Modelos urbanísticos insostenibles: PAU de «Las Tablas»

Como ejemplo de los barrios desintegradores que se han puesto de moda como fórmula urbanística institucional creo que Las Tablas ejemplifica a la perfección como paradigma todos los males del invento que, por lo demás no es nuevo y ya ha demostrado con creces sus perversiones.

Publico de nuevo esta entrada ya que no aparece en el índice del blog y creo haber borrado por error el original de 28 de Mayo de 2008.

La situación descrita entonces no difiere en casi nada de la actual, razón de peso  por lo que me animo a volverla a publicar. Además la actualidad de los modelos de expansión de Madrid  nacidos del «Boom Inmobiliario» durante esta última década, parece que recobran actualidad con la recuperación del negocio,  que retoma las promociones que se encontraban en suspenso. El problema sigue, por tanto, presente y este artículo trata de encontrar algunas claves.

PAU de Las Tablas, octubre de 2008.

Como ciudadano que observa desde su mínima atalaya cómo se han ido produciendo cambios en su ciudad durante estos últimos diez años más o menos, llevo una temporada larga reflexionando acerca del vertiginoso crecimiento que se ha dado en el área metropolitana en forma de núcleos aislados alrededor de Madrid, todo ello unido al ya relajado «boom” urbanístico» especulador que tanto nos ha espantado.

Sobre este asunto me han interesado especialmente los llamados PAU, o Programas de actuación Urbanística, que han supuesto la ordenación y urbanización de terrenos clasificados como suelo urbanizable no programado para la creación de nuevos barrios. Estos nuevos barrios como los de Las Tablas, Montecarmelo, Sanchinarro, en el Norte, o los PAU de Vallecas o Carabanchel, comenzaron a planificarse a partir de 1997, hasta la actualidad en que prácticamente están acabados. La creación de estos nuevos núcleos, casi ciudades, vienen imponiendo un modelo urbanístico que a todas luces resulta insostenible, desintegrador y poco práctico. Este modelo actual, a decir del sociólogo Luís Cortés , lo desarrolla el sector privado de forma prioritaria y la inversión pública complementa la planificación de las inmobiliarias. La nueva ley del suelo que promovió la Comunidad Autónoma de Madrid, que liberaliza suelo para ponerlo al servicio de la construcción de viviendas, permite el crecimiento sin control y continuado.

“Se privatizan las empresas públicas, lo privado devora lo público, y la propiedad se manifiesta como una forma extensiva de liberalización. Apartando los intereses públicos colectivos, se promueve la planificación privada, acortando los plazos y los costes, y se potencia el mercado del suelo, extendiendo las dimensiones del territorio sujeto de convertirse en privado y productivo económicamente”. (Luís Cortés, «Laboratorio Urbano») FOTO: Enrique F. Rojo

La tendencia actual consiste en urbanizar en áreas periféricas donde el suelo, en teoría y gracias a la ley del suelo, debería ser más barato, zonificando los usos y las funciones de manera dispersa, procurando que estos usos sean compatibles de acuerdo a los criterios económicos que la planificación ha creido convenientes. Las funciones asignadas al espacio responden a su mejor explotación desde un punto de vista, llamémosle productivo. Esta zonificación de funciones obliga al uso de medios de locomoción usando las redes de comunicación construidas, ya que las distancias suelen ser importantes entre las distintas áreas funcionales. En palabras de Salvador Rueda Palenzuela debido a esto, las redes de movilidad se convierten en el verdadero motor de crecimiento de las nuevas zonas urbanas. Estas condiciones provocan que los nuevos territorios urbanos se conviertan en barrios exclusivamente residenciales, fundamentalmente debido a la separación física de las áreas de especialización, que se extiende a distancias a veces de varios quilómetros.

