Madrid, bares y terrazas

Terraza en una calle céntrica de Madrid, (Foto: E. Fidel Rojo)

Para quien haya vivido en una ciudad grande como Madrid, los bares, posiblemente, habrán sido como sus vecinos buenos. Siempre estaban ahí. Para lo que fuese. Mi madre me mandaba a la casa de los vecinos de en frente para pedirles que nos dejaran un limón, un poco de sal o un diente de ajo. A veces tenías que dejarle a deber algunas pesetas al tendero porque te confiabas de que lo que ibas a comprar iba a ser más barato y te quedabas limpio. Pero siempre te dejaban endeudarte a sabiendas de que iban a cobrar, pues la confianza era mutua. Era una época en la que eso era normal. Era la cultura del barrio, un acuerdo entre gente pobre en el que ese acto de generosidad cohesionaba las relaciones y ayudaba al vecindario, enriqueciendo a los que más tenían, situación que explotaban estos, digamos, empresarios populares, siempre respetados. Los bares eran como las tiendas. Podías echar mano de su generosidad, que casi nunca faltaba.

Hace tiempo que los bares en Madrid, no sé si como en todas las ciudades de España, no son como los bares de barrio que recuerdo de mi infancia y juventud. Ahora se han replegado y han establecido una jauría terracera terca y tenaz que solo mira por el interés avizor del cliente rentable. Dueños nuevos. Amnesia, desconocimieno o ignorancia del origen. Adiós al barrio y adiós a los vecinos. Miedo por mi parte.

Si mis padres vivieran, seguramente se habrían mudado de barrio o de ciudad. Digo mentalmente, como creo que estoy haciendo yo. Es una pena, pero ya no me fío de los bares. Ni siquiera de los que están debajo de mi casa, contagiados por los beneficios de la peste que vino de un virus, abriéndose por encima de las aceras, los parques o las calzadas y que ya no te fían ni el saludo. (continuará)

Banalización de la prensa en España

Urban Idade

Cabecerasmall

La crisis del modelo de negocio de las principales cabeceras de los periódicos mundiales también ha llegado a España y la adaptación de estos a las nuevas tecnologías y a los cambiantes hábitos de los lectores ha generado una novedosa y controvertida forma de ofertar la información. El resultado se traduce en una banalización de los contenidos que también afecta globalmente a la calidad de la redacción de los textos que se publican, añadiendo un componente de responsabilidad social que compromete directamente a los grupos editoriales y a los mismos periodistas que elaboran la información. Tristemente, son escasos los profesionales que asumen su responsabilidad, apostando, la mayoría, por la inmediatez, por lo fácil que no requiere ni esfuerzo, ni habilidad, ni capacidad.

La crisis del modelo clásico de prensa

Ya todos conocemosla gran crisis y decadencia de la prensa escrita «tradicional». En los ultimos quince años las tiradas…

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Viaje por el Madrid de la guerra civil (Celia en la revolución)

Celia en la revolución copia

En 1936, en Segovia, un abuelo arroja el periódico de mala manera al suelo. Balbucea no se sabe qué delante de sus nietas que asisten a la escena  asustadas. Las niñas inquietas preguntan qué pasa. El abuelo, casi sin aliento, responde: «¡Se ha sublevado la guarnición de África!».

En estos términos tan dramáticos arranca la novela Celia en la revolución, de Elena Fortún, una de las grandes novelas  de la guerra civil española, en palabras de Andrés Trapiello.

Esta «es la novela que hubiera querido escribir Pío Baroja y no pudo: le faltó conocimiento de primera mano para hacerlo; y la que habría querido escribir Max Aub y no supo, al estar preso él, como tantos otros, de prejuicios  y razones históricas…». Así define Trapiello la novela de Fortún en la introducción que hace en la edición de Celia en la revolución de Renacimiento.

Félix de Azua se refirió al libro como un documento sobre la guerra civil  conmovedor «porque asistimos al horror desde los ojos de una niña y sabemos que todo lo que cuenta es verdad».

Este libro es , con una narración sencilla y directa, poética y desgarradora  la novela, escrita recién acabada la guerra,  un relato autobiográfico de Elena Fortún.

