El origen del nombre del pueblo de Chamartín no está claro, si bien ya aparecía en el siglo XIII. Estaba situado en el norte de la Villa de Madrid, en un vértice del triángulo formado con los pueblos de Hortaleza y Fuencarral, en el camino de Alcobendas. De carácter eminentemente rural, compuesto por propietarios, vasallos y arrendatarios, estaba rodeado por fincas de recreo de la aristocracia palaciega.
Napoleón Bonaparte
Para recordar la presencia de Napoleón Bonaparte en Chamartín , el Ayuntamiento de Madrid colocó en su momento una placa en el muro que rodeaba el Colegio del Recuerdo. La placa hace referencia a la finca del Recuerdo y a su viejo palacio como el lugar donde se alojó el emperador. En realidad ésto no ocurrió así, púes fue en el «palacio nuevo», actual colegio del Sagrado Corazón, reconstruido tras un incendio, donde se dieron los hechos y en cuya propiedad también se hallaba el legendario vetusto pino de Napoleón.
La antigua villa
La casa derribada es un reducto del pasado más reciente de la histórica villa. Obra realizada seguramente a finales del siglo XIX o principios del XX, habitada por gentes que construían de noche y consolidaban al amanecer. Estas casas se sumaron, desde la periferia del barrio que crecía, a las más antiguas de Chamartín, a imagen y semejanza de las que surgían en Tetuán de las Victorias desde que O’Donell en 1860 estableció sus tropas en la Dehesa de Amaniel, en los límites de Chamartín de la Rosa.
Ahí quedaban las casas y sus moradores, que con el tiempo se hicieron barrio dentro del barrio y formaron varios núcleos de entre cincuenta y cien construcciones de alturas diversas y tipología similar, cuyos últimos ejemplos van desapareciendo abatidas sin que nadie se de cuenta.
La casa derribada
Esta casa estaba en una de las esquinas del muro que delimitaba el viejo cementerio de Chamartín de la Rosa. Aguantó, junto con cuatro o cinco más, el desmantelamiento del camposanto, en 1965, la construcción de la nueva estación de Chamartín y el desarrollo de los nuevos viales a su alrededor, abriendose nuevas calles y levantando nuevos edificios de estilo internacional.
La construcción derruida, de las últimas que quedaban del viejo barrio de Chamartín de la Rosa anterior a su incorporación a Madrid como distrito, en 1948, era una casa de trazado elemental, con elementos constructivos básicos: vigas y pilares de madera aguantando la estructura, fachadas de ladrillo recocho, cubierta de madera y teja. La distribución del interior, las ventanas pequeñas y el reboco de las paredes, encaladas en un intenso blanco, muestran su carácter popular adaptado a las condiciones del clima. Las fachadas podían mirar a los cuatro puntos cardinales. En medio de las fachadas traseras de las viviendas quedaban espacios comunes a modo de patio donde podía haber lugar para situar el corral.
Estas construcciones modestas -pobres- y, seguramente, mal hechas, se repartieron por algunas calles actuales como La Malva, Tulipán, Alalerno, Alfambra o Fernández Silvestre, y también ocuparon calles que ya no existen. Todas, muy cerca de la actual calle de Mauricio Legendre, la calle más representativa.
La casa de la foto es una más de las últimas casas del barrio viejo de Chamartín de la Rosa, en la calle Fernández Silvestre, antes de que se convirtiera en 1948 en distrito de Madrid, perdiendo su estatuto de Villa. En 1955, el caserío que se extendía al suroeste de Chamartín, desde el camino de Francia, se convertiría en el nuevo distrito de Tetuán, desligándose de su primitivo municipio.
Las casas tenían patio interior y su factura, como se ve en la foto de esta última casa del barrio viejo de Chamartín de la Rosa, en la calle Fernández Silvestre, era muy elemental, hecha con materiales baratos, suelos de baldosa hidráulica y con las trazas rurales afines a los vecinos que la habitaban.
