La «vela», el «duro» de Las Tablas

«La Vela» , BBVA en Las Tablas, Madrid. (Foto: El País. Luis Sevillano, 2015)

 

Las Tablas, barrio nuevo

Las Tablas es un barrio nuevo de Madrid, de los inicios del siglo XXI. Podría haberse llamado El Erial o El Descampado. Por su nombre parecería que hace alusión a la tabla de salvación a la que se acogieron sus habitantes, agarrándose al Programa de Actuación Urbanística (PAU), del Ayuntamiento de Madrid que aseguraba y prometía viviendas económicas en suelo barato. En realidad, fue todo lo contrario. Fue todo una farsa especulativa. Suelo barato, viviendas caras.

 

Tablas de poder económico

En Las Tablas ondea la «vela» del banco BBVA, símbolo del poder económico. Se yergue en medio del descampado gigante. Tiene forma de moneda, de peseta ovalada. Es el duro de Las Tablas, que vale más. Forma parte del concepto ambivalente que opone la escasez primitiva del paraje rural con la opulencia del entorno urbano actual al que pertenece. Las Tablas fue tierra de cultivos de secano. Hoy el campo es un conglomerado de bloques de viviendas, cada uno de un padre distinto. La memoria del lugar antiguo ya no existe.

 

Tablas de agua

En realidad Las Tablas fueron agua extendida y plana por áreas del terreno de un río que no afloraba más que en tímida afluencia estacional. Las aguas manaban por colmatación en la época húmeda y vertían sin control por los campos, derramándose hacia el oeste en la hendidura cavada hacia las vías del tren de Colmenar Viejo y hacia el este y el sur en las nuevas urbanizaciones. Las intervenciones municipales las enterraron o canalizaron hacia los sumideros y desagües de aguas grises y la razón del topónimo que conocemos hoy se desdibujó. Ya no hay tablas, ni escorrentías, ni nada que se le parezca. Las Tablas de hoy, la «vela» actual, es el símbolo del poder que impone su norma en el nuevo barrio. Las Tablas ya no son agua, son la ley, la «vela». La religión es el dinero. Cómo especular es el catecismo.

Antigua finca «Hortalaya» (Madrid)

La finca «Hortalaya», situada en  el paseo de la Habana nº 147  de Madrid, con una superficie de cerca de 3 ha, proyectada en 1930 en un entorno semirrural, se mantuvo íntegra  a lo largo de 90 años. Hasta 2020 la arquitectura del proyecto se conservó con leves reformas. El jardín sobrevivió el paso del tiempo mientras los árboles seguían creciendo en silencio en un entorno cada vez más poblado. Un nuevo complejo de viviendas cierra el último capítulo de la historia de este singular espacio, ahora integrado en el área central de la ciudad.

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Finca La Hortalaya (Foto: Google Maps, 2008)

Finca «Hortalaya»

Ya en el siglo XXI quisieron los dueños de la vieja finca «Hortalaya», situada en  el paseo de la Habana nº 147  de Madrid, vender y su deseo fraguó en una promoción que ha eliminado casi cualquier referencia de la antigua Hortalaya, en favor de un atractivo señuelo para nuevos capitales. En una zona que ya nació el pasado siglo XX con ínfulas elitistas y que en este cuarto de siglo XXI sigue viviendo en ellas, el nuevo grupo de viviendas  solamente ha mantenido algunos añosos árboles, que han quedado integrados en el complejo residencial, último rastro de la primitiva propiedad.

Planta Hortalaya-1930
Planta la finca La Hortalaya, según el proyecto de 1930. Se describen la casa principal, casa del guarda, huerto, estanque y áreas recreativas.

Arquitecto: Casto Fernández-Shaw

La finca «Hortalaya», de cerca de 3 ha de superficie, encargada por los Sres. de Oñate al arquitecto Casto Fernández-Shaw en 1930, se proyectó como un jardín con huerto: «Con acceso desde todas las calles que lo permitiesen». Con una casa principal que estaba en el centro de la calle de la parcela y en el mismo eje que la puerta de acceso de la carretera del Hipódromo a Chamartín de la Rosa, que era la vía principal, el actual paseo de la Habana.

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Cercado de la finca Hortalaya, (1930).

Planta de la casa principal de la finca La Hortalaya, según el proyecto de 1930.
Planta de la casa principal de la finca La Hortalaya, según el proyecto de 1930.

La casa principal

El hotel o casa principal se proyectó en dos plantas y sótano. Atravesando un pórtico, orientado al este (sitio el más protegido de los vientos en Chamartín), se accedía a la planta baja desde un hall, de donde arrancaba la escalera que conducía a la primera planta. A la izquierda, y orientados al mediodía, estaban las piezas de estar, despacho y cuarto de jugar; al norte estaban situados el comedor, cocina y servicios anejos. Un lavadero, un cuarto de plancha y cuartos de aseo completaban esta planta.

Proyecto hotel Hortalaya-planta baja_1930

Proyecto hotel Hortalaya-planta primera_1930

La planta primera estaba destinada al dormitorio de los señores, con capacidad suficiente para la estancia de quince personas con todas las comodidades imaginables o inimaginables en la época, según quien fuera.
El estilo adoptado en todas las construcciones de la finca, fue el de los «cottages» ingleses, y los materiales fueron el ladrillo cerámico al descubierto en las fachadas, cubierta de pizarra, estructura de hierro, carpintería de pino melis, e instalaciones completas de saneamiento, luz eléctrica, calefacción por agua caliente, etc. El presupuesto de esta casa se calculó en 130.000 pesetas.