Viaje con Celia por el Madrid de la guerra civil.

A partir de este libro que editó en 2016  la editorial Renacimento, encargada de hacer valer el legado de Elena Fortún, con el brillo presente de Marisol Dorao, y en el que su autora cuenta la verdad de la guerra, aparece la investigación de otra autora que busca la verdad.

María Jesús Fraga, que recuerda cuando era pequeña y su madre le leía las aventuras de Celia, el personaje de las novelas de Fortún, ha trabajado durante años para llegar a la realización de un mapa que sigue el itinerario de la protagonista de esta postrera novela.

Mapa digital

El mapa digital a partir de Celia en la revolución recupera un Madrid en guerra visto desde los ojos de la Celia adolescente.
Con la Cartografía digital del Madrid iniciamos un viaje al Madrid de los años 30 que describe la novela Celia en la revolución. El proyecto aúna la historia de la ciudad, las vivencias de la joven protagonista y las de la propia Elena Fortún, de la que la biblioteca de la Comunidad de Madrid conserva una inestimable colección personal, en su mayor parte digitalizada y accesible en la Biblioteca Digital de Madrid.

La cartografía Celia en la revolución realizada por María Jesús Fraga propone, a través de la obra de Elena Fortún, transformar el texto de Celia en la revolución en un mapa interactivo, reubicando los lugares que aparecen en la novela.

Plano Celia 1936

Referencias.-

Revisitamos Celia en la revolución: cartografía digital de Madrid (1936-1939) en la novela de Elena Fortún
El portal del lector. Bibliotecas de la Comunidad de Madrid

Morales, Clara
Elena Fortún en la revolución
Infolibre, 25/09/2020

Mascarell, Purificació
La urbe moderna en la narrativa de Elena Fortún:
espacio y significado
Anales de Literatura Española. Núm. 35, 2021, pp. 141-157

Fortún, Elena
Celia en la revolución
Editorial Renacimiento
Sevilla, 2016

Elisa y Marcela se casan

La aventura de dos mujeres en los inicios del siglo XX que se querían y que decidieron casarse. Para la época era algo impensable. Socialmente era abominable. Y ante la Iglesia, totalmente imposible.

Nuevo Mundo-1901-02

La aventura de dos mujeres en los inicios del siglo XX que se querían y que decidieron casarse. Para la época era algo impensable. Socialmente era abominable. Y ante la Iglesia, totalmente imposible.

Elisa y Marcela se casan

La historia, que sucedió en La Coruña, en 1902, acabó regular. Hubo implicación eclesiástica y política. Persecución policial y detenciones.

En febrero de 2019, un año antes de la crisis sanitaria,  se estrenó la película de Isabel  Coixet  “Elisa y Marcela” que contaba la historia de estas dos mujeres.

Mucho antes, en marzo de 2010, Narciso de Gabriel había publicado “Elisa y Marcela. Más allá de los hombres”. El tema de investigación surgió,  apuntaba de Gabriel, casualmente en 1993 cuando estaba trabajando en el archivo Histórico Universitario de la Universidad de Santiago de Compostela sobre los procesos disciplinarios  a los que se sometió al profesorado de magisterio en la Galicia de a segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del siglo XX.

Narciso de Gabriel encontró casualmente un expediente incluido en un ejemplar de La Voz de Galicia del 22 de julio de 1901 que se titulaba “Un asunto ruidoso. Un matrimonio sin hombre” (Narciso de Gabriel. Elisa y Gabriela. Amigas y amantes. Ediciones Morata. Madrid, 2019)

Las contrayentes recurrieron a un elaborado  artificio para sellar su amor casándose, engañando con el travestismo de una de las cónyuges,  consiguiendo la certificación de su acto como un matrimonio al uso.

La historia de aquel matrimonio extraordinario antes de que la contaran Narciso de Gabriel e Isabel Coixet, la narró la prensa de la época.