Las consecuencias del uso masivo del coche para desplazarse en esta ciudad difusa o dispersa, que es como se llama por contraposición a la ciudad compacta, significa la pérdida de la calidad ambiental por causa de la contaminación atmosférica y acústica, y el gasto de tiempo en desplazamientos, además de un mayor uso de recursos y consumo energético. En definitiva, se trata de una pérdida de calidad de vida, algo que tanto decimos buscar. Hay que pensar en la cantidad de recursos utilizados para construir los nuevos accesos a estos barrios-ciudad, incorporaciones, rotondas, salidas y otras fórmulas viarias que permiten canalizar el tráfico continuo que se genera en torno a los nuevos barrios.
(Modelos urbanos y sostenibilidad)

Esquema de «ciudad compacta» (Rueda Palenzuela, S.). En la ciudad compacta la proximidad y la mayor complejidad del sistema permite el ahorro de energía y una mayor facilidad en el intercambio relacional de los elementos que lo componen, maximizando el aprovechamiento de los recursos.

Esquema de «ciudad difusa». La dispersión de las construcciones en los nuevos barrios imponen la necesidad del uso masivo del transporte privado o público para los desplazamientos, aunque sean para cubrir mínimas necesidades, con el consecuente gasto de energía. Al mismo tiempo, la construcción de redes viarias complejas para permitir los nuevos accesos y la movilidad en estos polígonos residenciales genera ingentes inversiones que, paradójicamente, conducen a crear áreas de congestión de automóviles con alto grado de contaminación ambiental y acústica y con la consiguiente incomodidad, gasto económico, estrés y reducción de la calidad de vida de los vecinos.
«La ciudad difusa se asienta en unos pilares falsos, o dicho de otro modo, insostenibles; se sostiene a base de un creciente uso de recursos y de tiempo, y sería razonable pensar que peligre su continuidad de futuro en el instante preciso en que algunos de los recursos manifiesten su limitación.» (Rueda Palenzuela, S.)

PAU de Las Tablas

Como ejemplo de los barrios desintegradores que se han puesto de moda como fórmula urbanística institucional creo que Las Tablas ejemplifica a la perfección como paradigma todos los males del invento que, por lo demás no es nuevo y ya ha demostrado con creces sus perversiones.

Busco en Wikipedia y encuentro la referencia a Las Tablas: “Un nuevo barrio del Municipio de Madrid que forma parte del distrito de Fuencarral-El Pardo. Este barrio está situado al oeste de la autovía A-1, al este del eje ferroviario Madrid-Norte de España y al sur de la calle Ntr. Sra. de Valverde/Avenida de Fuencarral. El barrio surgió como un Programa de Actuación Urbanística (PAU) a raíz de la elaboración del Plan General de Ordenación Urbana de 1997 del Municipio de Madrid.”

Las Tablas surge posiblemente con vocación de barrio, pero después de más de cuatro años, la ocupación no sobrepasa el 90 por ciento y las dotaciones brillan por su ausencia. Ésto ha llevado a que, a lo largo del último año, vecinos se hayan manifestado en petición de servicios y equipamientos básicos. (FOTO: Enrique F. Rojo)

Este modelo urbanístico que podemos observar en los nuevos barrios de las coronas de Madrid como Las Tablas, San Chinarro o, incluso en otros como el barrio nacido en los alrededores de Méndez Álvaro como consecuencia del vaciado industrial de la zona, por su diseño supone la destrucción de los espacios convivenciales, como son las calles y plazas, la separación de las funciones urbanas, segregando las que no son específicamente residenciales, la reducción del control de los procesos de dominación sobre el espacio y el tiempo cotidiano, al tener que utilizar el coche para casi todo debido a las grandes distancias a las que se encuentra todo, desde la parada del autobús, hasta el super para ir a comprar una lata de atún, o una bombilla, y la debilitación de las relaciones e interacción sociales, por la pérdida de la función convivencial de la calle; son efectos todos ellos que se derivan y se basan en la urbanización y zonificación.