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La Hortalaya, antigua casa principal u hotelito. (Foto: Google maps, 2019)

La casa del guarda

La casa del guarda estaba instalada en una esquina de la finca, como punto estratégico para la vigilancia. El palomar, el gallinero, el lavadero, la pérgola, la fuente, etc., así como la cerca, estaban hechas con materiales de primera calidad: piedra, ladrillo y cemento.

Casa del guarda de la Hortalaya. (foto: Archivo Moreno-1930)
Casa del guarda de la Hortalaya. (Foto: Archivo Moreno-1930)

Proyectada en un principio tan sólo para casa del guarda y garage, se dedicó una habitación de la planta baja para servir a los propietarios, mientras se hacía la casa principal. Queriendo estos, no obstante, pasar temporadas en la finca antes de que se finalizase la construcción de la casa principal, se habilitó la casa del guarda para ello, llegando a dormir en ella un matrimonio, siete hijos, un ama y los guardas. Las dimensiones del edificio lo permitían. En el dormitorio de la planta baja había literas. En el comedor se instaló una cama turca para el hijo mayor. En la planta primera estaban las camas restantes. En el «hall» había una chimenea de leña. El garage tenía un pozo para lavar el coche.

La casa del guarda fue al principio un chalet de fin de semana para los amos.

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Proyecto casa principal de la casa del guarda en «La Hortalaya». Planta baja, 1930.

Proyecto casa principal de la casa del guarda en "La Hortalaya". Planta primera, 1930.
Proyecto casa principal de la casa del guarda en «La Hortalaya». Planta primera, 1930.

El jardín y el huerto

Dos paseos de cinco metros de ancho hacían de camino a los vehículos y a las personas en el interior de la finca. En ese orden, para el concepto de modernidad de la época. Había también una pista de «lawn-tennis», es decir, de tenis en hierba, de dimensiones reglamentarias, situado al mediodía de la casa, asegurando así el sol para la finca, que no tendría la sombra de árbol alguno. Próximo estaba el estanque-piscina, pues sirvía del mismo modo para el riego del huerto y para tomar un baño en verano.

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Fuente ornamental en el centro del jardín de la Hortalaya. (1930)

El agua para abastecer la finca estaba asegurado por una toma o «traida» del canal de Santillana y por la que producía un pozo de gran profundidad excavado en la propiedad. De este modo, los árboles frutales y otros ornamentales prometían llegar pronto a plena madurez sin tener que padecer por las sequías del estío .

La nueva Hortalaya

Se trata de un conjunto de edificios de nueva construcción, proyectados por el arquitecto Alberto Martín de Lucio, para el grupo Ibosa , en el solar más codiciado de Chamartín, en pleno barrio de Nueva España, con viviendas exclusivas de 3 y 4 dormitorios, plantas bajas con jardín y áticos, aparcamiento privado y trasteros. La promoción de viviendas, al estilo de las viviendas «playeras» de lujo, se define por sus promotores como un oasis dentro de Madrid.  Según muestra la página de la promoción, los cuartos principales cuentan con grandes ventanales, balcones amplios y vistas a las zonas comunes , al jardín privado y a la piscina y sin medianeras con otros edificios, gran defecto de las propiedades comunes eliminado en esta construcción .
Por lo demás, las zonas comunes interiores de la comunidad cuentan con más de 4.500 m2, con piscina, gimnasio y zonas ajardinadas que incluyen algunos de los árboles originarios de la finca que se ha intentado conservar, la mayoría coníferas .

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Labores de explanación de la antigua finca Hortalaya. (Foto: Enrique F. Rojo,2020)

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Promoción paseo de la Habana 147. (Foto: Enrique F. Rojo,2022)

Referencias.-

Un nombre, un teléfono y una web: los pisos de lujo tras el último gran solar de Madrid. Paseo de la Habana, 147.  (Cotizalia.  El Confidencial.)

Así es Paseo de la Habana 147: pisos de hasta cuatro millones de euros con jardín y piscina en el centro de Madrid. (El economista. es, 16/11/20)

Venta de Hortalaya. Observatorio del patrimonio. (Madrid Ciudadanía y Patrimonio.)

COVID-19, terrazas y espacio público

La pandemia del nuevo coronavirus, COVID-19, ha implantado en España una fiebre «terracista» a la que nos hemos lanzado con un ansia propia del apocalipsis. Primero fue la ley antitabaco. No era el fin del mundo, pero se apostó por que en los bares se pudiera seguir fumando, montando terrazas y veladores en las aceras. Con el COVID-19, el paso previo se convirtió en obligación y las terrazas medraron hasta el infinito. Frente al derecho al trabajo y al ocio sin trabas apareció el derecho a transitar sin obstáculos y el derecho a descansar sin ruidos. Y surgió la polémica: ¿Es legitima la apropiación administrativa del espacio público para cederlo a usos comerciales privados? ¿»Qui pro quo»? Quién gana y quién pierde y a qué precio. ¿Hay mesura y equilibrio en las políticas administrativas de un solo sentido?

Terraza y velador en un parque de Madrid. (Foto: E. Fidel, 2021)

El espacio público

Para empezar es importante saber qué entendemos por espacio público. Sociólogos, urbanistas, filósofos, arquitectos y políticos llevan tiempo enfrentando posturas e ideologías sin llegar a un consenso que unifique los puntos de vista. 