Prensa de la época: el matrimonio

Recogiendo información de los periódicos de La Coruña, se encuentran extensos relatos sobre el conocido como el “matrimonio de dos mujeres”.El 25 de junio de 1901, el diario La Época de Madrid publicaba que a madrina de boda fue una señora llamada doña Ricarda, viuda del comandante de infantería Sr. Sánchez, que tenía alguna amistad con la madre de Marcela Gracia, por haber sido vecinas. Doña Ricarda tenía conocimiento de las relaciones de Marcela y Elisa, por las noticias que su vecina, de nombre Ibeas, que con gran disgusto le había relatado. Cuando Elisa preparaba la boda, haciéndose pasar por hombre con el nombre de Mario, la madre de Marcela se ausentó de La Coruña , marchándose para Santiago de Compostela.

Yendo Marcela y su novio a la casa materna, encontrándola cerrada, coincidieron con doña Ricarda que pasaba por ahí en ese momento. Ésta, sabiendo de la relación de la muchacha pudo conocer al novio, de quien la señora Ibeas había dicho que era un joven borracho y calavera.

Después de hablar las dos mujeres con doña Ricarda, y viendo que la madre de Marcela no aparecía, le rogaron que fuese su madrina, a lo que accedió. Verificado el matrimonio eclesiástico, almorzaron las recién casadas en casa de una amiga de doña Ricarda, doña Francisca Ramos, con quien hicieron rápida amistad. De allí se dirigieron Mario y Marcela a casa del fotógrafo Sr. José Sellier para retratarse, y la fotografía que expuso el fotógrafo en el escaparate de su local mostraba a la pareja de pie, cogida del brazo, Marcela con traje de novia, Elisa vestida de hombre.

Cuando Mario fue a la iglesia de San Jorge a recoger el certificado de matrimonio, el cura señor Cortiella ya estaba advertido de la monstruosidad consumada, por la denuncia recibida de Dumbría. El cura había quedado con un médico amigo suyo para que le realizase un reconocimiento a Elisa y así confirmar su sexo. Sin embargo, Mario, nada más entrar en la sacristía, viendo al médico, atisbó la encerrona y se esfumó.

El médico afirmó que durante los instantes que pudo ver a Mario de cerca, se trataba de una mujer. La pareja permaneció separada algunos días más en La Coruña, comunicándose a través de notas furtivas. Después, viendo que el caso se hacía público, Mario se marchó a Oporto, y a los pocos días Marcela hacía lo mismo. A pesar de ser considerados delincuentes, la policía de La Coruña inicialmente se mantuvo al margen sin tener orden para mezclarse en el asunto.

Mario, días antes de la celebración del matrimonio se había presentado en la Delegación de Hacienda para obtener la cédula personal, alegando que la había perdido. Para justificar su identidad aportó el aval de M.H.C., persona muy conocida en La Coruña y pariente suyo, que permitió la expedición del documento con su nueva identidad. Este señor fue después padrino de la boda.

El Imparcial, el 23 de junio de 1901, ya había publicado un reportaje titulado Dos mujeres se casan.

Comenzaba el texto anunciando el descubrimiento de un suceso extraño y folletinesco, que ocupaba la atención de las gentes y era objeto de todas las conversaciones de la población.

Se trataba de un matrimonio civil y canónicamente contraido por dos mujeres. Este suceso, verdaderamente extraordinario, de índole tan delicada -afirmaba el periódico- no es posible relatarlo con todos sus detalles.

Contaba el periódico que en 1885 Marcela Gracia Ibeas tenía 19 años, hija del capitán de regimiento de Murcia D. Manuel Gracia, estudiaba el tercer curso en la Escuela Normal de maestras de La Coruña. Allí conoció a Elisa Sánchez Lóriga, compañera de la Normal.

Fue tal la amistad de las dos jóvenes que los padres de Marcela decidieron mandarla a Madrid impidiendo que se vieran. Cuando Marcela volvió de Madrid, Elisa había terminado sus estudios de maestra elemental y ejercía como interina en la ecuela de Couso.

Marcela Gracia se hizo maestra superior y se encargó de la escuela de Calo. Después de acabar su interinidad, Elisa se desplazó a Calo junto a Marcela con la que estuvo viviendo siete años. De allí se trasladaron de nuevo a Couso, y posteriormente a Dumbría, donde Marcela fue nombrada maestra.

