tipo de elementos y muebles de madera. El martes, 14 de julio de 2020, aparecía publicado en el número 134 del Boletín Oficial del Registro Mercantil el cese y la disolución de la empresa. En el verano de 2021 se derribaban las instalaciones dejando libre el solar para una nueva construcción. La recalificación de este tipo de antiguos suelos industriales situados en la primitiva periferia de la capital conduce a una cómoda reconversión urbanística que densifica poblacionalmente el barrio y genera importantes beneficios para los propietarios de las parcelas.
Solar tras el derribo de los talleres Raez, en la calle de García Luna número 20. (Foto: E. F. Rojo)Viviendas en la calle de Pérez Ayuso 5 y 7. (Foto: Google Maps, 2008)
Viviendas en la calle de Pérez Ayuso
Un ejemplo muy interesante era la vivienda situada en la calle de Pérez Ayuso número 5. En 2022, en puertas del verano, se derribó esta casa, junto con la aneja, el número 7. Esta última, un conjunto de casas, con patio que ocupaba una parcela de 386 m², funcionó probablemente hasta finales del siglo XX como taller industrial, de forja, mecánica o algo similar. Precisamente en la calle paralela de Benigno Soto número 1, hubo una forja activa más o menos hasta ese mismo periodo. La casa de Pérez Ayuso número 7, repartida en tres edificios con bajo y una planta, de arquitectura sin especial interés, ocupaba una superficie construida de 282 m² y su construcción figura en el catastro fechada en 1940. El taller ocupaba, 209 m², el almacén 50 m². Había dos viviendas de 104 m², que podían ser también oficinas. El cuerpo con fachada a la calle de Pérez Ayuso, bajo y una altura, en lugar de tejado tenía una azotea abalconada.
Solar tras el derribo de las viviendas en la calle de Pérez Ayuso nº 5 y nº 7. (Foto: E. Fidel Rojo)
Sin embargo, la casa con el número 5, de arquitectura neomudéjar, ya sin moradores desde principios del siglo XX, destacaba entre los edificios de los escasos doscientos metros de la calle, no solo por ser la más antigua y por su pintoresca imagen, sino por ser la que mejor evocaba la esencia del primitivo barrio. Es probable que fuera la construcción más antigua de la Prosperidad.
Casa neomudéjar de Pérez Ayuso número 5
En efecto, es probable que la casa neomudejar de Pérez Ayuso 5 fuera la construcción más antigua de las que aún quedaban en la Prosperidad. La casa de Pérez Ayuso 5 debió de construirse a finales del siglo XIX o como muy tarde en la primera década del XX. Ya en los primeros años del nuevo siglo el ladrillo visto del neomudéjar perdía fuelle y se iba abandonando por fachadas enfoscadas con molduras, balaustradas y mucha decoración grandilocuente. El oropel le ganaba terreno a la sencillez elegante del ladrillo recocho. Con una superficie construida de 282 m² en forma de “A” invertida, sobre una superficie de 314 m², el edificio contaba con 4 viviendas en la planta baja de 69 m², 2 viviendas en la primera planta de 69 m², 2 almacenes de 9 m² en la planta baja, dentro del pasillo del portal, y un patio trasero compartido de 20 m². Sobre la cubierta del portal había una terraza balconada.
Residencial Pérez Ayuso5/7
El solar resultante tras el derribo de las dos propiedades, de 700m² de superficie, servirá para la construcción de un reducido complejo de apartamentos al que se ha llamado «Residencial Pérez Ayuso5/7» y que oferta la exclusividad habitual en este tipo de proyectos.
Residencial Pérez Ayuso5/7, infografía de la empresa promotora, 2022.
«Lagasca 99″, una promoción de viviendas exclusivas para multimillonarios, situada entre las calles de Juan Bravo, Maldonado y Lagasca en pleno barrio de Salamanca de Madrid, ofertaba en 2017 al mercado internacional 44 propiedades que comenzaron a entregarse a partir de diciembre de 2018.
Según una información publicada por el diario El País, más de la mitad de los compradores de la promoción «Lagasca 99», procede de América, entre mexicanos, estadounidenses, venezolanos y colombianos. Hay un propietario procedente de Perú y también algunos españoles. Lo sorprendente de esta internacional nómina, es que buena parte de estos supermillonarios están vinculados a capitales opacos o sospechosos de serlo, que por la compra de las propiedades ven favorecidos sus intereses financieros. La otra mitad de las viviendas pertenecen a empresas, la mayor parte empresas pantalla , de cuyos propietarios nada se sabe. (Ver Anatomía de Lagasca 99: ricos latinoamericanos, sociedades opacas y el alquiler más caro de Madrid. El País, 22 de octubre de 2021)
Pero antes de que este edificio albergase el apartamento de alquiler más caro de Madrid, hubo otra construcción que languideció abandonada durante años a la espera de que se produjera el pelotazo.