Si se asume que el espacio público debe albergar y fomentar el desarrollo de las relaciones sociales, en la medida en que la vida pública cumple funciones diferentes, los espacios públicos deben adaptarse a estas funciones, lo que justifica la intervención y regulación de las instituciones para garantizar el buen funcionamiento de la sociedad. En la actualidad son los espacios privados los que definen la organización de la ciudad. Por eso, el espacio público es lo que queda una vez se han definido los usos del suelo en vivienda, comercio, administración e industria, etc. (Ver: Carrión M., Fernando. El espacio público es una relación, no un espacio. Cidur, 2020.)  El espacio público es un elemento fundamental del orden urbano que se relaciona directamente con el espacio privado, ya que define la manera como los habitantes hacen uso de los recursos sociales y cómo se relacionan entre ellos. La tendencia a la subordinación de lo público a lo privado, con el predominio de lo privado como interés general,  altera el sentido colectivo de lo público como espacio de todos y genera tensiones. (Ver: Ramírez Kuri, Patricia. Espacio público, ¿espacio de todos?
Reflexiones desde la ciudad de México
. Revista Mexicana de Sociología 77, núm. 1 -2015)

De forma paralela, el espacio público se puede entender  como aquel espacio vacío  de circulación o consumo (descampados, espacios sin urbanizar, solares sin construir…), sin identidad y sin referentes culturales, susceptible de transformarse, por ejemplo, imitando modelos tradicionales, siguiendo patrones históricos y organizándolo desde la intervención del poder público con una perspectiva de seguridad y control. Es decir facilitando la intervención de las fuerzas del orden en el caso de que se produzca alguna alteración de las funciones legitimadas desde las instituciones políticas. Las  administraciones defienden este concepto de intervenir con la creación de diseños diáfanos y visibles desde cualquier ángulo ya que se entiende prioritario eliminar las presencias conflictivas y restaurar el orden y el control social. (Ver: Ardura Urquiaga, Álvaro. Madrid, espacio público confiscado. La privatización y resignificación del espacio público en los procesos de transformación material de las plazas del centro de Madrid. Universidad Politécnica de Madrid UPM.)

A esta visión se puede añadir una tesis de conflicto que sostiene que en el espacio público se generan luchas entre sectores sociales que se enfrentan por la apropiación del espacio. De esta manera unos desplazan a los otros en función de la legitimidad sociopolítica que se atribuya a los sectores en litigio. (Ver: VV.AA. El espacio público en conflicto: coordenadas conceptuales y tensiones ideológicas. Universitat de Barcelona y Universidad de Valparaiso. 2015)

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Terraza situada en la calzada en una calle de Madrid. (Foto: E.R.E, 2021)

Privatización del espacio público

En enero de 2011 el Congreso de los Diputados aprobaba la Ley Antitabaco que prohibía fumar en lugares abiertos al público. Unos meses después los ayuntamientos de las ciudades de toda España elaboraron ordenanzas que facilitaban los trámites para colocar terrazas y veladores en calles y plazas,  y la solicitud de permisos se disparó.

La ocupación del espacio público colectivo para usos privados genera conflictos entre los ciudadanos. Desde hace algo más de dos lustros, la proliferación de las terrazas y veladores instalados en las calles generan un debate y un conflicto de intereses en el que participan agentes públicos políticos, económicos privados y los vecinos, enfrentados por la preservación del espacio común frente a su uso comercial.

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Plaza de Santa Ana (Foto: Enrique F. Rojo, 2008)

Plaza de Santa Ana: un caso paradigmático

Un ejemplo interesante lo podemos ver en la evolución de la plaza de Santa Ana de Madrid en pleno centro del barrio de Huertas, un caso paradigmático de suelo urbano público cedido a la explotación comercial privada.
La plaza se diseñó entre 1810 y 1812 durante el reinado de José Bonaparte en el lugar que ocupaba el convento de las Carmelitas Descalzas de Santa Ana. A mediados de los años cuarenta del siglo XX, aunque ya se había perdido vegetación debido a una reforma, la mayor parte de su espacio seguía ajardinado con árboles y arbustos. Es decir, era un pequeño parque con bastante vegetación.

Pero a lo largo de la década de los 60, especialmente debido a la construcción del aparcamiento subterráneo, fue perdiendo todas las plantas del centro y los árboles más vetustos, de manera que se empezó a dibujar una explanada vacía cada vez mayor. Hasta 1989 mantuvo ese aspecto, conservando todavía los bancos típicos de cualquier parque. Precisamente en aquella época era muy popular el mercadillo al aire libre de artesanía que se montaba los fines de semana aprovechando el espacio abierto en el interior de plaza. Ese año, con las calles aledañas propiedad de los coches más que de los peatones, fue el último del mercadillo. El Ayuntamiento tenía planes para Santa Ana. Lo prohibió alegando la falta de autorización municipal. Ese mismo año se iniciaron unas obras en la plaza cuyo objetivo principal consistió en eliminar los bancos para sentarse y en colocar alrededor de los parterres elementos perimetrales con pinchos.