La renovación del barrio a lo largo del siglo XX supuso la desaparición de casi todas las construcciones que definieron este sector nororiental más deprimido. Después del avance demoledor de las máquinas que fueron arrasando las viejas casas expropiadas, casi todas abandonadas, algunas reocupadas, durante la última década del siglo XX, el barrio quedó congelado. Durante la segunda década del siglo XXI todavía quedaban algunas propiedades sin derribar. Poco a poco se van abatiendo y la fisonomía del barrio se va modificando hasta hacer desaparecer su aspecto primitivo, olvidándose por completo aquel barrio que ya pocos recuerdan .
Las actuales reformas del entorno de la estación de Chamartín y los grandes proyectos del ensanche norte son el motor que ha movido la demolición de estás últimas casas de Chamartín.
Sirvan estas imágenes como testimonio del pasado del viejo barrio y también del presente del nuevo Madrid y del de sus nuevos habitantes.
Bibliografía.-
Quintas de Recreo (Libro I)
Lasso de la Vega Zamora, Miguel
Ayuntamiento de Madrid
Madrid, 2006
Historia de Chamartín de la Rosa
de Baldeón García, Alicia
López Marsa, Flora
Ayuntamiento de Madrid
Madrid, 1985
Chamartín. Album de fotos
Rojo Escobar, Enrique F.
Rodríguez Zapata, Carlos
Temporae Ediciones
Madrid, 2015
El viernes 14 de agosto de 1987, el diario ABC publicaba en primera página de su diario una fotografía en huecograbado de una persona mojándose en la fuente de los delfines de la plaza de la República de Argentina de Madrid. «Madrid, un horno», era el título de la primera plana. El calor exagerado era la noticia.
Madrid, un horno
Ese año, decía el ABC, se ceñía sobre la península una sofocante ola de calor, cuya máxima temperatura se había dado en la segunda semana de agosto, superándose los 40 grados en Madrid, las Mesetas yAndalucía.
Según el pronóstico del Instituto Nacional de Meteorología, que ABC desarrollaba, en la página 26 de aquel ejemplar, la situación meteorológica de ese día se caracterizaba por ser parecida a la del día anterior. A continuación lo explicaba con un peculiar lenguaje periodístico, diciendo: «sin lugar a dudas, el aspecto sobresaliente del entorno correrá un día más a cargo del calor». Es decir, que sería un día muy caluroso. «En numerosas comarcas del interior volverá a merecer el calificativo de sofocante -continúa el texto-. También habrá zonas en las que la visibilidad será mala, y no ya por las nieblas (estas se formarán en Galicia y en la costa del Cantábrico), sino porque es probable que hasta ellas llegue polvo del desierto». La calima ya era habitual en aquel momento. Todavía las máximas traspasaban timidamente los 40 grados y las mínimas eran, en Teruel, por ejemplo de 14 grados. (Ver ABC/ Agenda-Tiempo, 14 de agosto de 1987, pág. 26)
Signos de alarma
Han pasado más de treinta años desde la publicación de esta información de ABC. Ha habido apreciables cambios, ambientales, meteorológicos, científicos, sociales y políticos. Cada vez los desfases térmicos son mayores. Las evidencias científicas aún más evidentes. La ciudadanía, aparentemente, parece entender la situación. Porque la sufre. La política marca sus tiempos interesados y la economía establece las reglas, mucho más interesadas.