“Asistimos así a un aislamiento de los medios sociales entre sí que supone la disolución de los espacios intermedios. Entre la apropiación-privacidad individual del alojamiento y el conjunto totalizador urbano (la metrópoli) se pierden los espacios de apropiación colectiva y de sociabilidad; con ello se diluyen las relaciones sociales de ciudadanía, la capacidad de control y percepción sobre la ciudad y en definitiva, la capacidad cognitiva sobre el hecho urbano.[…]” (Julio Alguacil Gómez) FOTO: Enrique F. Rojo

Las PAU, en su definición, han de poseer una serie de características como por ejemplo desarrollar los sistemas de comunicación, aprovechar el medio en todo su ámbito, y crear las redes fundamentales de abastecimiento de agua, alcantarillado, teléfonos, energía eléctrica, comunicaciones y demás servicios que se prevean. Casi todos estos mínimos exigidos los cumple el PAU de Las Tablas.

Sólo faltan los relativos a los servicios comunitarios como son guarderías, escuelas, polideportivos, bibliotecas, centro cultural, oficinas de la administración, comisaría de policía, centro de asistencia sanitaria. Casi nada. Según parece, la administración competente asegura que la oferta dotacional se irá produciendo con el tiempo.

Ni instituto, ni centro de salud, ni panadería a la que llegar sin coger el coche. Los vecinos del barrio de Las Tablas han decidido levantarse en armas para exigir al Ayuntamiento de Madrid que instale en alguna de sus manzanas los equipamientos mínimos básicos con los que cuentan otros vecinos de la capital”. Así comenzaba una información de un diario, haciéndose eco de las protestas vecinales.

Otra información añade : “Otra de las grandes reivindicaciones del PAU son las conexiones. El metro de la línea 10 tampoco colma las aspiraciones vecinales, ya que la distancia entre paradas es de las mayores de la región. El metro ligero tampoco tiene fama de supersónico -los vecinos lo llaman «el tren de la bruja» por su lentitud- y sólo una línea de bus llega al corazón del barrio. La estación de Cercanías, a un kilómetro de distancia, está «curiosamente» justo al lado de la nueva ciudad de Telefónica. Los vecinos sospechan que no se diseñó pensando precisamente en las necesidades vecinales”. (El País)

Ni instituto, ni centro de salud, ni panadería a la que llegar sin coger el coche…» (FOTO: Enrique F. Rojo)

En este esquema podemos ver cómo  las conexiones mínimas entre nodos de actividad en  la Ville Radieuse de París diseñada por Le Corbusier en 1933, limitaron la creación de una verdadera red urbana, al quedar muchas conexiones sin interactuar con el resto. Una red organizada de conexiones complejas entre nodos diversos, hace que el sistema funcione y se mantenga vivo. Además, los barrios disfuncionales concentran nodos o núcleos de actividad similares (sólo viviendas o sólo fábricas), mientras que los barrios funcionales están formados por múltiples nodos que se complementan y generan conectividad, especialmente cuando ésta se produce a pié y en trayectos cortos, y no por medio del automóvil y en trayectos largos. ( Ver Salingaros, Nikos A. Teoría de la Red Urbana)

Se trata de un barrio al que podríamos llamar paradigmático respecto del fenómeno de la especialización funcional como área residencial sin capacidad para ejercer otro tipo de actividad integradora.
Se da la curiosa circunstancia de que los pocos locales comerciales que existen, en relación al número de edificios construidos, están vacíos y no parece que haya ningún interés por ocuparlos. Además, la mayoría de los edificios se encuentran cerrados en su perímetro, ocultando en su interior los servicios comunitarios que sustituyen a la calle, plazas y parques como espacios comunes de convivencia, como resultado de una filosofía urbanística desintegradora.