En 2001, finalmente, se amplió el aparcamiento haciendo desaparecer casi por completo la vegetación. Un parque sin apenas plantas y sin bancos, pero ya repleto de terrazas y de turistas. Las terrazas de los bares del entorno de la plaza ocupan un espacio público del que se ha desalojado, fundamentalmente, a los vecinos del barrio que hacían uso de él, y que se ha creado a través de la colaboración entre la intervención urbanística y la intervención política desde el Ayuntamiento. Donde antes cualquiera podía sentarse en un banco bajo un árbol, ahora lo debe hacer en la silla de una terraza bajo una sombrilla, pagando.
(Ver: Plaza de Santa Ana. Blog Historias matritenses y blog teosiesta)

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Evolución de la plaza de Santa Ana. A lo largo de algo más de medio siglo ha pasado de parque público con alguna terraza a un conjunto de terrazas cerradas donde el parque ha desaparecido. (Imágenes: NoMeCalles)

Crisis del COVID-19. El ejemplo de Madrid

Con la llegada de la crisis del Covid-19, que mermó la actividad económica y de manera especialmente ostensible la del del sector hostelero, los ayuntamientos atendieron sus demandas permitiendo la colonización de aceras y espacios públicos para la colocación de terrazas. Esta medida provisional, en el caso de Madrid,  planteaba en mayo de 2020 que «bares y restaurantes podrían extenderse a lo largo de la fachada del edificio en el que se situasen y de los colindantes», medida ampliable hasta el 31 de diciembre de 2021.

En junio de ese año, el 40% de las terrazas de Madrid inspeccionadas la primera semana tras el confinamiento fueron multadas por ocupar más espacio en las aceras del que tenían autorizado, lo que da una idea del furor con que se asumieron las medidas. A finales de primavera de 2020, el Ayuntamiento autorizó a los locales para que pudieran ampliar las terrazas en aceras (incluyendo «orejas») o instalarlas en las plazas de aparcamiento, sin apenas pagar impuestos por ello, en espacios ya que pagan los vecinos a traves del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) para residentes.
El 28 de diciembre de 2021, el Ayuntamiento de Madrid publicaba la resolución de la Comisión de terrazas mediante la cual se prolongaba temporalmente la vigencia de las autorizaciones de terrazas otorgadas en disposiciones precedentes hasta el 31 de enero de 2022.

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Velador situado en la acera de una calle de Madrid. (Foto: E. Fidel, 2021)

Informe de la Comunidad de Madrid

Es llamativo el informe Accesibilidad universal en las terrazas de Madrid encargado por CERMI de la Comunidad de Madrid en 2018, antes de las medidas debidas al COVID. El trabajo analiza la disposición de las terrazas y su ocupación de la vía pública de la ciudad de Madrid. Este informe se realiza dada la preocupación generada en torno a la extensa ocupación de la vía pública por parte de terrazas y veladores en creciente aumento, ocupación que -según explicita el informe-  se estaba realizando de forma arbitraria y, en muchas ocasiones, sin  garantizar la accesibilidad universal para peatones, entendiendo esta como un requisito indispensable garante del uso y disfrute para el peatón que transita por el espacio público, a margen de sus capacidades o de la forma de deambular por la ciudad. En sus conclusiones, el estudio destaca que de las 1.066 terrazas visitadas, el 56% presentaban dificultades de accesibilidad y 22% de las terrazas estaban adosadas a la fachada interrumpiendo el paso de los peatones.

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Terraza situada en la calzada en una calle de Madrid. (Foto: E. Fidel, 2021)

Informe del Ayuntamiento de Madrid

Por su parte, el Ayuntamiento de Madrid también encargó en 2015 un  informe denominado  Estudio de evaluación de los efectos de la ordenanza de terrazas en el espacio público, que llamaba la atención acerca del incumplimiento habitual de los negocios de restauración de la normativa. Desde los desatinos estéticos, la construcción de terrazas estables ilegalmente, el uso abusivo del espacio, la obstaculización del tránsito peatonal o la contaminación acústica. La justificación de que esta práctica proliferase ha sido la dificultad de inspección por falta de personal.

La nueva normativa que ha facilitado la expansión de las terrazas no ha corregido los abusos que ya se daban. Tampoco parece que, hasta ahora, se estén solucionando los conflictos vecinales, a pesar de que se contemplen las denominadas «zonas tensionadas» o «zonas saturadas» , en las que no se podrá ocupar más de un 30% de espacio público, dejando libres plazas de aparcamiento y reduciendo el número de sillas y mesas en la calle. En cualquier caso, queda por ver si  la nueva ordenanza de terrazas cuya tramitación se ha desarrollado durante el mes de enero de 2022 es eficiente para desaturar la invasión del espacio común y para mejorar la convivencia entre los ciudadanos.

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Terraza situada en la calzada en una calle de Madrid. (Foto: E.R.E, 2021)

Referencias.-

Di Masso Tarditti, Andrés; Berroeta, Héctor ; Vidal Moranta, Tomeu. El espacio público en conflicto: coordenadas conceptuales y tensiones ideológicas. Universitat de Barcelona y Universidad de Valparaiso. 2015

Berezi Elorrieta Sanz et alt. La guerra de las terrazas: privatización del espacio público por el turismo en Sevilla y Barcelona. Cuadernos de Turismo, nº 47, (2021); pp. 229-259. eISSN: 1989-4635. Universidad de Murcia. DOI: https://doi.org/10.6018/turismo.474091

Ayuntamiento de Madrid. Medidas de apoyo a las terrazas durante la crisis COVID-19.

El día en que una terraza se comió tu plaza. El Salto.  Pablo Rivas, Hemeroteca Diagonal, 22 de junio de 2015)

El Supremo declara ilegal la expulsión de los artesanos de Santa Ana. (José Manuel Romero. El País, 30 de enero de 1996)

15.000 mesas y 40.000 sillas: así se han multiplicado las terrazas en Madrid. (Borja Andrino,Patricia R., Mariano Blanco, Zafradaniele Grasso. El País, 27 de diciembre de 2021)

Salazar, Octavio. Espacio público y paz social. Revista de Paz y Conflictos, núm. 3, 2010, pp. 23-43
Universidad de Granada

Ordenanza 1/2022, de 25 de enero, por la que se modifica la Ordenanza de Terrazas y Quioscos de Hostelería y Restauración, de 30 de julio de 2013. (Ayuntamieno de Madrid, 2022).