Hace más de treinta años los signos de alarma eran tan evidentes como para ocupar la primera página del ABC, un importante y fundamental diario español. Se trata solo de un ejemplo, pero evidente, de que, pasado el tiempo, nos ha importado poco el aviso. En 2022 la historia del desastre continúa, pero con consecuencias cada vez más tenebrosas. La ola de calor ha provocado 360 muertes en España en los primeros seis días durante 2022, con un pico máximo el viernes 15 de julio, con 123 muertes. Al menos 829 personas murieron en junio debido a las altas temperaturas. (Ver RTVE, La ola de calor provoca 360 muertes en España en los primeros seis días 16/07/2022)
La pandemia del nuevo coronavirus, COVID-19, ha implantado en España una fiebre «terracista» a la que nos hemos lanzado con un ansia propia del apocalipsis. Primero fue la ley antitabaco. No era el fin del mundo, pero se apostó por que en los bares se pudiera seguir fumando, montando terrazas y veladores en las aceras. Con el COVID-19, el paso previo se convirtió en obligación y las terrazas medraron hasta el infinito. Frente al derecho al trabajo y al ocio sin trabas apareció el derecho a transitar sin obstáculos y el derecho a descansar sin ruidos. Y surgió la polémica: ¿Es legitima la apropiación administrativa del espacio público para cederlo a usos comerciales privados? ¿»Qui pro quo»? Quién gana y quién pierde y a qué precio. ¿Hay mesura y equilibrio en las políticas administrativas de un solo sentido?
El espacio público
Para empezar es importante saber qué entendemos por espacio público. Sociólogos, urbanistas, filósofos, arquitectos y políticos llevan tiempo enfrentando posturas e ideologías sin llegar a un consenso que unifique los puntos de vista.
Si se asume que el espacio público debe albergar y fomentar el desarrollo de las relaciones sociales, en la medida en que la vida pública cumple funciones diferentes, los espacios públicos deben adaptarse a estas funciones, lo que justifica la intervención y regulación de las instituciones para garantizar el buen funcionamiento de la sociedad. En la actualidad son los espacios privados los que definen la organización de la ciudad. Por eso, el espacio público es lo que queda una vez se han definido los usos del suelo en vivienda, comercio, administración e industria, etc. (Ver: Carrión M., Fernando. El espacio público es una relación, no un espacio. Cidur, 2020.) El espacio público es un elemento fundamental del orden urbano que se relaciona directamente con elespacio privado, ya que define la manera como los habitantes hacen uso de los recursos sociales y cómo se relacionan entre ellos. La tendencia a la subordinación de lo público a lo privado, con el predominio de lo privado como interés general, altera el sentido colectivo de lo público como espacio de todos y genera tensiones. (Ver: Ramírez Kuri, Patricia. Espacio público, ¿espacio de todos? Reflexiones desde la ciudad de México. Revista Mexicana de Sociología 77, núm. 1 -2015)
De forma paralela, el espacio público se puede entender como aquel espacio vacío de circulación o consumo (descampados, espacios sin urbanizar, solares sin construir…), sin identidad y sin referentes culturales, susceptible de transformarse, por ejemplo, imitando modelos tradicionales, siguiendo patrones históricos y organizándolo desde la intervención del poder público con una perspectiva de seguridad y control. Es decir facilitando la intervención de las fuerzas del orden en el caso de que se produzca alguna alteración de las funciones legitimadas desde las instituciones políticas. Las administracionesdefienden este concepto de intervenir con la creación de diseños diáfanos y visibles desde cualquier ángulo ya que se entiende prioritario eliminar laspresencias conflictivasy restaurar el orden y el control social. (Ver: Ardura Urquiaga, Álvaro. Madrid, espacio público confiscado. La privatización y resignificación del espacio público en los procesos de transformación material de las plazas del centro de Madrid. Universidad Politécnica de Madrid UPM.)
A esta visión se puede añadir una tesis de conflicto que sostiene que en el espacio público se generan luchas entre sectores sociales que se enfrentan por la apropiación del espacio. De esta manera unos desplazan a los otros en función de la legitimidad sociopolítica que se atribuya a los sectores en litigio. (Ver: VV.AA. El espacio público en conflicto: coordenadas conceptuales y tensiones ideológicas. Universitat de Barcelona y Universidad de Valparaiso. 2015)
La ocupación del espacio público colectivo para usos privados genera conflictos entre los ciudadanos. Desde hace algo más de dos lustros, la proliferación de las terrazas y veladores instalados en las calles generan un debate y un conflicto de intereses en el que participan agentes públicos políticos, económicos privados y los vecinos, enfrentados por la preservación del espacio común frente a su uso comercial.
