VENTANAS AZULES

 

Ventanas para mirar el sol

Ventanas para mirar la luz.
Para asomarse a ellas y verlo todo.
Para mirar y cegarse con la luz del sol.

Son una ventana azul tras otra ; azul celeste.
Son ventanas azul celeste para mirar el sol.
Para verlo todo de color azul, y cegarse.

Luz azul

En verano, con el sol de fondo que vivifica todo lo que toca
la luz azul convierte el mundo.
Aunque ciegue el azul con su brillo potente y azul se vuelva el mundo,
la luz azul,  de matices infinitos, atenderá a los reflejos del mar brillante y esperará.

Azul de mar

Azules del mar y de los muros blancos de cegadora luz que miran azules al vecindario en su reflejo.
Azul es mi color. Azul de mar, de cielo azul y de los otros mares que huelen a este mismo olor que brilla y templa el viento cálido y azul que siempre ciega .

Fotos de Antiguos comercios de Madrid (II)

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Huevería «Luciano Lacort«, aves y caza, en la calle Quintana, 23 (1924)

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Despacho de Lotería (1900).

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Almacenes Cuadrado (1932).

 

 

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 Bodega Barrera, en la calle Marqués de Urquijo, 21 (1920)

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1. Compra-Venta «La Comercial«, en la calle Noviciado, 12 (1930); 2. Interior de una pañería , en 1900; 3. Interior de una tienda de «ultramarinos» (1920); 4. Interior de la tienda de «ultramarinos» El Colmado (1920)

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Panadería Repostería Viena Capellanes -fundada en el año 1873-, en la calle Arenal , en 1920. (Foto: Archivo de Viena Capellanes)

Interior de la sucursal de Viena Capellanes de la calle Preciados, 1820(Foto: Archivo de Viena Capellanes)

 viena-capellanes_calle-ruiz-de-alarcon-9_1930.jpg  Sucursal de la Panadería Repostería Viena Capellanes, en la calle Ruíz de Alarcón, 9  en 1920. (Foto: Archivo de Viena Capellanes)

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Zapatería en la calle Relatores, 10 (1930)

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Relojería y fábrica de relojes Carlos Coppel, en la calle Fuencarral, 25 y 27 (1920)

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Taberna (1927)

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Peluquería Monares (1914)

Basílica de San Francisco el Grande

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El convento fue reconvertido en cuartel de Infantería y Prisiones Militares, que es lo que se puede ver en esta fotografía de 1927, y en 1961 se derribó para ampliar la Gran Vía de San Francisco, continuación de la calle de Bailén, quedando sólo la Iglesia, que es la que actualmente conocemos como San Francisco el Grande

El Convento

Fueron religiosos franciscanos los que habitaron el convento primero, que se fundó en torno a 1220 en donde se dice que Francisco de Asís había construido una chocita junto a una fuente de aguas curativas. Sus seguidores, a base de limosnas, levantaron el convento, grande edificio de diez patios y doscientas celdas, noviciado y enfermeria, refectorio, gran Capilla Mayor y varias fuentes. Los devotos a este lugar fueron familias ilustres de Madrid: Luzones, Lujanes, Vargas, Cárdenas, que se hicieron enterrar en su interior.

En 1617 la Iglesia se renovó y en 1760 la derribaron con todos los sepulcros, esculturas funerarias y su contenido.

El convento fue reconvertido en cuartel de Infantería y Prisiones Militares y en 1961 se derribó para ampliar la Gran Vía de San Francisco, continuación de la calle de Bailén, quedando sólo la Iglesia, que es la que actualmente conocemos como San Francisco el Grande, restaurada recientemente trás varias décadas de trabajos de consolidación. En el lateral izquierdo se aprecia el bocado del convento contiguo que fue demolido y en la parte trasera aún se advierten más claramente los restos.

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Detalles del Plano de Pedro Teixeira de 1656 en donde aparece la Iglesia y el Convento de San Francisco con un aspecto muy distinto al actual.