Antiguo edificio de oficinas
Lagasca con Maldonado. (Foto: Enrique F. Rojo, 2010)
Para quien haya pasado por delante de este edificio alguna vez antes de su demolición es posible que lo recuerde. No por su especial factura o por su destacable belleza, pues más bien, si por algo destacaba era por su aspecto anodino: una típica construcción de oficinas y apartamentos de finales de los años setenta de siglo pasado. Llamaba la atención al viandante precisamente porque el bloque, que ocupaba media manzana, se encontraba cerrado y vacío desde hacía lustros, presagiando un inminente derribo.
En 2011 el edificio comenzó a demolerse por métodos mecánicos y con gran sigilo.
El bloque tenía entrada por las calles Juan Bravo, Lagasca y Maldonado, en el corazón del conocido y cotizado barrio de Salamanca. (Foto: Enrique F. Rojo, 2010)
Lo curioso del caso es que el derribo respondía en su momento a un pomposo proyecto de viviendas exclusivas para millonarios de los que acostumbran a tener propiedades repartidas por las capitales del mundo en las que la inversión inmobiliaria constituye un buen negocio.
Según contaban en 2011 algunos medios especializados en cuestiones inmobiliarias, el edificio que se levantase albergaría los pisos más caros y lujosos de Madrid. Entendiendo por lujo todo aquello que a un millonario se le pueda antojar, por muy extravagante que resulte, sabiendo que, por definición, los millonarios son todos antojadizos y exigentes.
Imagen de la demolición de los edificios Juan Bravo 3B y 3C en noviembre de 2011. (Foto: Enrique F. Rojo, 2011)
Historia del proyecto
La historia de este proyecto de lujo asiático es la que sigue: En 2007 la inmobiliaria Eurosazor compró por 131 millones de euros los dos edificios contiguos y gemelos, conocidos como Juan Bravo 3B y 3C. Primero compró a Repsol en 2007 el número 3B por 65 millones (un total de 8.300 metros cuadrados de superficie y 90 plazas de aparcamiento). Ese mismo año, pero algo después, adquirió a Mutua Madrileña el número 3C, por 66 millones de euros.
El proyecto se encargó al estudio del arquitecto Rafael de La Hoz, autor de la sede de Telefónica en Las Tablas (Madrid), pero la «crisis del ladrillo» hizo que todo quedara suspendido hasta 2010, fecha en la que se retomó y se hicieron efectivas las gestiones de derribo y los permisos correspondientes. Para ello Eurosazor había constituido en diciembre de 2006 la sociedad Inmobiliaria Juan Bravo 3 (con el 50% del capital) para gestionar el proyecto. El inmueble cursó la apertura de expediente para el cambio de uso y demolición en Gerencia de urbanismo de Madrid con fecha de 27 de julio de 2011. En los números 3B y 3C de Juan Bravo, se construirán 60 pisos inspirados, al menos en cuanto a su componente de exclusividad, en el complejo londinense One Hyde Park, y en la torre Chateau Libertador, de Buenos Aires. Para la comercialización de la multimillonaria promoción, que funcionará en régimen de propiedad de condominio, la empresa Gilmar Consulting Inmobiliario también participa en la sociedad. Según el proyecto original, las viviendas, muchas de las cuales ya estaban vendidas en 2011, tendrían de dos a cuatro dormitorios y una superficie mínima de 150 metros cuadrados útiles y zona de servicio, y se venderían a partir de 2,5 millones de euros. Es decir, a más de 16.000 euros el m2. La superficie total del proyecto sería de 19.400 m2. (Ver Expansión, 08/06/2011)
Infografía de las viviendas de la promoción Lagasca 99, según el primer proyecto de Rafael de la Hoz
Paralización de las obras y nuevo proyecto, aún más ambicioso en 2015
Las obras de Juan Bravo Plaza (Juan Bravo 3), aunque arrancaron a finales de 2011, se detuvieron a mediados de 2012. Eurosazor Activos SL (Inmobiliaria Juan Bravo 3) de la familia Ortiz, solicitó el concurso voluntario de acreedores el 6 de mayo de 2013 ante el Juzgado Mercantil número 5 de Madrid. (Ver El Mundo, 27/05/2013) La construcción del proyecto se retomó en 2015 por Lar España y Pimco, aunque con numerosas variaciones. El nuevo edificio, con una superficie de 26.203 metros cuadrados construidos y rediseñado por Rafael de la Hoz, ahora albergaría 44 viviendas, 16 menos que las planeadas por Eurosazor. Distribuidas en ocho plantas y cinco diferentes tipologías y con una superficie que oscilaba entre los 330 y los 700 metros cuadrados, el precio medio de estas viviendas ascendería a 4,8 millones de euros. (Ver Expansión, 06/04/2017)
Según Colliers International Spain, la empresa que llevaba a cabo la comercialización del proyecto, «la promoción ha suscitado un amplio interés tanto a nivel nacional como internacional debido a sus especiales características». Hasta la fecha, más de la mitad de los propietarios de las viviendas son clientes internacionales, fundamentalmente estadounidenses, venezolanos, mexicanos y colombianos.