Prensa de la época: el bautismo

Según la narración de El Imparcial, En abril de 1901, Elisa Sánchez Lóriga se presentó vestida de hombre al párroco de San Jorge, sreñor Cortiella, para ser bautizada. Le dijo al cura que se llamaba Mario Sánchez Lóriga, que era natural de La Coruña y explicó que no se había bautizado antes debido a las creencias de su padre; añadiendo que pensaba contraer matrimonio en breve.

El cura sospechó. Aun así, se instruyó el expediente en el provisorato de la diócesis de Santiago para el bautizo solicitado. También se impartieron las correspondientes lecciones de doctrina cristiana.

Cumplidos estos preliminares, el cardenal-arzobispo de la diócesis concedió la autorización para el bautismo. Comprobando los libros bautismales apareció inscrito en 1862 el nombre de Elisa Carmen Sánchez Lóriga, a la que Mario aludió como su hermana, ya fallecida. El bautizo tuvo lugar el 26 de mayo de 1901, día de Pentecostés. Fue madrina doña Jacoba Lóriga y padrino un muchacho empleado en la sacristía de San Jorge, de nombre Manuel Prado.

Mario vestía un traje oscuro, casi negro, llevaba un sombrero blanco flexible con cinta negra, y calzado de lona amarilla. Llevaba también una leontina dorada unida al reloj de bolsillo con la que jugaba constantemente, y tres anillos en la mano derecha.

Su andar firme y resuelto, sus ademanes varoniles y su pelo corto, peinado a raya, con algo de tupé, no hicieron sospechar su verdadero sexo. En el libro parroquial quedó inscrito como Mario José Sánchez.

Respecto a la boda, Mario obtuvo del cura párroco de Dumbría la certificación de haber sido leidas las amonestaciones para su matrimonio con la señorita Marcela Gracia Ibeas con urgencia por embarazo, sin que nadie hubiese manifestado reparos a la celebración de la misma. El cura de Dumbría delegaba en el señor Cortiella para efectuarla y el matrimonio se llevó a cabo el día 8 de junio de 1901 por el cura de San Jorge, después de cumplir con los obligatorios requisitos municipales.

La novia Marcela Gracia vestía un traje color castaña, llevaba mantilla y, prendido en el pecho un ramo de azahar. Fueron padrinos el tenedor de libros de Crédito Gallego, d. Manuel Hervida C., y doña Ricarda Sánchez, viuda de un comandante, y levantó acta del matrimonio un oficial del juzgado.

Se celebró la misa de velaciones, y los novios con toda la comitiva se fueron a tomar chocolate a casa de la madrina, y como no tenían domicilio en La Coruña, salieron a la calle cogidos del brazo y fueron a hospedarse a una fonda de la calle de San Andrés.

Pocos días después el cura párroco señor Cortiella recibía la denuncia del párroco de Dumbría que sospechaba del engaño. Inmediatamente intervino la justicia. Lo cierto es que el juzgado de Corcubión ha comenzado a instruir la correspondiente sumaria, y que este suceso tan singular, tan disparatado y tan inverosímil, es la comidilla de todo el mundo de aquí, como lo será en todas partes.

Referencias.-

Marcela y Elisa, casadas en 1901 (Cristóbal Ramírez, El País, 14 de marzo de 2010)

Son dos mujeres y se casaron en 1901 (Manuel García Solano, El Mundo, 30 de junio de 2002)

Marcela y Elisa, las únicas lesbianas que se casaron por la Iglesia (Henrique Mariño, Público, 22 de octubre de 2016)

Narciso de Gabriel: «La historia de Elisa y Marcela es más de género que de sexo» (Isabel Bugallal, La Opinión, 8 de abril de 2010)

Um amor de contrabando (Jorge Marmelo, Público, 10 de diciembre de 2011) En portugués.

de Gabriel, Narciso

Elisa y Marcela. Amigas y amantes

Ediciones Morata

2019, Madrid

Fábrica electrotécnica Chamartín S. A. «F. Benito-Delgado»

Francisco Benito-Delgado López era perito industrial. Al poco de licenciarse, en 1916, trabajó como técnico en la Unión Eléctrica Madrileña, ocupándose más adelante en el desarrollo de prototipos y en el departamento de transformadores y motores. En 1924 abandonó la empresa y en 1925 se estableció por su cuenta, dedicándose a las instalaciones eléctricas, con un taller situado en su propio domicilio, en la calle Conde de Xiquena nº 8 de Madrid.