Se da la curiosa circunstancia de que los pocos locales comerciales que existen, en relación al número de edificios construidos, están vacíos y no parece que haya ningún interés por ocuparlos. (FOTO: Enrique F.Rojo)

En estos nuevos barrios, la población se encierra en sus viviendas y se convierte en una «ciudad introvertida» y «autista», sin comercio de proximidad, en donde las distancias son largas y todo queda a desmano, sin espacios públicos cercanos donde establecer lazos de convivencia e interaccionar socialmente. De hecho, los espacios comunes de las promociones de viviendas se convierten en el espacio del que los vecinos se apropian para relacionarse, agudizándose la introversión del modelo como hecho relevante.
Así, nos encontramos con una nueva ciudad en la que gozamos de máxima libertad de movimientos, pero también de máxima despersonalización y pérdida de referencias, frente al modelo del barrio del centro urbano, el vecindario-aldea, muy homogeneo y con un control social que puede interferir en los aspectos personales.

“El ideal urbano hablaría de un espacio capaz de soportar y sostener unas estructuras inmobiliarias, ocupacionales y demográficas diversas, que generase oportunidades participativas en las distintas redes sociales y asociaciones, con una escala urbana capaz de mantener la capacidad cognitiva sobre todo el ámbito urbano, que sea accesible andando, que establezca una red de equipamientos y servicios colectivos dimensionados y distribuidos adecuadamente para facilitar la fluidez de los servicios y la accesibilidad a los mismos […]” (Julio Alguacil Gómez)

La calle como espacio público de convivencia, como quedó dicho, se sustituye en Las Tablas por los pasillos de los Centros Comerciales, grandes mercados impersonales que concentran la actividad masiva de consumo y ocio (en su vertiente consumista) . El espacio privado del centro comercial suplanta al espacio público abierto como lugar de convivencia. Se produce, por tanto el binomio zona residencial versus zona comercial como dos áreas totalmente diferenciadas por sus características funcionales.

«La vida ciudadana en el barrio precisa de una accesibilidad peatonal y de corta distancia a los centros de trabajo, enseñanza, compras y gestiones, ya que la presencia de esas actividades refuerza la permanencia en el ámbito e impide los desplazamientos innecesarios y no deseados, y en definitiva minimiza el tiempo de transporte, reduce el tráfico motorizado, dificulta la existencia de zonas muertas del barrio en horas determinadas y anima la vida ciudadana […]” Julio Alguacil Gómez) FOTO: Enrique F. Rojo

Surge entonces una duda que da que pensar. No sabemos si la función de los mega Centros Comerciales de proveer a los nuevos barrios surge como elemento causal y necesario a la gigantesca demanda, producto del número elevado de habitantes y como consecuencia de la falta de esa función dentro del barrio o, si por el contrario, el diseño del barrio y sus carencias ya descritas, responden a un objetivo previamente marcado: hacer rentables o muy rentables los Centros Comerciales. Sólo un dato, en Madrid, la Comunidad con más Centros Comerciales de España, a cada 1000 habitantes le corresponden 441 metros cuadrados de centro comercial, frente a los 263 de la media nacional (Fuente: El País).
¿Qué fue antes el huevo o la gallina?

Referencias.-

Las tablas
Actuaciones singulares

Modelos de simulación Urbana

Ciudades para un futuro más sostenible

Carreras de coches en Las Tablas

Un autobús en Las Tablas

Accidente de tráfico en Las Tablas

VIDEO

Costes ambientales de los modelos urbanos dispersos

VIDEO: Siguen construyendo en Las Tablas

Salingaros, Nikos A.   Teoría de la Red Urbana (PDF)

Rueda Palenzuela, Salvador
Modelos urbanos y sostenibilidad (PDF)

Acercamiento al diagnóstico del urbanismo de Madrid

Comunidad PAU (El País, sábado 30 de octubre de 2010)

La precariedad del exceso (Blog Salud Pública y algo más).