En 2017, esta promoción de lujo ya se había convertido en el proyecto más caro de Madrid tras vender un piso de 700 metros cuadrados por la friolera de 14 millones de euros. (Ver Libre Mercado, 15/04/2017)
Promoción Lagasca 99. Infografía del segundo proyecto con vista de la fachada de la calle Lagasca(Imagen: Lagasca 99)
Estado de construcción del complejo de viviendas «Lagasca 99». desde Juan Bravo con Claudio Coello, en septiembre de 2017. (Foto: Enrique F. Rojo, 2017).
El «Ateneo Politécnico» era un colegio de barrio. Estaba en el barrio madrileño de la Prosperidad. Se fundó en 1927 y su responsable fue Juan Marciano Barbero Matos, profesor de Geografía e Historia de Enseñanza Media de Instituto Nacional. El Ateneo ocupaba la manzana de las calles Suero de Quiñones, Luis Vives, Vinaroz y Pechuán.
Pasado medio siglo el proyecto de su escuela se convirtió en quimera y la ilusión quedó enterrada. En 1977, su desalojo y derribo supuso el final de un símbolo para la Prosperidad. Su nombre todavía resuena en el barrio.
El colegio, que abrió en 1927 en un bajo de la actual plaza del Sagrado Corazón (entonces Plaza Moret), se instaló en 1931 en una antigua finca de finales del siglo XIX«Villa Elena», que perteneció a los Duques de Sevilla, con amplio terreno y un hotelito de ladrillo y estilo neomudéjar situado en un extremo, de dos alturas, semisótano, mirador, numerosos balcones y una buhardilla en el remate de las cubiertas. También había añadidas algunas construcciones auxiliares y posteriormente, en la década de los sesenta, se construyó un módulo nuevo en forma de ele y tres alturas cuyo diseño era estrictamente escolar con entrada por la calle de Vinaroz 11.
Fachada posterior de «Villa Elena» , hotel en que se estableció el Colegio Ateneo Politécnico en 1931. Había Sección masculina, con entrada por Suero de Quiñones, 14 ; y Sección femenina, con entrada por Suero de Quiñones, 8. A la derecha, la «casa grande» de la plaza Moret, actual plaza del Sagrado Corazón de Jesús. (Foto cedida por J.M. Beneyto, c. 1976)
Juan Marciano Barbero Matos, el fundador
Juan Marciano Barbero Matos nacido en Medina del Campo en el año 1897 era licenciado en Filosofía y Letras y fue profesor de Geografía e Historia de instituto, puesto del que solicitó excedencia. Fue excedente voluntario desde 1946 hasta, al menos, 1956.
Hasta 1927 trabajó de Oficial de Correos en Valladolid, fecha en la que abrió el colegio del barrio de la Prosperidad. Con el tiempo también fue profesor del Colegio de Huérfanos de Correos y catedrático de Geografía e Historia del Instituto Lope de Vega de Madrid. En ese mismo 1927 ingresó en la Sociedad Geográfica Nacional.
Situación del Colegio Ateneo Politécnico montado sobre una imagen aérea actual.(Mapa, Google Maps, 2020)
Su caracter aperturista, favorable a la innovación o a la transigencia ideológica, política, religiosa, tal como define el diccionario de la RAE al aperturismo, motivó que después de la sublevación militar de 1936 fuera sancionado por el nuevo gobierno, impidiéndole impartir su magisterio en ningún centro público. Tal separación se hacía cuando las autoridades recelaban de la posible influencia ideológica que el maestro pudiera ejercer sobre los alumnos o bien a causa de su metodología educativa. La inhabilitación podia ser parcial, temporal o total. Para el profesor Juan Marciano Barbero Matos la sanción, según se desprende de su trayectoria, parece que fue temporal, a pesar de haberse significado a favor de las clases populares. Es probable que por causa de esta separación obligada J. Marciano Barbero se dedicara con especial empeño a su escuela.
Ateneo Politécnico, en 1976. (Foto cedida por J.M. Beneyto)
En una nota publicada en agosto de 1936, ya iniciada la guerra civil, J. Marciano Barbero Matos dirigía una carta al director general de Primera Enseñanza, en la que le decía que tras la sorpresa de la sedición militar ofrecía el colegio para instalar en él una guardería infantil para hijos de milicianos, de la que él se haría cargo para que pudieran desde ese momento inscribirse los niños hijos de milicianos de uno y otro sexo. ( Ver El Liberal, 6 de agosto de 1936. Pág. 14)
Cancha del Estudiantes
El Colegio «Ateneo Politécnico» contaba a finales de los años 40 con dos canchas de baloncesto con dimensiones profesionales reglamentarias. En el periodo de 1948-49 el colegio prestó sus instalaciones a un equipo de Segunda Regional de Madrid de la Federación Castellana para que entrenase y jugara sus partidos locales. El equipo, procedente del Instituto «Ramiro de Maeztu«, a falta de un campo reglamentario para jugar la liga se inscribió con el nombre de «Estudiantes» y allí jugó su primera temporada con ese nombre. (VER Segunda Regional de Madrid. 4º.)