Fábrica Electrotécnica Chamartín Benito Delgado en Chamartín (IPCE /Pando Barrero,1960)

Francisco Benito-Delgado López era perito industrial. Al poco de licenciarse, en 1916, trabajó como técnico en la Unión Eléctrica Madrileña, ocupándose más adelante en el desarrollo de prototipos y en el departamento de transformadores y motores. En 1924 abandonó la empresa y en 1925 se estableció por su cuenta, dedicándose a las instalaciones eléctricas, con un taller situado en su propio domicilio, en la calle Conde de Xiquena nº 8 de Madrid.

Anuncio en la revista «Arquitectura» nº 92 (1926)

En 1926 se anunciaba en la prensa especializada ofreciendo sus servicios como ingeniero para montajes de electricidad general en edificios, instalaciones modernas en teatros, instalaciones especiales para industrias de materias peligrosas, y telefonía automática.

En 1940 ya tenia un nuevo taller, un edificio de tres plantas en la calle marqués de Monasterio nº 3, donde también estaba la oficina central, y un local de exposición en la calle Barquillo nº 13.

La Fábrica Electrotécnica de Chamartín

Ante la mejora del negocio y las expectativas de crecimiento, en 1945 Francisco Benito-Delgado compró un amplio terreno de cerca de 5 ha en el municipio de Chamartín de la Rosa, que todavía no había sido anexionado al municipio de Madrid. Ese mismo año encargó al ingeniero Eduardo Torroja el proyecto de los nuevos talleres de su empresa, para lo cual Torroja presentó dos soluciones de estructura de hormigón armado, y posteriormente desarrolló una tercera estructura similar a las anteriores para una nave de 8 metros de ancho y cubierta plana.

Fábrica Electrotécnica Chamartín (FECHA), avenida de Pío XII nº 97, 1964.

En 1948, por medio del Plan de Ordenación Urbana de Madrid, Chamartín de la Rosa pasó a ser un distrito más de la capital y la Fábrica Electrotécnica Chamartín (FECHA) dispuso de una nueva dirección, avenida de Pío XII nº 97. Para entonces el complejo crecía sin pausa y se iban añadiendo nuevos módulos de fabricación. De 700 trabajadores pasó a tener cerca de tres mil, en 1960. Contaba con sucursales en Sevilla y Bilbao. Y además disponía de oficinas comerciales en la calle Sánchez Pacheco en el barrio de la Prosperidad.

Stand FECHA Benito Delgado en la Feria de la Casa de Campo 1956. (IPCE /Pando Barrero)

En los talleres de Chamartín se fabricaban condensadores electrostáticos industriales, transformadores, condensadores industriales, relojes eléctricos, señalizaciones luminosas, maquinarias para teatros, luminotecnia industrial, y todo tipo de elementos industriales de iluminación. En muchos casos la producción procedía de patentes adquiridas en el extranjero, aunque tanto FECHA como Industria Eléctrica F. Benito-Delgado fabricaron material procedente de las más de 50 patentes propias que registró Benito-Delgado.

Ante la mejora del negocio y las expectativas de crecimiento, en 1945 Francisco Benito-Delgado compró un amplio terreno de cerca de 5 ha en el municipio de Chamartín de la Rosa

Para ello, los talleres contaban con diferentes salas en las que se distribuía la producción según categorías. Por ejemplo, en la planta baja estaban los talleres de chapistería, electrónica, condensadores industriales, prensas, tornos, matricería, carpintería, pintura, etcétera. En el primer piso, electricidad, plásticos, condensadores fluorescentes, luminosos, laboratorio químico, etc. En el tercer piso, montajes, prototipos, reguladores, relojería y automatismos; y también despachos, botiquín, biblioteca y comedores.