Viaje por el Madrid de la guerra civil (Celia en la revolución)

Celia en la revolución copia

En 1936, en Segovia, un abuelo arroja el periódico de mala manera al suelo. Balbucea no se sabe qué delante de sus nietas que asisten a la escena  asustadas. Las niñas inquietas preguntan qué pasa. El abuelo, casi sin aliento, responde: «¡Se ha sublevado la guarnición de África!».

En estos términos tan dramáticos arranca la novela Celia en la revolución, de Elena Fortún, una de las grandes novelas  de la guerra civil española, en palabras de Andrés Trapiello.

Esta «es la novela que hubiera querido escribir Pío Baroja y no pudo: le faltó conocimiento de primera mano para hacerlo; y la que habría querido escribir Max Aub y no supo, al estar preso él, como tantos otros, de prejuicios  y razones históricas…». Así define Trapiello la novela de Fortún en la introducción que hace en la edición de Celia en la revolución de Renacimiento.

Félix de Azua se refirió al libro como un documento sobre la guerra civil  conmovedor «porque asistimos al horror desde los ojos de una niña y sabemos que todo lo que cuenta es verdad».

Este libro es , con una narración sencilla y directa, poética y desgarradora  la novela, escrita recién acabada la guerra,  un relato autobiográfico de Elena Fortún.

Viaje con Celia por el Madrid de la guerra civil.

A partir de este libro que editó en 2016  la editorial Renacimento, encargada de hacer valer el legado de Elena Fortún, con el brillo presente de Marisol Dorao, y en el que su autora cuenta la verdad de la guerra, aparece la investigación de otra autora que busca la verdad.

María Jesús Fraga, que recuerda cuando era pequeña y su madre le leía las aventuras de Celia, el personaje de las novelas de Fortún, ha trabajado durante años para llegar a la realización de un mapa que sigue el itinerario de la protagonista de esta postrera novela.

Mapa digital

El mapa digital a partir de Celia en la revolución recupera un Madrid en guerra visto desde los ojos de la Celia adolescente.
Con la Cartografía digital del Madrid iniciamos un viaje al Madrid de los años 30 que describe la novela Celia en la revolución. El proyecto aúna la historia de la ciudad, las vivencias de la joven protagonista y las de la propia Elena Fortún, de la que la biblioteca de la Comunidad de Madrid conserva una inestimable colección personal, en su mayor parte digitalizada y accesible en la Biblioteca Digital de Madrid.

La cartografía Celia en la revolución realizada por María Jesús Fraga propone, a través de la obra de Elena Fortún, transformar el texto de Celia en la revolución en un mapa interactivo, reubicando los lugares que aparecen en la novela.

Plano Celia 1936

Referencias.-

Revisitamos Celia en la revolución: cartografía digital de Madrid (1936-1939) en la novela de Elena Fortún
El portal del lector. Bibliotecas de la Comunidad de Madrid

Morales, Clara
Elena Fortún en la revolución
Infolibre, 25/09/2020

Mascarell, Purificació
La urbe moderna en la narrativa de Elena Fortún:
espacio y significado
Anales de Literatura Española. Núm. 35, 2021, pp. 141-157

Fortún, Elena
Celia en la revolución
Editorial Renacimiento
Sevilla, 2016

«La Constructora Benéfica» en Madrid

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La primera actuación de La Constructora Benéfica en 1883. Barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad. Se construyeron  38 casas para 58 familias. En la calle de Granada se edificaron 4, y en la del Pacífico 6. En total 68 viviendas dadas en amortización para que los inquilinos pudieran ser propietarios. (GRABADO: Comba, La Ilustración Española y Americana, 1883)

El llamado «problema social»,  que pensadores y políticos de finales del siglo XIX, en el periodo de la Restauración, intentaron atajar por medio de la beneficencia y de la caridad cristiana, tuvo una de sus expresiones  más llamativas en la construcción de casas para pobres, una de las necesidades más acuciantes en el Madrid paupérrimo de la época.

La Constructora Benéfica, primeros pasos

La idea de crear la sociedad benéfica orientada a proporcionar a los trabajadores con escasos medios económicos viviendas higiénicas, cómodas y económicas, y además con la idea de inculcar en estas clases hábitos de orden y aseo, virtudes que, por su comportamiento y costumbres,  no se les reconocían, partió de Concepción Arenal y de la Condesa de Espoz y Mina, y el motivo  fue el de hacer efectivos dos importantes legados. Uno de 30.000 pts. que la Condesa de Krasinscky, de nacionalidad austriaca, entregó en 1874 al embajador de España en Paris Salustiano Olózaga para que se destinasen a beneficio de los trabajadores españoles. El otro de 7.425 pts.  donados por Gertrudis Gómez de Avellaneda. A estas dos cantidades se sumaban 13.478,30 pts. importe de una suscripción hecha en París por iniciativa de Salustiano Olózaga. Encargado de su ejecución José Olózaga, hermano del embajador, y con la cooperación de su inspiradora Concepción Arenal se fundó esta asociación en Madrid el 28 de abril de 1875 en una reunión celebrada en el Ayuntamiento bajo la presidencia del Conde de Toreno, alcalde por aquel entonces de la capital.