Alumnos en el patio del Ateneo Politécnico en 1967.(Foto cedida por Francisco Montesinos)
«Ateneo Politécnico», centro cultural
A partir de 1970 el colegio ya no tenía una actividad regular y cerró en septiembre de 1974, reconvirtiéndose en un centro cultural, dirigido por uno de los hijos de Marciano, Alejandro Barbero, de 54 años, que acogía las actividades programadas por la Asociación cultural «Centro Cultural Nuevo Ateneo» creada exprofeso ante la ausencia de oferta cultural en la Prosperidad.
En el local había una guardería a cargo de tres psicólogas y una puericultora. Además de la biblioteca y de la hemeroteca, también se crearon la galería de arte «El Saco», dos laboratorios de fotografía y un estudio de pintura, así como la adaptación de las canchas de baloncesto existentes para el desarrollo de otras actividades deportivas. En el colegio también ensayaban grupos de teatro y bandas de música. Además, se crearon un centro de minusválidos y otro de ancianos, inexistentes hasta el momento en el barrio.
Acta Fundacional del «Centro Cultural Nuevo Ateneo», cuyas actividades se realizaron en el colegio Ateneo Politécnico hasta su desalojo en 1977.(Documento cedido por J.M. Beneyto)«4º Encuentro Internacional de Teatro de Grupos», organizado por los grupos que ensayaban en el Ateneo, en la plaza de la Prosperidad (Foto cedida por J.M. Beneyto, c. 1976)
En 1976 moría Marciano Barbero a los 79 años de edad. En ese momento, el centro ya pertenecía a los herederos, a los hijos del matrimonio fundador Marciano y su mujer Laura Rodríguez, también maestra, profesora del Ateneo e impulsora del proyecto.
A pesar de que el colegio había sido declarado de interés social en 1957, lo que obligaba a seguir impartiendo enseñanza durante treinta años, al menos hasta 1988, en 1975 los hijos de los dueños acordaron su venta y posterior derribo. Todos menos uno: Alejandro Barbero.
Plaza de la Prosperidad. Entrevista a los vecinos con motivo de las manifestaciones contra el derribo del Ateneo.(Foto cedida por J.M. Beneyto, c. 1976)
Venta del «Ateneo Politécnico»
Alejandro Barbero, había emprendido acciones legales ante los tribunales contra la postura de sus hermanos de vender y demoler el colegio sin su consentimiento y falsificando su firma. En un intento de acercar posturas, planteó en última instancia retirar las denuncias, a cambio de que la inmobiliaria Fedeloz que se hizo con la propiedad se comprometiera a construir sobre el solar raso un complejo cultural para el barrio de la Prosperidad y, a su vez, que el Ayuntamiento se ofreciera a comprar el complejo nuevo que pedía.
Sin embargo el proceso de derribo del Ateneo Politécnico fue avalado por los tribunales que decidieron la procedencia de la demolición. (El País, 4 de marzo de 1977)
Recogida de firmas contra el derribo del Ateneo Politécnico en la plaza de la Prosperidad.(Foto cedida por J.M. Beneyto, c. 1976)
Protestas populares
A lo largo de 1976 la Asociación de Vecinos de Chamartín se manifestó en la plaza de la Prosperidad (plaza del mercado) reclamando la continuidad del Ateneo Politécnico. Consideraban que era la única oferta cultural del barrio y que ante la falta de alternativas no era légitimo privar a los vecinos del único espacio que cumplía esas funciones. Las protestas fueron continuas y se completaron con la recogida de firmas y un encierro en el colegio, al que siguió una huelga de hambre contra la especulacón y el derribo del Ateneo. La prensa se hizo eco del problema y tituló :»VECINOS DE CHAMARTIN, CONTRA LA DEMOLICIÓN DEL POLITÉCNICO» (ABC. Viernes 18 DE Noviembre de 1976. Pag. 29.)
Pintada en una tapia de la Prosperidad contra el derribo del Ateneo. «El Ateneo nunca morirá. ¡Jamás! Viva el Ateneo».(Foto cedida por J.M. Beneyto, c. 1976)
Desalojo y derribo
El 13 de noviembre de 1976 Alejandro Barbero se enfrentó a las las excavadoras para evitar que destruyeran una parte de los archivos, ficheros y material docente acumulados en el centro desde 1927. Operarios de la empresa encargada de la demolción, derribos Aurelio Prudencio, ayudaron a Barbero a rescatar la cuarta parte de los 20.000 kilos de material didáctico que permanecía en el sótano del Ateneo Politécnico. Láminas, mapas, cuadros sinópticos y genealógicos, fueron recogidos y depositados en el jardín del colegio mientras las obras de demolición quedaban interrumpidas.