Crecimiento imparable

Industria Eléctrica F. Benito-Delgado, además de la fabricación de aparatos de electricidad industrial obtuvo gran cantidad de contratos tanto privados como públicos de instalación de tendidos eléctricos, alumbrado público, instalaciones eléctricas de hospitales y empresas, instalaciones especializadas de salas de espectáculos, cines o teatros como el Liceo de Barcelona, en 1954; el Teatro Real de Madrid,  en 1957 o el de la Zarzuela, en 1956.

Anuncio temporada1956 teatro Zarzuela01
Página publicitaria del cuaderno de mano de la temporada 1956 del teatro de la Zarzuela.

En agosto de 1960, por ejemplo, el Ministerio de Obras Públicas adjudicaba a «Industria Eléctrica Francisco Benito Delgado, S. A.» la ejecución de las obras del proyecto de “Iluminación de las estaciones de METRO del El Lago, Batán, Campamento y Carabanchel; túneles de acceso a las estaciones de Campamento y Carabanchel y túnel de maniobras de la estación de Carabanchel, del ferrocarril suburbano de Chamartin de la Rosa a Carabanchel, tramo plaza de España a Carabanchel”.

Expediente de crisis

El fundador, Francisco Benito-Delgado, falleció en su casa de Madrid en la calle Vitrubio nº 25, el 25 de septiembre de 1976, y desde entonces la empresa no mantenía el mismo nivel, aparentemente motivado por un marcado desinterés por las empresas por parte de los herederos. El 9 de mayo de 1977, la Industria Eléctrica Francisco Benito Delgado, S.A. presentaba expediente de crisis en el Ministerio de Trabajo. Debido a esta situación, los trabajadores sólo habían percibido el 23% de su sueldo, y desde abril la empresa no pagaba a la Seguridad Social ni a Hacienda. La deuda de la empresa era de seiscientos millones de pesetas (más de tres millones y medio de euros).

Todo comenzó el 5 de septiembre de 1969. La Industria Eléctrica Francisco Benito Delgado, que había suscrito un contrato de mantenimiento del alumbrado de Madrid con el Ayuntamiento, siendo alcalde Juan de Arespacochaga, solicitó una revisión de los precios del contrato. El Ayuntamiento denegó la petición y la empresa presentó un recurso contencioso administrativo en cuya resolución se condenó al Ayuntamiento a pagar cuatrocientos millones de pesetas (dos millones y medio de euros). El Ayuntamiento recurrió ante el Tribunal Supremo, lo que retrasó el pago de los cuatrocientos millones, y que sumado a la deuda que ya acarreaba la empresa condujo a una situación insostenible.

Cartel publicitario Industria Eléctrica F. Benito-Delgado.

Cierre de la empresa y venta de los terrenos

Aunque la empresa se había deshecho en 1977 de parte de las instalaciones de la avenida de Pío XII, por las que había recibido novecientos millones de pesetas (cinco millones y medio de euros), al parecer se estaba evitando la contratación de obras y se estaba provocando la situación de crisis de manera consciente, negando al tiempo poseer activos suficientes para enfrentar el momento, en una maniobra de supuestas irregularidades en la contabilidad y en la gestión.

El 17 de septiembre de 1977 cuando los trabajadores acudieron a iniciar su jornada de trabajo se encontraron con que en las puertas de acceso se había colocado un cartel en el que se les impedía entrar.

Después del cierre se vendió lo que restaba de la propiedad y se derribo el grupo de edificios industriales.

Entre 1985 y 1987 se construyó un conjunto residencial de 489 viviendas en bloques de seis a catorce plantas a cargo de Austral Inmobiliaria S.A. Con un total de 69.023 m² construidos sobre los cerca de 39.000 m² de solar.

Conjunto residencial de 489 viviendas en la avenida de Pío XII con Buganvilla, en el lugar que ocupaba FECHA (Foto: Enrique F. Rojo, 2020)

Referencias.-

Pardo Abad, Carlos J.

Vaciado industrial y nuevo paisaje urbano de Madrid

Ediciones La Librería

Madrid, 2004

Rojo Escobar, Enrique F. y Rodríguez Zapata, Carlos

Chamartín. Album de fotos

Temporae ediciones

Madrid, 2015

El Ayuntamiento debe cuatrocientos millones a Benito Delgado, S. A.

(El País, 5/9/1997)