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La primera actuación de La Constructora Benéfica en 1883. Barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad  se construyeron  38 casas para 58 familias compuestas por viviendas colectivas de tres plantas, dos a cada lado de la calle, con cuatro viviendas por planta. Las viviendas unifamiliares, un total de 22, constaban de entrada, cocina, dos habitaciones y retrete en el exterior junto al patio. En la foto se ven dos viviendas unifamiliares proyectadas por Ricardo Marcos Bauzá en 1875. Se derribaron en los inicios el siglo XXI. (FOTO: Paloma Barreiro Pereira, «Casas Baratas», 1991)

«La primera actuación de La Constructora Benéfica fue en 1883, en el barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad»

Socios fundadores y socios numerarios

La Constructora Benefica fue el primer ensayo serio que existió en España para resolver la cuestión de las viviendas baratas con el fin de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores manuales, la mayoría empobrecidos a pesar de tener trabajo.

Además de Concepción Arenal, hubo otros muchos  defensores de la filosofía de la beneficencia como Andrés Borrego y Francisco Méndez Álvaro, artífices de sociedades benefactoras que el propio Estado se encargó de canalizar a través de la Ley de Beneficencia de 1849, que encargaba  su organización a las Juntas Municipales.

La sociedad caritativa La Constructora Benéfica había sido creada principalmente gracias al impulso de Concepción Arenal, pero en su sesión fundacional participaron un  total de 32 personas, entre otras, el citado alcalde de Madrid conde de Toreno, el marqués de Santa Cruz, los marqueses de Urquijo, el marqués de Retortillo, el duque de Fernán Núñez y el conde de Guaquí. Igualmente, participaron con donativos la condesa de Krasinski, la condesa de Espoz y Mina, la marquesa de la Coquilla y Gertrudis  Gómez de Avellaneda; políticos como Moyano, Castelar y Sagasta; la Casa Real y numerosos profesionales liberales; así como el Ayuntamiento de Madrid, la Diputación Provincial y la Compañía de Ferrocarril del Mediodía, además de los anteriormente citados el entonces embajador en la capital francesa Salustiano de Olózaga José de Olózaga.

Los socios se dividían en fundadores y numerarios. Los estatutos establecían los modelos de vivienda y el tipo de financiación, alternándose la construcción unifamiliar con la colectiva. Los estatutos de La Constructora fijaban entre sus objetivos el de construir viviendas unifamiliares para su venta o alquiler, viviendas colectivas solo en alquiler y adquirir casas “dedicadas al alojamiento de la clase pobre, a fin de transformarlas en habitaciones cómodas, higiénicas y económicas para su simple arriendo”. También se establecían las condiciones de alquiler y los plazos para conseguir la propiedad de la vivienda: ocho, doce, dieciséis o veinte años.

«La sociedad caritativa La Constructora Benéfica había sido creada principalmente gracias al impulso de Concepción Arenal»

La Constructora Benéfica, sus obras

La primera promoción de La Constructora Benéfica se realizó en el barrio de Pacífico, en la calle de la Caridad, muy cerca de la estación ferroviaria del Mediodía, para aproximar la vivienda al lugar de trabajo de los destinatarios de las casas, que se empleaban en los talleres de la Compañía del Ferrocarril del Mediodía.

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La primera actuación de La Constructora Benéfica en 1883. Barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad se construyeron  38 casas para 58 familias compuestas por viviendas colectivas de tres plantas, dos a cada lado de la calle, con cuatro viviendas por planta. Las viviendas unifamiliares, un total de 22, constaban de entrada, cocina, dos habitaciones y retrete en el exterior junto al patio. En la foto se ven una vivienda unifamiliar proyectada por Ricardo Marcos Bauzá en 1875. Todas  las casas a excepción de ésta y una contigua se derribaron entre mediados del siglo XX y los inicios del XXI.(FOTO: Enrique F. Rojo, 2019)

La primera promoción: las casas de Pacífico

En las casas del barrio de Pacífico se contemplaron dos modelos constructivos, uno de viviendas unifamiliares y otro de pisos colectivos. En una primera fase se edificaron cuatro casas de vivienda colectiva de tres plantas, dos a cada lado de la calle, con cuatro viviendas por planta, lo que hacía un total de 48 viviendas. La estructura era idéntica en todas y constaban de entrada, cocina, dos habitaciones y retrete de uso común en el exterior junto al patio. En las fases posteriores se construyeron 22 viviendas unifamiliares a doble altura, haciendo un total de 26 las edificaciones y de 70 las viviendas.

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La primera actuación de La Constructora Benéfica en 1883. Barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad  se construyeron  38 casas para 58 familias compuestas por viviendas colectivas de tres plantas, dos a cada lado de la calle, con cuatro viviendas por planta. Las viviendas unifamiliares, un total de 22, constaban de entrada, cocina, dos habitaciones y retrete en el exterior junto al patio. En la foto se ven dos viviendas unifamiliares proyectadas por Ricardo Marcos Bauzá en 1875. La mayor parte de las casas se derribaron entre mediados del siglo XX y los inicios del XXI. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2019)

«La segunda actuación de La Constructora Benéfica se realizó en 1883 en el barrio de Bellas Vistas, en Cuatro Caminos»

Calle Caridad 1900
La primera actuación de La Constructora Benéfica en 1883. Barrio del Pacífico, en la calle particular de la Caridad.( Foto, circa 1900)

Plano General Viviendas calle Caridad 1885
Plano general de las viviendas para trabajadores edificadas por la Asociación de Caridad La Constructora Benéfica en las calles de la Caridad, Pacífico y Granada en 1883. En la calle particular de la Caridad se construyeron 38 casas para 58 familias compuestas por viviendas colectivas de tres plantas, dos a cada lado de la calle, con cuatro viviendas por planta. Las viviendas unifamiliares, un total de 22, constaban de entrada, cocina, dos habitaciones y retrete en el exterior junto al patio. La mayor parte de las casas se derribaron entre mediados del siglo XX y los inicios del XIX.