El desalojo fue violento. A las 4.30 del 15 de enero de 1977, trece coches de la Policía Armada y algunos más de la Policía Municipal desplegaron a sus números que actuaron contundentemente contra los más de quinientos vecinos que se manifestaban para impedir el desalojo del colegio.
Mientras tanto, otros efectivos accedieron al local y desalojaron a las 150 personas que permanecian en el interior en huelga de hambre. El director Alejandro Barbero fue detenido y acusado de insultar a la autoridad y de incitar a la violencia. (Diario 16, 17 de enero de 1977)
Plaza del Colegio Ateneo politécnico, situada en la confluencia de las calles García Luna con Vinaroz, a escasos metros de donde estuvo el colegio.(Foto: Enrique F. Rojo, 2019 )Plaza del Ateneo Politécnico. Monolito en recuerdo del fundador del colegio, J. Marciano Barbero Matos. La plaza se encuentra en una manzana próxima al emplazamiento original del colegio.(Foto: Enrique F. Rojo, 2010)
Referencias.-
J. Marciano Barbero Matos Análisis Gramatical. Biblioteca del Ateneo Politécnico. Madrid, 1931.
J. Marciano Barbero Matos Gramatica española Síntesis. Madrid, 1939
La primera actuación de La Constructora Benéfica en 1883. Barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad. Se construyeron 38 casas para 58 familias. En la calle de Granada se edificaron 4, y en la del Pacífico 6. En total 68 viviendas dadas en amortización para que los inquilinos pudieran ser propietarios. (GRABADO: Comba, La Ilustración Española y Americana, 1883)
El llamado «problema social», que pensadores y políticos de finales del siglo XIX, en el periodo de la Restauración, intentaron atajar por medio de la beneficencia y de la caridad cristiana, tuvo una de sus expresiones más llamativas en la construcción de casas para pobres, una de las necesidades más acuciantes en el Madrid paupérrimo de la época.
La Constructora Benéfica, primeros pasos
La idea de crear la sociedad benéfica orientada a proporcionar a los trabajadores con escasos medios económicos viviendas higiénicas, cómodas y económicas, y además con la idea de inculcar en estas clases hábitos de orden y aseo, virtudes que, por su comportamiento y costumbres, no se les reconocían, partió deConcepción Arenal y de la Condesa de Espoz y Mina, y el motivo fue el de hacer efectivos dos importantes legados. Uno de 30.000 pts. que la Condesa de Krasinscky, de nacionalidad austriaca, entregó en 1874 al embajador de España en Paris Salustiano Olózaga para que se destinasen a beneficio de los trabajadores españoles. El otro de 7.425 pts. donados por Gertrudis Gómez de Avellaneda. A estas dos cantidades se sumaban 13.478,30 pts. importe de una suscripción hecha en París por iniciativa de Salustiano Olózaga. Encargado de su ejecución José Olózaga, hermano del embajador, y con la cooperación de su inspiradora Concepción Arenal se fundó esta asociación en Madrid el 28 de abril de 1875 en una reunión celebrada en el Ayuntamiento bajo la presidencia del Conde de Toreno, alcalde por aquel entonces de la capital.
La primera actuación de La Constructora Benéfica en 1883. Barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad se construyeron 38 casas para 58 familias compuestas por viviendas colectivas de tres plantas, dos a cada lado de la calle, con cuatro viviendas por planta. Las viviendas unifamiliares, un total de 22, constaban de entrada, cocina, dos habitaciones y retrete en el exterior junto al patio. En la foto se ven dos viviendas unifamiliares proyectadas por Ricardo Marcos Bauzá en 1875. Se derribaron en los inicios el siglo XXI. (FOTO: Paloma Barreiro Pereira, «Casas Baratas», 1991)
«La primera actuación de La Constructora Benéfica fue en 1883, en el barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad»
Socios fundadores y socios numerarios
La Constructora Benefica fue el primer ensayo serio que existió en España para resolver la cuestión de las viviendas baratas con el fin de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores manuales, la mayoría empobrecidos a pesar de tener trabajo.
Además de Concepción Arenal, hubo otros muchos defensores de la filosofía de la beneficencia como Andrés Borregoy Francisco Méndez Álvaro, artífices de sociedades benefactoras que el propio Estado se encargó de canalizar a través de la Ley de Beneficencia de 1849, que encargaba su organización a las Juntas Municipales.