Parque de la Cornisa

Precisamente en este lugar, las traseras del templo, conocido como el Parque de la Cornisa, mirador natural desde el que se divisa el Madrid del otro lado del río Manzanares, el Ayuntamiento junto con el Arzobispado planean reconvertir la zona en base a unos acuerdos de 2006. El Ayuntamiento prevé una reurbanización completa del Parque de la Cornisa, las traseras de la Ronda de Segovia y Cuesta de las Descargas, así como de la parcela del Seminario Conciliar y la parcela contigua a la Basílica de San Francisco el Grande. También se incluye la apertura de dos calles abiertas al tráfico, una que atravesaría el actual Parque de la Cornisa, y otra en las traseras de la Ronda de Segovia. Curiosamente en 1999 el Arzobispado ya intentó construir en el actual parque de las dalias, entonces el solar vacio que ocupara el viejo cuartel de Infantería y Prisiones Militares, un edificio de oficinas, que finalmente no se hizo, si bien la batalla continúa.

Los vecinos de la zona se han unido en una plataforma y denuncian el caso, que podría suponer la autorización por convenio urbanístico al Arzobispado de Madrid para que construya más de 20.000 m2 para nuevos edificios de uso propio: la nueva sede de la Curia (Casa de la Iglesia) y una biblioteca conciliar. La Iglesia justifica la edificación de toda esta superficie, alegando su renuncia a la edificación del terreno contiguo a San Francisco el Grande. La Plataforma ha elaborado un manifiesto en el que se exponen las protestas a esta actuación.

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San Francisco el Grande 2007

En el lateral izquierdo de la basílica se aprecia el bocado del convento contiguo que fue demolido y en la parte trasera aún se advierten más claramente los restos.

 

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Vista de las traseras de la iglesia, justo en la zona ajardinada del Parque de la Cornisa (Foto: Enrique F. Rojo)

 

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En esta foto del año 1931 se pueden ver las traseras del antiguo convento de San Francisco. En la época el edificio era ya Cuartel de Infantería , denominado de El Rosario, y lo que vemos funcionaba como patio. En la actualidad las construcciones que se ven a la derecha, todas del antiguo cuartel, ya no existen y en su lugar se encuentra el parquecillo de las dalias. La construcción aneja de la izquierda, que sobresale, se cercenó en 1961, justo a la altura de la fachada del colindante que se tiró en la misma fecha y es lo que aún queda y la vemos en la foto de arriba con el grafiti y el dibujo de caras. De ahí su peculiar aspecto, con ventanas cegadas, parches y otros apaños. Todo el solar es el actual Parque de la Cornisa.
 

Foto olvidada

Me pregunto cuando veo mi foto en este album,
porqué no soy yo el que aquí veo.
Oigo mi pensamiento ensimismado,
que discurre acerca del pasado y no se acuerda.
Ni yo mismo me acuerdo de mi rostro,
el mismo que miro frente a frente, con sigilo.
He olvidado el pasado de esta foto,
y no puedo pensar cuanto he vivido.
Ni si quiera sé si el rostro de este album,
pertenece a mi rostro en este instante.

Y
pienso, si al que ahora miro distante no es el otro,
y yo mismo, olvidado, no soy más yo en esta foto,
sino un pasado olvidado en el presente,
de un rostro que sólo habita ya en un album.

Fotos de antiguos Comercios de Madrid

Casa Gregorio Crespo en 1863, especializada en productos de cañamo, cañizo, fibras vegetales y aperos de madera. Este negocio todavía sigue funcionando en el barrio de Malasaña, dedicado a la fabricación y venta de alpargatas.

La memoria del pasado más reciente nos la ofrece de modo misterioso la fotografía. Desde su invención es la «memoria fértil», perenne, que nos permite ser testigos de cómo fue nuestro ayer con la simple visión de la imagen antigua vista desde la distancia temporal, sin pre-conceptos. Más allá de las evocaciones literarias, imprescindibles y necesarias, la foto es única. Nos muestra todo, con «pelos y señales«, sin afeites, aún habiéndolos en el momento de la instantanea. Y, a partir de ahí, que vuele la imaginación. Y que invente. Y que desvirtúe la realidad, también. En eso consiste la literatura. De Pedro de Répide, Cronista de la ciudad de Madrid, erudito, literato maldito y bohemio en los años veinte del siglo XX, se dice que inventó mucho en su crónica. Junto con Mesonero Romanos, sus historias son consideradas referente historiográfico de la ciudad. Sin embargo, parece que elucubró, dió por hecho sin mucho fundamento, fantaseó o, simplenmente, inventó . Grandes narradores de la intrahistoria local.