Derrribo de chabolas en Las Tablas (El País, 5/ 11/2010)

Teoría de la Red Urbana (en Urban Idade)

PAU: hay que reducir calles y reconvertir espacios inútiles. (El País, 6/05/2013)

Las Tablas, 700 pisos más. (El País, 27/02/2014)

Frontón "Beti-Jai" de Madrid, un año más.

Ahora que estamos terminando octubre de 2010 y el año se acerca a su final, la Plataforma «Salvemos el Beti-Jai» ha elaborado un pequeño informe ilustrado con imágenes actuales que nos pone al día de la situación del frontón. El informe lo podemos ver en PDF.

Frontón «Beti-Jai», 1893.

Retomamos  el rastro del Frontón Beti-Jai que hasta el momento  sigue estando en un estado que presagia ruina. Se encuentra en la calle Marqués de Riscal número 7, en pleno distrito de Chamberí, en el barrio de Almagro y ocupa una superficie de 14.000 m². Fue construido en 1893 por el arquitecto Joaquín Rucoba (1844-1919), autor del Teatro Arriaga de Bilbao y de la plaza de toros de Málaga. Se trata del último frontón de estilo neomudéjar que queda en pie.

Se pueden ver todavía , aunque muy maltratados, la planta de su cancha, la traza de sus graderíos, algunas tribunas y muchos de los forjados decorados, si bien ya desvanecida su policromía. Los cuatro pisos de balconadas ceñidas por barandillas de laboriosa fundición y numerosas tipologías ornamentales de gran originalidad con columnas de hierro, nervaduras roblonadas, engarzadas mediante atornillamientos, etc. se encuentran visibles aunque añadidas nuevas estructuras realizadas en los años setenta que supusieron el cerramiento de las gradas con huecos a lo largo del tabicado.

Imagen de cancha y gradas en su estado actual. El «frontis» de la cancha se utilizó para levantar una nave que sirvió de taller de coches. (FOTO: Igor G.M., 2010 )

Detalle de uno de los forjados del graderío. Los detalles decorativos policromados han desaparecido prácticamente por completo. (FOTO: Igor G.M., 2010)

Permaneció en uso hasta 1919, en que el fútbol comenzó a desplazar el juego de pelota entre las aficiones del público madrileño, que contaba con otros 18 frontones más donde se realizaban apuestas.

Durante la Guerra Civil fue comisaría policial, y en la posguerra, el local donde ensayaban las bandas de cornetas de Falange. Imaginémonos el estruendo cornetil en lugar del golpeteo irregular de la pelota en la pared. Luego, una de sus alas fue utilizada muchos años como taller de reparaciones de la firma francesa Citroën. Ruido de motores y más golpeteo de hierros sobre hierros para reparar mecanismos de combustión.
Hasta el momento parece que ha pertenecido a la sociedad inmobiliaria Aguirene. Su anterior propietaria fue la sociedad Frontón Jai-Alai, SL. ,que lo adquirió mediante el pago de de 2,3 millones de euros (385 millones de pesetas) a PSA Citroën, que tenía instalado en una de sus alas un taller, en una nave construida encima de  la cancha del frontón. Esta sociedad donostiarra, propietaria de varios frontones en el País Vasco, tenía la intención de rehabilitarlo y consiguió hacerse con el Beti-Jai por un precio relativamente bajo, dada la protección del inmueble, que sólo permitía un uso deportivo. Finalmente esta empresa fue absorvida por Aguirene y el panorama dió un giro importante. (Ver Urban Idade)

Pared de rebote y lateral del «Beti-Jai» desde las gradas del tercer piso. En la foto se puede apreciar la laboriosa ejecución de las barandillas y de las columnas de hierro fundido. (FOTO: Igor G.M.)

Entre los diferentes proyectos que se barajaron para la recuperación del edificio el más notable fue su transformación en hotel de lujo, por supuesto, previa descatalogación de su nivel de protección. Fracasado, por fortuna,  este proyecto, el Frontón Beti-Jai de Madrid ha mantenido su catalogación como  Bien de Interés Cultural (BIC) y sigue pendiente de algún plan para su rehabilitación. El futuro del edificio dependía en esos momentos de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid sin que éste organismo actuase de momento.