La sociedad caritativa La Constructora Benéfica había sido creada principalmente gracias al impulso de Concepción Arenal, pero en su sesión fundacional participaron un total de 32 personas, entre otras, el citado alcalde de Madrid conde de Toreno, el marqués de Santa Cruz, los marqueses de Urquijo, el marqués de Retortillo, el duque de Fernán Núñez y el conde de Guaquí. Igualmente, participaron con donativos la condesa de Krasinski, la condesa de Espoz y Mina, la marquesa de la Coquilla y Gertrudis Gómez de Avellaneda; políticos como Moyano, Castelar y Sagasta; la Casa Real y numerosos profesionales liberales; así como el Ayuntamiento de Madrid, la Diputación Provincial y la Compañía de Ferrocarril del Mediodía, además de los anteriormente citados el entonces embajador en la capital francesa Salustiano de Olózaga y José de Olózaga.
Los socios se dividían en fundadores y numerarios. Los estatutos establecían los modelos de vivienda y el tipo de financiación, alternándose la construcción unifamiliar con la colectiva. Los estatutos de La Constructora fijaban entre sus objetivos el de construir viviendas unifamiliares para su venta o alquiler, viviendas colectivas solo en alquiler y adquirir casas “dedicadas al alojamiento de la clase pobre, a fin de transformarlas en habitaciones cómodas, higiénicas y económicas para su simple arriendo”. También se establecían las condiciones de alquiler y los plazos para conseguir la propiedad de la vivienda: ocho, doce, dieciséis o veinte años.
«La sociedad caritativa La Constructora Benéfica había sido creada principalmente gracias al impulso de Concepción Arenal»
La Constructora Benéfica, sus obras
La primera promoción de La Constructora Benéfica se realizó en el barrio de Pacífico, en la calle de la Caridad, muy cerca de la estación ferroviaria del Mediodía, para aproximar la vivienda al lugar de trabajo de los destinatarios de las casas, que se empleaban en los talleres de la Compañía del Ferrocarril del Mediodía.
La primera actuación de La Constructora Benéfica en 1883. Barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad se construyeron 38 casas para 58 familias compuestas por viviendas colectivas de tres plantas, dos a cada lado de la calle, con cuatro viviendas por planta. Las viviendas unifamiliares, un total de 22, constaban de entrada, cocina, dos habitaciones y retrete en el exterior junto al patio. En la foto se ven una vivienda unifamiliar proyectada por Ricardo Marcos Bauzá en 1875. Todas las casas a excepción de ésta y una contigua se derribaron entre mediados del siglo XX y los inicios del XXI.(FOTO: Enrique F. Rojo, 2019)
La primera promoción: las casas de Pacífico
En las casas del barrio de Pacífico se contemplaron dos modelos constructivos, uno de viviendas unifamiliares y otro de pisos colectivos. En una primera fase se edificaron cuatro casas de vivienda colectiva de tres plantas, dos a cada lado de la calle, con cuatro viviendas por planta, lo que hacía un total de 48 viviendas. La estructura era idéntica en todas y constaban de entrada, cocina, dos habitaciones y retrete de uso común en el exterior junto al patio. En las fases posteriores se construyeron 22 viviendas unifamiliares a doble altura, haciendo un total de 26 las edificaciones y de 70 las viviendas.
La primera actuación de La Constructora Benéfica en 1883. Barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad se construyeron 38 casas para 58 familias compuestas por viviendas colectivas de tres plantas, dos a cada lado de la calle, con cuatro viviendas por planta. Las viviendas unifamiliares, un total de 22, constaban de entrada, cocina, dos habitaciones y retrete en el exterior junto al patio. En la foto se ven dos viviendas unifamiliares proyectadas por Ricardo Marcos Bauzá en 1875. La mayor parte de las casas se derribaron entre mediados del siglo XX y los inicios del XXI. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2019)
«La segunda actuación de La Constructora Benéfica se realizó en 1883 en el barrio de Bellas Vistas, en Cuatro Caminos»
La primera actuación de La Constructora Benéfica en 1883. Barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad.( Foto, circa 1900)
Plano general de las viviendas para trabajadores edificadas por la Asociación de Caridad La Constructora Benéfica en las calles de la Caridad, Pacífico y Granada en 1883. En la calle particular de la Caridad se construyeron 38 casas para 58 familias compuestas por viviendas colectivas de tres plantas, dos a cada lado de la calle, con cuatro viviendas por planta. Las viviendas unifamiliares, un total de 22, constaban de entrada, cocina, dos habitaciones y retrete en el exterior junto al patio. La mayor parte de las casas se derribaron entre mediados del siglo XX y los inicios del XIX.