Plaza de Santa Ana: un caso paradigmático
Un ejemplo interesante lo podemos ver en la evolución de la plaza de Santa Ana de Madrid en pleno centro del barrio de Huertas, un caso paradigmático de suelo urbano público cedido a la explotación comercial privada. La plaza se diseñó entre 1810 y 1812 durante el reinado de José Bonaparte en el lugar que ocupaba el convento de las Carmelitas Descalzas de Santa Ana. A mediados de los años cuarenta del siglo XX, aunque ya se había perdido vegetación debido a una reforma, la mayor parte de su espacio seguía ajardinado con árboles y arbustos. Es decir, era un pequeño parque con bastante vegetación.
Pero a lo largo de la década de los 60, especialmente debido a la construcción del aparcamiento subterráneo, fue perdiendo todas las plantas del centro y los árboles más vetustos, de manera que se empezó a dibujar una explanada vacía cada vez mayor. Hasta 1989 mantuvo ese aspecto, conservando todavía los bancos típicos de cualquier parque. Precisamente en aquella época era muy popular el mercadillo al aire libre de artesanía que se montaba los fines de semana aprovechando el espacio abierto en el interior de plaza. Ese año, con las calles aledañas propiedad de los coches más que de los peatones, fue el último del mercadillo. El Ayuntamiento tenía planes para Santa Ana. Lo prohibió alegando la falta de autorización municipal. Ese mismo año se iniciaron unas obras en la plaza cuyo objetivo principal consistió en eliminar los bancos para sentarse y en colocar alrededor de los parterres elementos perimetrales con pinchos.
En 2001, finalmente, se amplió el aparcamiento haciendo desaparecer casi por completo la vegetación. Un parque sin apenas plantas y sin bancos, pero ya repleto de terrazas y de turistas. Las terrazas de los bares del entorno de la plaza ocupan un espacio público del que se ha desalojado, fundamentalmente, a los vecinos del barrio que hacían uso de él, y que se ha creado a través de la colaboración entre la intervención urbanística y la intervención política desde el Ayuntamiento. Donde antes cualquiera podía sentarse en un banco bajo un árbol, ahora lo debe hacer en la silla de una terraza bajo una sombrilla, pagando. (Ver: Plaza de Santa Ana. Blog Historias matritenses y blog teosiesta)
Crisis del COVID-19. El ejemplo de Madrid
Con la llegada de la crisis del Covid-19, que mermó la actividad económica y de manera especialmente ostensible la del del sector hostelero, los ayuntamientos atendieron sus demandas permitiendo la colonización de aceras y espacios públicos para la colocación de terrazas. Esta medida provisional, en el caso de Madrid, planteaba en mayo de 2020 que «bares y restaurantes podrían extenderse a lo largo de la fachada del edificio en el que se situasen y de los colindantes», medida ampliable hasta el 31 de diciembre de 2021.
En junio de ese año, el 40% de las terrazas de Madrid inspeccionadas la primera semana tras el confinamiento fueron multadas por ocupar más espacio en las aceras del que tenían autorizado, lo que da una idea del furor con que se asumieron las medidas. A finales de primavera de 2020, el Ayuntamiento autorizó a los locales para que pudieran ampliar las terrazas en aceras (incluyendo «orejas») o instalarlas en las plazas de aparcamiento, sin apenas pagar impuestos por ello, en espacios ya que pagan los vecinos a traves del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) para residentes. El 28 de diciembre de 2021, el Ayuntamiento de Madrid publicaba la resolución de la Comisión de terrazas mediante la cual se prolongaba temporalmente la vigencia de las autorizaciones de terrazas otorgadas en disposiciones precedentes hasta el 31 de enero de 2022.