Cuatro Caminos, Bellas Vistas y  Puerta de Toledo

La segunda actuación de La Constructora Benéfica se realizó en 1883 en el barrio de Bellas Vistas, en Cuatro Caminos, en la manzana formada por las calles de Pedro Barreda, Carlos Rubio, Tenerife y Almansa, en la que se abrió una calle que se llamó de la Constructora Benéfica (hoy Garellano) y que se juntaba con el camino de Leñeros que avanzaba hacia el oeste. En este entorno, en la actual calle de Avelino Montero Ríos, continuación de Alvarado y parte del antiguo camino de Leñeros, se construyeron 18 viviendas unifamiliares a doble altura y patio trasero, amortizables a veinte años para posibilitar que los inquilinos pudieran adquirirlas.

Planta vivivienda unifamiliar adosada Cuatro Caminos
Planta del grupo de viviendas unifamiliares adosadas en Cuatro Caminos, en la calle de La Costructora Benéfica, actual calle de Avelino Montero Ríos. La promoción constaba de18 viviendas unifamiliares a doble altura y patio trasero.

Calle Constructora Benéfica 1925
En la actual calle de Avelino Montero Ríos, continuación de Alvarado y parte del antiguo camino de Leñeros, se construyeron 18 viviendas unifamiliares a doble altura y patio trasero. La calle se llamó inicialmente de la Constructora Benéfica. Aspecto de las casas en 1925.

En estos terrenos, que aún estaban desocupados, se empezaron a construir en 1918 a cargo del arquitecto Ignacio Aldama, un total de 34  casas con entrada por la calle de La Constructora Benéfica de tipología unifamiliar y de dos plantas, con su jardincillo en el interior.  Estas casas se dieron unicamente en alquiler entre 25 y 30 ptas. mensuales, con la condición de que, cuando fuera necesario pudieran concederse en amortización por el número de años que se estimara conveniente. Pero como estas casas acabaron siendo demasiado caras para las clases más modestas, se probó también con la edificación en el número 33 de la mencionada calle (hoy Garellano) de una casa de vecindad con 8 viviendas.

Planta alzado y seccion vivienda 1917
Planta, alzado y sección de vivienda de dos plantas con cuatro dormitorios, saón comedor, cocina, ropero, retrete y patio, firmado por Ignacio Aldama en 1917 para La Constructora Benéfica.

Es importante destacar el hecho de que mientras que las casas del barrio de Pacifico fueron muy solicitadas y estuvieron ocupadas constantemente, en el de Bellas Vistas (Cuatro Caminos)  hubo dificultades de alquiler y muchos inquilinos las abandonaban enseguida,  debido al alto precio de las mensualidades, lo que obligó a la Sociedad a publicitarlas en  periodicos, carteles y anuncios y también a estudiar un nuevo sistema de alquiler y a ampliar los plazos de amortización a 25, 30 y 35 años para
aquellos inquilinos que prefirieran pagar alquiler y amortización.
Durante diez años la Constructora sufrió una paralización en sus edificaciones, centrando sus actividades en la búsqueda de nuevos terrenos, a pesar de contar todavía con suelo para construir en Bellas Vistas .

El 9 de diciembre de 1920 se inauguró en la calle de Tenerife un grupo de 16 casas realizado con fondos de la testamentaría de la marquesa de la Coquilla.

Calle Tenerife Plano Iribas
La segunda actuación de La Constructora Benéfica se realizó en 1883 en el barrio de Bellas Vistas, en Cuatro Caminos, en la manzana formada por las calles de Pedro Barreda, Carlos Rubio, Tenerife y Almansa, en la que se abrió una calle que se llamó de la Constructora Benéfica. (Sección del plano de Álvaro González Iribas, 1906)

Colonia Bellas Vistas calle Leñeros 1898
Viviendas en Bellas Vistas (Cuatro Caminos) construidas por La Constructora Benéfica en el camino de Leñeros en 1898. La mayor parte de estas viviendas han desaparecido.

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Vivienda situada en la zona mas occidental de la actual calle de Leñeros en Bellas Vistas (Cuatro Caminos) construidas por La Constructora Benéfica en 1898. La mayor parte de estas viviendas han desaparecido. (FOTO: ©Google Maps, 2020)

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Vivienda en la calle de Tenerife con Santa Juliana , firmada por  A. Calvo en 1886. Pertenece a la segunda actuación de La Constructora Benéfica  realizadas a partir de 1883 en el barrio de Bellas Vistas, en Cuatro Caminos, en la manzana formada por las calles de Pedro Barreda, Carlos Rubio, Tenerife y Almansa. (FOTO: Paloma Barreiro Pereira, «Casas Baratas», 1991)

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Viviendas unifamiliares de La Constructora Benéfica en la calle Tenerife con Julian Zugazagoitia, edificadas en 1886 por el arquitecto Arturo Calvo Tomelén..  (FOTO: ©Google Maps, 2020)

En 1889 La Constructora Benéfica había construido ya 86 viviendas de las que 26 habían pasado a ser propiedad de sus inquilinos. Tras un periodo de inactividad, de 1893 a 1897, se construye una casa colectiva para alquilar con 13 viviendas en la calle de la Solana (hoy desaparecida), esquina a la del Águila, cerca de la Puerta de Toledo.