Cuatro Caminos, Bellas Vistas y Puerta de Toledo
La segunda actuación de La Constructora Benéfica se realizó en 1883 en el barrio de Bellas Vistas, en Cuatro Caminos, en la manzana formada por las calles de Pedro Barreda, Carlos Rubio, Tenerife y Almansa, en la que se abrió una calle que se llamó de la Constructora Benéfica (hoy Garellano) y que se juntaba con el camino de Leñeros que avanzaba hacia el oeste. En este entorno, en la actual calle de Avelino Montero Ríos, continuación de Alvarado y parte del antiguo camino de Leñeros, se construyeron 18 viviendas unifamiliares a doble altura y patio trasero, amortizables a veinte años para posibilitar que los inquilinos pudieran adquirirlas.
Planta del grupo de viviendas unifamiliares adosadas en Cuatro Caminos, en la calle de La Costructora Benéfica, actual calle de Avelino Montero Ríos. La promoción constaba de18 viviendas unifamiliares a doble altura y patio trasero.
En la actual calle de Avelino Montero Ríos, continuación de Alvarado y parte del antiguo camino de Leñeros, se construyeron 18 viviendas unifamiliares a doble altura y patio trasero. La calle se llamó inicialmente de la Constructora Benéfica. Aspecto de las casas en 1925.
En estos terrenos, que aún estaban desocupados, se empezaron a construir en 1918 a cargo del arquitecto Ignacio Aldama, un total de 34 casas con entrada por la calle de La Constructora Benéfica de tipología unifamiliar y de dos plantas, con su jardincillo en el interior. Estas casas se dieron unicamente en alquiler entre 25 y 30 ptas. mensuales, con la condición de que, cuando fuera necesario pudieran concederse en amortización por el número de años que se estimara conveniente. Pero como estas casas acabaron siendo demasiado caras para las clases más modestas, se probó también con la edificación en el número 33 de la mencionada calle (hoy Garellano) de una casa de vecindad con 8 viviendas.
Planta, alzado y sección de vivienda de dos plantas con cuatro dormitorios, saón comedor, cocina, ropero, retrete y patio, firmado por Ignacio Aldama en 1917 para La Constructora Benéfica.
Es importante destacar el hecho de que mientras que las casas del barrio de Pacifico fueron muy solicitadas y estuvieron ocupadas constantemente, en el de Bellas Vistas (Cuatro Caminos) hubo dificultades de alquiler y muchos inquilinos las abandonaban enseguida, debido al alto precio de las mensualidades, lo que obligó a la Sociedad a publicitarlas en periodicos, carteles y anuncios y también a estudiar un nuevo sistema de alquiler y a ampliar los plazos de amortización a 25, 30 y 35 años para
aquellos inquilinos que prefirieran pagar alquiler y amortización. Durante diez años la Constructora sufrió una paralización en sus edificaciones, centrando sus actividades en la búsqueda de nuevos terrenos, a pesar de contar todavía con suelo para construir en Bellas Vistas .
El 9 de diciembre de 1920 se inauguró en la calle de Tenerife un grupo de 16 casas realizado con fondos de la testamentaría de la marquesa de la Coquilla.
La segunda actuación de La Constructora Benéfica se realizó en 1883 en el barrio de Bellas Vistas, en Cuatro Caminos, en la manzana formada por las calles de Pedro Barreda, Carlos Rubio, Tenerife y Almansa, en la que se abrió una calle que se llamó de la Constructora Benéfica. (Sección del plano de Álvaro González Iribas, 1906)
Viviendas en Bellas Vistas (Cuatro Caminos) construidas por La Constructora Benéfica en el camino de Leñeros en 1898. La mayor parte de estas viviendas han desaparecido.
Vivienda en la calle de Tenerife con Santa Juliana , firmada por A. Calvo en 1886. Pertenece a la segunda actuación de La Constructora Benéfica realizadas a partir de 1883 en el barrio de Bellas Vistas, en Cuatro Caminos, en la manzana formada por las calles de Pedro Barreda, Carlos Rubio, Tenerife y Almansa. (FOTO: Paloma Barreiro Pereira, «Casas Baratas», 1991)
En 1889 La Constructora Benéfica había construido ya 86 viviendas de las que 26 habían pasado a ser propiedad de sus inquilinos. Tras un periodo de inactividad, de 1893 a 1897, se construye una casa colectiva para alquilar con 13 viviendas en la calle de la Solana (hoy desaparecida), esquina a la del Águila, cerca de la Puerta de Toledo.