Informe de la Comunidad de Madrid
Es llamativo el informe Accesibilidad universal en las terrazas de Madrid encargado por CERMI de la Comunidad de Madrid en 2018, antes de las medidas debidas al COVID. El trabajo analiza la disposición de las terrazas y su ocupación de la vía pública de la ciudad de Madrid. Este informe se realiza dada la preocupación generada en torno a la extensa ocupación de la vía pública por parte de terrazas y veladores en creciente aumento, ocupación que -según explicita el informe- se estaba realizando de forma arbitraria y, en muchas ocasiones, sin garantizar la accesibilidad universal para peatones, entendiendo esta como un requisito indispensable garante del uso y disfrute para el peatón que transita por el espacio público, a margen de sus capacidades o de la forma de deambular por la ciudad. En sus conclusiones, el estudio destaca que de las 1.066 terrazas visitadas, el 56% presentaban dificultades de accesibilidad y 22% de las terrazas estaban adosadas a la fachada interrumpiendo el paso de los peatones.
Informe del Ayuntamiento de Madrid
Por su parte, el Ayuntamiento de Madrid también encargó en 2015 un informe denominado Estudio de evaluación de los efectos de la ordenanza de terrazas en el espacio público, que llamaba la atención acerca del incumplimiento habitual de los negocios de restauración de la normativa. Desde los desatinos estéticos, la construcción de terrazas estables ilegalmente, el uso abusivo del espacio, la obstaculización del tránsito peatonal o la contaminación acústica. La justificación de que esta práctica proliferase ha sido la dificultad de inspección por falta de personal.
La nueva normativa que ha facilitado la expansión de las terrazas no ha corregido los abusos que ya se daban. Tampoco parece que, hasta ahora, se estén solucionando los conflictos vecinales, a pesar de que se contemplen las denominadas «zonas tensionadas» o «zonas saturadas» , en las que no se podrá ocupar más de un 30% de espacio público, dejando libres plazas de aparcamiento y reduciendo el número de sillas y mesas en la calle. En cualquier caso, queda por ver si la nueva ordenanza de terrazas cuya tramitación se ha desarrollado durante el mes de enero de 2022 es eficiente para desaturar la invasión del espacio común y para mejorar la convivencia entre los ciudadanos.
Berezi Elorrieta Sanz et alt. La guerra de las terrazas: privatización del espacio público por el turismo en Sevilla y Barcelona. Cuadernos de Turismo, nº 47, (2021); pp. 229-259. eISSN: 1989-4635. Universidad de Murcia. DOI: https://doi.org/10.6018/turismo.474091
La construcción del Colegio Alemán de Madrid tuvo su origen en el encargo en 1957 de la redacción de un anteproyecto por el Ministerio de Hacienda de la antigua República Federal Alemana a la Oficina Federal de Construcciones. El derribo del Colegio Alemán comenzó el 10 de julio, después de que la obra recibiera el visto bueno del ayuntamiento de Madrid. El centro se encontraba cerrado desde 2015, cuando la actividad docente se trasladó al nuevo inmueble de Montecarmelo al norte de la ciudad.
El primer Colegio Alemán: Carrera de San Jerónimo
El 30 de junio de 1896 en una reunión de la colonia alemana en Madrid se decide la creación de la primera comunidad escolar de esta nacionalidad para educar a sus hijos.
El 19 de octubre, auspiciado por la firma comercial alemana Siemens, se abrió el primer colegio alemán, con 36 niños organizados en tres clases. El colegio estaba situado en la Carrera de San Jerónimo, esquina a la calle de Floridablanca, en el primer piso del número 53, a pocos pasos del Congreso de los Diputados.
Colegio alemán: Zurbarán esquina a Fortuny En 1905, el aumento del alumnado deja pequeño el local de la Carrera y se trasladan provisionalmente al barrio del Jardín Botánico, a la calle de Espalter nº 6. En 1909 se coloca la primera piedra del nuevo colegio en la confluencia de las calles Zurbarán y Fortuny, en un solar comprado por el Imperio alemán en 1908. En Noviembre de 1910 se inaugura el nuevo Colegio Alemán, en Fortuny nº 7 dotado de todos los adelantos en materia de construcción y de las últimas novedades pedagógicas aplicadas a la arquitectura.