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En la actual calle de Avelino Montero Ríos, continuación de Alvarado y parte del antiguo camino de Leñeros, se construyeron 18 viviendas unifamiliares a doble altura y patio trasero, amortizables a veinte años para posibilitar que los inquilinos pudieran adquirirlas. La promoción se completaría con otras tantas viviendas en la misma calle. Hasta 2010 las aceras de la calle conservaron el losado de granito original de la época de las casas. El Ayuntamiento de Madrid lo eliminó para sustituirlo por los adoquines habituales. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2010)

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Calle Tenerife (Cuatro Caminos). Vivienda colectiva de 1919,  formada por un bloque de tres alturas, patios interiores, con 50 viviendas en régimen de alquiler y dos escuelas. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2010)

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Vivienda colectiva en la calle Tenerife (Cuatro Caminos), 1919. Entre las calles de Carlos Rubio y Tenerife se acometió con el legado Coquilla el mayor proyecto de vivienda colectiva formado por un bloque de tres alturas, patios interiores, con 50 viviendas en régimen de alquiler y dos escuelas. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2010)

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En sus terrenos de Bellas Vistas, La Constructora Benéfica decidió construir en el año 1918 veintidos  viviendas unifamiliares de tipología similar a las actuaciones anteriores, y una casa de vecindad para ocho viviendas. En 1919, en la parte norte de esos terrenos, entre las calles de Carlos Rubio y Tenerife se acometió con el legado de la marquesa de la Coquilla el mayor proyecto de vivienda colectiva formado por un bloque de tres alturas, patios interiores, con 50 viviendas en régimen de alquiler y dos escuelas. (FOTO: Enrique F. Rojo, 2010)

«Entre 1907 y 1925, La Constructora adquirió unos terrenos en La Guindalera, en la esquina formada por la calle de Cartagena y el Camino de Canillas, en la confluencia con la actual Avenida de América«

Colonia de La Guindalera

Entre 1907 y 1925, La Constructora adquirió unos terrenos en La Guindalera, en la esquina formada por la calle de Cartagena y el Camino de Canillas, en la confluencia con la actual Avenida de América. Se construyó una colonia de  26 viviendas unifamiliares en torno a las desaparecidas calles de los Gremios y de la Consolación. De esta promoción no queda ningún vestigio.

La Guindalera G. Iribas 1910
La Constructora Benéfica construyó entre 1907 y 1925 una colonia de 26 viviendas unifamiliares en torno a las desaparecidas calles de los Gremios y de la Consolación. De esta promoción no queda ningún vestigio. (PLANO: González Iribas, 1910)

Planimetría grupo La Guindalera
Parcelario de la tercera intervención de La Constructora Benéfica entre los barrios de la Prosperidad y La Guindalera, junto al camino de Canillas. Estas casas se fueron derribando a lo largo del siglo XX.

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Grupo de casas adosadas en la calle los Gremios, junto a la calle Cartagena,en el límite de La Guindalera con la Prosperidad (Foto, circa 1925)

Trayectoria de La Constructora Benéfica

La labor de La Constructora Benéfica se mantuvo con éxito hasta el primer cuarto del siglo XX gracias al mecenazgo y a las ayudas del Estado que participó a través de la ley de 9 de enero de 1877, de exención de impuestos y contribuciones para las asociaciones benéficas.

Paradójicamente, La Constructora Benéfica también se aprovecharía en los inicios de las ventajas de las leyes de Casas Baratas a partir de 1911 que aunque llegaron a subvencionar hasta un 25% del presupuesto total de diferentes actuaciones, acabaron por minar el objetivo de la sociedad al verse obligada a competir con promotores que manejaban presupuestos mayores y que orientaban su oferta a las emergentes clases medias con presupuestos  superiores. De esta manera, las  leyes de Casas Baratas colaboraron para que la compañía con el tiempo perdiera su razón de ser y acabara practicamente por cesar su actividad. Del mismo modo, cuando fue necesario recurrir al crédito, hubo bancos que les ofrecieron  préstamos a bajo interés, que a la larga consumieron los fondos, siempre escasos de la sociedad.

Al menos hasta 1990  la Constructora Benéfica seguía dada de alta como sociedad mercantil con sede social en la calle de Trafalgar nº l, I º Izda. de Madrid.  Aunque en 1903 se dió por extinguida la Sociedad, en 1904 se retomó la actividad.  Hasta 1972 siguieron construyendo viviendas baratas para obreros. Pero a partir de esa fecha no se realizó ninguna construcción, ni se adquirieron nuevos terrenos por falta de recursos economicos, limitándose tan solo a vender los pisos levantados en periodos anteriores.

Referencias.-

de San Antonio Gómez, Carlos
La Constructora Benéfica
Un siglo de vivienda social 1903-2003.  Tomo I (págs. 58-61).
VV. AA.
Carlos Sambricio (ED.)

Valenzuela Rubio, Manuel
Las sociedades constructoras benéficas, una respuesta paternalista al problema de la vivienda obrera. Su incidencia en la configuración de la periferia madrileña (1875-1921)
Anales del Instituto de Estudios Madrileños. Tomo XX
C.S.I.C Madrid ,1983

Barreiro pereira, Paloma
Casas Baratas. La vivienda social en Madrid 1900-1939
COAM, Madrid, 1991

Cabeza Sánchez-Albornos, Sonsoles
La Constructora Benéfica 1875-1904
Madrid en la sociedad del siglo XIX Vol. I
Consejería de Cultura. CAM
Madrid, 1986

«Chalets» Adosados del siglo XIX en el barrio de Tetuán (Blog Urban Idade, 2008)