En la actual calle de Avelino Montero Ríos, continuación de Alvarado y parte del antiguo camino de Leñeros, se construyeron 18 viviendas unifamiliares a doble altura y patio trasero, amortizables a veinte años para posibilitar que los inquilinos pudieran adquirirlas. La promoción se completaría con otras tantas viviendas en la misma calle. Hasta 2010 las aceras de la calle conservaron el losado de granito original de la época de las casas. El Ayuntamiento de Madrid lo eliminó para sustituirlo por los adoquines habituales. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2010)
Calle Tenerife (Cuatro Caminos). Vivienda colectiva de 1919, formada por un bloque de tres alturas, patios interiores, con 50 viviendas en régimen de alquiler y dos escuelas.(FOTO: Enrique F. Rojo, 2010)
Vivienda colectiva en la calle Tenerife (Cuatro Caminos), 1919. Entre las calles de Carlos Rubio y Tenerife se acometió con el legado Coquilla el mayor proyecto de vivienda colectiva formado por un bloque de tres alturas, patios interiores, con 50 viviendas en régimen de alquiler y dos escuelas. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2010)
En sus terrenos de Bellas Vistas, La Constructora Benéfica decidió construir en el año 1918 veintidos viviendas unifamiliares de tipología similar a las actuaciones anteriores, y una casa de vecindad para ocho viviendas. En 1919, en la parte norte de esos terrenos, entre las calles de Carlos Rubio y Tenerife se acometió con el legado de la marquesa de la Coquilla el mayor proyecto de vivienda colectiva formado por un bloque de tres alturas, patios interiores, con 50 viviendas en régimen de alquiler y dos escuelas.(FOTO: Enrique F. Rojo, 2010)
«Entre 1907 y 1925, La Constructora adquirió unos terrenos en La Guindalera, en la esquina formada por la calle de Cartagena y el Camino de Canillas, en la confluencia con la actual Avenida de América«
Colonia de La Guindalera
Entre 1907 y 1925, La Constructora adquirió unos terrenos en La Guindalera, en la esquina formada por la calle de Cartagena y el Camino de Canillas, en la confluencia con la actual Avenida de América. Se construyó una colonia de 26 viviendas unifamiliares en torno a las desaparecidas calles de los Gremios y de la Consolación. De esta promoción no queda ningún vestigio.
La Constructora Benéfica construyó entre 1907 y 1925 una colonia de 26 viviendas unifamiliares en torno a las desaparecidas calles de los Gremios y de la Consolación. De esta promoción no queda ningún vestigio. (PLANO: González Iribas, 1910)
Parcelario de la tercera intervención de La Constructora Benéfica entre los barrios de la Prosperidad y La Guindalera, junto al camino de Canillas. Estas casas se fueron derribando a lo largo del siglo XX.
Grupo de casas adosadas en la calle los Gremios, junto a la calle Cartagena,en el límite de La Guindalera con la Prosperidad (Foto, circa 1925)
Trayectoria de La Constructora Benéfica
La labor de La Constructora Benéfica se mantuvo con éxito hasta el primer cuarto del siglo XX gracias al mecenazgo y a las ayudas del Estado que participó a través de la ley de 9 de enero de 1877, de exención de impuestos y contribuciones para las asociaciones benéficas.
Paradójicamente, La Constructora Benéfica también se aprovecharía en los inicios de las ventajas de las leyes de Casas Baratas a partir de 1911 que aunque llegaron a subvencionar hasta un 25% del presupuesto total de diferentes actuaciones, acabaron por minar el objetivo de la sociedad al verse obligada a competir con promotores que manejaban presupuestos mayores y que orientaban su oferta a las emergentes clases medias con presupuestos superiores. De esta manera, las leyes de Casas Baratas colaboraron para que la compañía con el tiempo perdiera su razón de ser y acabara practicamente por cesar su actividad. Del mismo modo, cuando fue necesario recurrir al crédito, hubo bancos que les ofrecieron préstamos a bajo interés, que a la larga consumieron los fondos, siempre escasos de la sociedad.
Al menos hasta 1990 la Constructora Benéfica seguía dada de alta como sociedad mercantil con sede social en la calle de Trafalgar nº l, I º Izda. de Madrid. Aunque en 1903 se dió por extinguida la Sociedad, en 1904 se retomó la actividad. Hasta 1972 siguieron construyendo viviendas baratas para obreros. Pero a partir de esa fecha no se realizó ninguna construcción, ni se adquirieron nuevos terrenos por falta de recursos economicos, limitándose tan solo a vender los pisos levantados en periodos anteriores.
Referencias.-
de San Antonio Gómez, Carlos La Constructora Benéfica Un siglo de vivienda social 1903-2003. Tomo I (págs. 58-61).
VV. AA.
Carlos Sambricio (ED.)
Valenzuela Rubio, Manuel Las sociedades constructoras benéficas, una respuesta paternalista al problema de la vivienda obrera. Su incidencia en la configuración de la periferia madrileña (1875-1921)
Anales del Instituto de Estudios Madrileños. Tomo XX
C.S.I.C Madrid ,1983
Barreiro pereira, Paloma Casas Baratas. La vivienda social en Madrid 1900-1939
COAM, Madrid, 1991
Cabeza Sánchez-Albornos, Sonsoles
La Constructora Benéfica 1875-1904
Madrid en la sociedad del siglo XIX Vol. I
Consejería de Cultura. CAM
Madrid, 1986