Paralelamente y hasta 1945, que el gobierno alemán debe abandonar las instalaciones por el resultado de la II Guerra Mundial, se estableció en la calle de Rafael Calvo nº 20 la sección de primaria del colegio. De 1949 a 1960, el colegio funcionó en un pequeño edificio situado en la calle de López de Hoyos nº 28.
Colegio alemán en la calle de Concha Espina
La construcción del Colegio Alemán de Madrid en la calle de Concha Espina tiene su origen en el encargo en 1957 de la redacción de un anteproyecto por el Ministerio de Hacienda de la antigua República Federal Alemanaa la Oficina Federal de Construcciones.
El terreno elegido, de más de 10.000 metros cuadrados y con una forma aproximadamente triangular, se encuentra en los aledaños de la colonia El Visoen la confluencia de la calle de Concha Espina con la de Serrano, ya por entonces bastante bien comunicadas.
En la elaboración del proyecto, obra racionalista enmarcada dentro del llamado Movimiento Moderno, firmada por Willi Schoebel Ungria, en colaboración con Alois Giefer y Hermann Mackler y bajo la dirección de Otto Casser, se tuvieron presentes las más modernas teorías pedagógicas aplicadas a la arquitectura escolar. Con arreglo a ellas se planificaron varios bloques aislados con una altura máxima de cuatro plantas dedicados a enseñanza elemental, enseñanza media, un bloque de unión con las zonas de administración, laboratorios, aulas técnicas, gimnasio, salón de actos, capilla y jardín de infancia, con una capacidad aproximada de 1.300 alumnos.
En la zona central de la parcela se sitúa el edificio destinado a enseñanza superior, en la oriental el colegio de párvulos, en la occidental, cerca de la linde con Concha Espina se ubica el cuerpo que alberga el gimnasio, salón de actos, capilla y las aulas destinadas a clases técnicas y especiales; un cuerpo construido sobre pilotes, con el fin de poder ser utilizado como patio cubierto, más bajo que los restantes, sirve de enlace entre los tres edificios; en él se instalan los servicios administrativos y sala de profesores. Los forjados de los diferentes pisos vuelan hacia el exterior constituyéndose en elementos protectores frente a un excesivo soleamiento de las aulas. Las aulas con capacidad entre 25 y cuarenta alumnos se dispusieron de forma pareada con una escalera que permitía el acceso directo desde los patios de recreo.
En la zona occidental del solar, separado del resto del colegio, se ubicaba el jardín de infancia, de dos alturas, proyectado con planta hexagonal , más próxima a la circular que a la cuadrada, lo que permitía combinar la colocación de los muebles y la disposición de alumnos y profesores. Los entrantes y salientes de los planos en los pasillos de acceso sugirieron su tratamiento en colores distintos que les restaban monotonía y añadía la alegría resultante de la policromía.
El salón de actos disponía de capilla, situada en un testero, con una puerta plegable que permitía independizarla del resto de la sala. En el otro testero se situaba el escenario.
Memoria referente al proyecto de construcción de un colegio alemán de nueva planta en Madrid firmado por Willi Schoebel Ungria
En 1957 el Ayuntamiento de Madrid cursaba el expediente del proyecto de construcción del Colegio alemán de la calle de Concha Espina nº 32.
«Con fecha 1/ 7/ 1957 encargó el Ministerio de Hacienda de la República Federal Alemana a la Oficina General de Construcciones llevar a cabo el anteproyecto de un Colegio Alemán en Madrid. Fueron aprobados previamente todas las necesidades del Programa por las Autoridades competentes».
«El terreno donde se piensa construir fue adquirido ya con anterioridad y está situado en la zona Nordeste de la ciudad, en la llamada colonia de El Viso, con fachada a las calles de Serrano, Concha Espina y Rodríguez Marín. La calle de Serrano está urbanizada y es de tráfico intenso. La Avenida de Concha Espina es en cambio tranquila, y actualmente está pendiente de solera y firme de empedrado. La calle de Rodríguez Marín es estrecha, totalmente afirmada y de tráfico exiguo».