Lo que sigue es una selección de fotos de comercios típicos del Madrid de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Son fotos en las que los protagonistas, son las tiendas y los tenderos, (ya no hay tenderos) que se exponen delante de su comercio, como parte del «género» que venden. Ellos son parte del todo que es la tienda. La tienda, el todo, y su su contenido, la parte. La parte que se vende y la parte que vende: «el género» y «el tendero».

Fruter�a

Frutería y Huevería. Calle Carranza, 15 (1900)

La primera foto es de una frutería-huevería. Sigue habiéndolas. Yo que vivo en el barrio de La Prosperidad conozco alguna -comercio tradicional- que aún se denomina así: vende fruta y huevos. Son negocios que pasaron de padres a hijos. Algunos hijos que entendieron que debían continuar con en negocio, sin más dudas. Fruta y huevos, en 2008 del siglo XXI.

Las imprentas, por ejemplo, apenas existen ya como negocio exclusivo. La mayor parte de las empresas familiares del sector se dedican a la burda y eficaz fotocopia y a la multicopia publicitaria. En algún lugar, sin duda, todavía ha de existir una imprenta dedicada en exclusiva a esta actividad casi artesana, que embriaga con su penetrante olor a tintas y con el monótono ruido de las máquinas. En 1980 había en Madrid más de cien establecimientos dedicados a todo tipo de actividades comerciales tradicionales.

Imprenta Almacén de semillas

Imprenta Ducazal en la Plaza de Isabel II, 6 (1900) y Almacén de semillas, calle Luchana, 37 (1910)

Acerca de las tiendas de semillas, he de confesar que, aún siendo mis orígenes más bien urbanos, cuando las descubrí en Madrid -ya las había visto en otras localidades más agrícolas- me sorprendí tanto que no era capaz de pasar delante de ella sin pararme ante su vitrina o de entrar sólo para mirar. Siempre me parecieron una especie de museo. Igual que las cordelerías y las alpargaterías. La alpargata era un calzado típico de la España pobre del siglo XX. Algunas fábricas levantinas -herederas de la tradición familiar- intentan año trás año promocionarla como calzado veraniego «typical spanish». Bueno es. En Madrid recuerdo que había un almacén de semillas en la calle de Atocha. No se si seguirá existiendo.

Las zapaterías, los talleres de zapatos, pasaron de ser locales en los que se confeccionaba el calzado a la medida para ser meros talleres de restauración, de arreglo: zapateros remendones. En la actualidad perviven los talleres de arreglos. Después de un periodo de grave crisis, pués nadie arregla, sino que tira y compra, parece que la recesión remonta y los zapateros renacen de sus cenizas. A pesar de ello, cada vez son menos los que se mantienen en el oficio.

Zapateria Kiosko bebidas

Zapatería en la calle Cava Baja, 22 (1910) y Kiosko de bebidas a finales de la pimera década del siglo XX, ambos en Madrid.

El kiosko de bebidas me llama la atención. En otros lugares del orbe el kiosko sigue siendo algo cotidiano. En Madrid ahora, con tantos bares por metro cuadrado lo vemos como una curiosidad, pero debió de ser toda una institución. También imprescindible.
En cuanto a la farmacia que se recoge en la fotografía, llama poderósamente la atención, no sólo la ubicación del local, en la calle de Serrano, importantísima en 1905, sino la indumentaria de los que posan en la foto. Podrían ser los empleados y propietario. Y los hijos del propietario, posiblemente. Tan bien vestidos. Es la calle de Serrano. Interesantísima foto.

Farmacia

Farmacia Manera. Calle Serrano, 44 (1905)

Interesante también el testimonio de la tienda de navajas, «vaciador Nicolás Gesse«, afiladores de estirpe. El comercio ha sobrevivido en Madrid hasta el siglo XXI. En este momento no se si todavía sigue abierto el negocio Viuda y nietos de Nicolás Gesse, en la calle Esparteros nº 6 de Madrid, pero su continuidad es de al menos de cien años.

Vaciador

Vaciador/ Afilador “Nicolás Gesse”. Calle Esparteros, 6 (1910)

Referencias._

Fotos de antiguos comercios de Madrid II

Galería de fotos antiguas de Madrid

Comercios tradicionales de MADRID

Memoria visual de Madrid
Ediciones La Librería
Madrid, 2007