«La edificación colindante está formada por viviendas de tipo unifamiliar, y edificación colectiva de poca altura. La medianería posterior da en parte a un convento-asilo. El solar está bien comunicado, ya que pasan por delante de él, en Serrano, tres líneas de autobuses, dos de tranvías y una de trolebuses. El terreno tiene aproximadamente una forma triangular, con una superficie de 10.220 metros cuadrados. La línea de fachada suma un total de unos 302 metros lineales».
«En la parte central del terreno ha sido proyectado el edificio que contendrá el colegio de enseñanza Superior. En cambio, en la zona oriental irá ubicado el colegio Elemental o de párvulos. En la zona occidental de la parcela y cerca de la alineación e la Avenida e Concha Espina ha sido proyectado el bloque que contiene el gimnasio, el aula el salón de actos y la capilla. En la misma zona irán las clases técnicas y especiales (química, física, dibujo, etc.).» Un ala edificada más baja, une estos tres grupos de edificios. En ella se encuentra, en primera planta, la zona administrativa y de profesorado. Esta planta está sobre soportes, para formar en la baja el patio de recreo cubierto».
«El colegio de Párvulos tiene la orientación de las clases a saliente, y como se ha empleado el sistema de escaleras múltiples y de supresión de galerías de distribución, se logra con ello buena iluminación y aireamiento transversal. En la planta se sótanos de esta zona se encuentran las instalaciones de calefacción, así como las carboneras con trampillas de admisión de combustibles. Esta zona tendrá un forjado transitable a personas y vehículos. La calefacción funcionará de forma mixta, y según las disponibilidades con carbón leña y gasoil».
«El colegio Superior o de Segunda Enseñanza tiene el mismo sistema de organización, pero la orientación de las clases será al sur. Los forjados de los diferentes pisos continuarán al exterior formando voladizos, que protegerán convenientemente contra la entrada directa del sol. En general se tomarán todas las precauciones debidas contra el exceso de soleamiento. Este bloque tiene tres plantas y media, y aprovecha para ello el desnivel existente en el terreno. En esta semiplanta se proyectan las clases de reserva, de trabajos manuales y de futura posible ampliación».
«El bedel tiene su portería en una zona centralizada, de forma que pueda vigilar todos los accesos importantes y los patios de recreo. Unos aseos de una planta dividen el recreo de los párvulos del de los mayores, y otros forman el cierre del anterior hacia el sur. En la parte occidental del solar, separado del resto del colegio, se encuentra el jardín de infancia. Consiste en dos plantas con orientación a mediodía. Las habitaciones del grupo son hexagonales formando una colmena al tesbolillo, para conseguir una zona libre en la planta primera. Las terrazas pueden ser cubiertas si se desea, con toldos de quita y pon. Los aseos y zonas auxiliares se encuentran en la planta baja. El jardín de infancia carece de sótano. Hay previstas dos viviendas para el portero-bedel y el calefactor mecánico. Van añadidas al colegio de Párvulos, con acceso a las instalaciones y con vista a las entradas principales». (Ver Expediente Colegio alemán, Ayuntamiento de Madrid, 1957)
Venta y derribo del colegio
En marzo de 2007 el entonces decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) Ricardo Aroca, denunció que en la capital, al igual que en el resto de España, se habían demolido edificios de los años 40 y 50 que nunca debieron ser derribados, lo mismo que se conservaban inmuebles «perfectamente prescindibles”. Como ejemplo de los primeros, destacó la fuerte presión desencadenada en aquellas fechas por no haber protegido desde la Administración el edificio del Colegio Alemán cuyo derribo ya se había planeado por sus todavía propietarios y que se preveía que tuviera efecto en los siguientes años.
El Colegio Alemán trasladó su sede a Montecarmelo en 2015 y la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios propietaria del cercano hospital de San Rafael, adquirió entonces el terreno para edificar nuevas instalaciones ligadas a su actividad docente. A pesar de su innegable valor arquitectónico, el edificio no se encuentra recogido en el catálogo de bienes de interés cultural de la ciudad de Madrid, por lo que no cuenta con ningún nivel de protección.
Si lo recoge, sin embargo, la Guía de edificios de Madridde la Fundación COAM, en su inventario de edificios de relevancia histórica de la capital.
El derribo del Colegio Alemán comenzó el 10 de julio, después de que la obra recibiera el visto bueno del ayuntamiento de Madrid. El centro se encontraba cerrado desde 2015, cuando la actividad docente se trasladó al nuevo inmueble de Montecarmelo al norte de la ciudad.
Nueve días después de comenzar el derribo, la titular del Juzgado de lo Contencioso-administrativo número 26 de Madrid, Marta Iturrioz Muñoz, paralizó la demolición.
«La magistrada afirma en su auto que el edificio tiene “un marcado sentido histórico”, pese a no estar recogido en el catálogo del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997. “Ello no le resta importancia, como pieza importante de la arquitectura contemporánea de la ciudad de Madrid, habiendo sido solicitada su inclusión en dicho catálogo, por ejemplo, por la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio”, afirma el escrito judicial, contra el que no cabe recurso.» (Ver El País, 18/07/2019)
El Ayuntamiento de Madrid anunció el mismo mes de julio que iba a recurrir esa decisión judicial. (Ver El País, 21/07/2019)
Lentamente pero con empeño se ha conseguido la eliminación del complejo edilicio de la corporación de Radio y Televisión Española, RTVE (Antiguo Ente Público Radiotelevisión Española). La enajenación sistemática de las instalaciones ha eliminado un conjunto diverso de construcciones, algunas con un carácter histórico destacable. Todo en aras de una rentabilidad dudable, negociando con propiedad pública, fin mercantilista particular y discutible bien común. De hecho, desde las ventas, RTVE carece de platós e instalaciones suficientes para sus producciones y se ve obligada a alquilarlos, con el consiguiente desembolso de dinero público. (Ver ADISAR, Villaviciosa de Odón, Madrid)
No todos los edificios eran importantes, pero la importancia de algunos era lo suficientemente relevante como para evitar su destrucción. (Ver Rafael Bergamín, Estudios Chamartín)
Venta y derribo del «chalet» del Paseo de la Habana
El origen de la televisión española tuvo lugar en este edificio del paseo de la Habana de Madrid. Después de varios años de pruebas Televisión Española inició sus emisiones en 1955 de manera intermitente en el edificio derribado. El 28 de octubre de 1956 se produjo la inauguración oficial, dando por comienzo las emisiones regulares.
En 2009, siendo alcalde Alberto Ruiz-GallardónJiménez, RTVE negociaba la venta de las instalaciones para la construcción de viviendas dentro del plan de restructuración inmobiliaria que había diseñado el entonces presidente del ente, Luis FernándezFernández y que incluía una serie de desinversiones de activos entre los que sen encontraban los Estudios Buñuel de Chamartín y el histórico “chalé” del Paseo de la Habana -que en origen fueron dos casas, una de ellas derribada con el tiempo para construir un plató
-, primera sede de Televisión Española.
Compradores y nuevo proyecto
Como pasara con los Estudios Buñuel, en la actualidad el histórico edificio del paseo de la Habana no existe y se construyen viviendas de lujo. La promotora que se ha quedado con el negocio es Martell Investiments, propiedad de la familia ovetense Masaveu, que pagó en subasta pública 10,8 millones de euros.
Se edificarán 2.300 m² en 10 viviendas de alto lujo de más de 200 m². El precio de venta en plano está entre los 6000 y 7000 euros el m². De momento solo se ha realizado la demolición del antiguo edificio y la consolidación del terreno con micropilotes para asgurar los cimientos de los edificios colindantes, un hotel y un bloque de viviendas.El proyecto, licitado en agosto de 2017, inició las obras de derribo el mismo mes –el verano es el mes ideal para los derribos– y tiene proyectado el fin de las obras para 2019.
La dirección de la obra está a cargo de los miembros del Estudio Bueso Inchausti & Rein Arquitectos, S.L.P., autores del proyecto. La constructora es San José, S.A.