Fachada exterior del graderío en ladrillo. Obsérvese la cubierta de zinc «provisional». (FOTO: Igor G.M.)

Plataforma cívica «Salvemos el Beti-Jai«
Pendiente del futuro del edificio, l a Plataforma «Salvemos el Beti-Jai» lleva, desde que se constituyó, cerca de dos años peleándose para que el Frontón no desaparezca. Su trabajo desde entonces ha consistido en crear un foro de debate y de concienciación acerca de tan emblemático espacio, no solo para la ciudad de Madrid como para el deporte de la pelota y la cultura deportiva en su conjunto. Además, su intervención en el entorno político y administrativo está presionando para que los responsables se posicionen en el asunto.

Hasta el momento, según informa la Plataforma «Salvemos el Beti-Jai«, la situación del edificio es la siguiente:

· La fachada exterior es la que más se ha deteriorado (a conciencia) de todo el edificio.
· La cubierta de madera necesita urgentemente una reparación.
· La desforestación  realizada -erradicación de la maleza aparecida trás el abandono del conjunto- no será efectiva mientras no se eliminen las raices de todas las especies invasoras existentes.
· La acumulación de madera en los bajos del frontón es potencialmente peligrosa ya que puede ser causa de un incendio “provocado”. Recordemos que en 2008 se produjo un incendio fortuito en el local que acabó con la muerte del vigilante.

En Julio de 2010, la Plataforma «Salvemos el Beti-Jai» comunicaban una de las mejores noticias posibles que nos podían trasladar: «Ayer, viernes, -decían- en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid se publicó la notificación de Incoación del Expediente BIC del Beti-Jai, que supone el inicio de los trámites oficiales que en breve declararán el Frontón Beti-Jai de Madrid como Bien de Interés Cultural (BIC) en calidad de Monumento. Es decir, el máximo grado de protección posible del patrimonio por parte de la administración.
Este es el tercer intento, depués de los de 1977 y 1991, de obtener dicha declaración y por fin va a ser el definitivo. Supone uno de los mayores pasos hasta el momento que permitan poder poder recuperar el Beti-Jai.».

A lo largo de estos dos años diferentes medios de prensa y televisión han dedicado espacio para informar sobre la situación del edificio. El Norte de Castilla, El Diario Vasco, El Correo, El País, ETB, Telemadrid, TVE.

Los cuatro pisos de balconadas ceñidas por barandillas de laboriosa fundición y numerosas tipologías ornamentales de gran originalidad con columnas de hierro, nervaduras roblonadas, engarzadas mediante atornillamientos, etc. se encuentran visibles aunque añadidas  nuevas estructuras realizadas en los años setenta que supusieron el cerramiento de las gradas con huecos a lo largo del tabicado. (FOTO: Igor G.M.)

De la misma manera, la Asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio ha organizado las  Primeras Jornadas, en el marco de la Semana de la Arquitectura y con el soporte del C.S.A. de La Tabacalera, «PATRIMONIO EN PELIGRO Y ACCIÓN CIUDADANA» con la participación de la la Plataforma «Salvemos el Beti-Jai».

El viernes 22 de octubre la Plataforma informaba en su Blog la comunicación del Ayuntamiento de Madrid de la respuesta a las preguntas que realizaron tanto en el pleno de la J.M.D. de Chamberí, como por correo electrónico, durante el pasado verano. La respuesta la firma Beatriz Lobón, Coordinadora General de Urbanismo y parece dejar claro el compromiso municipal :

«El denominado “Frontón Beti-Jai”, carece de licencia para realizar obra alguna, por lo que las únicas obras que se tienen que llevar a cabo, por la propiedad en estos momentos, derivan de las órdenes de ejecución de obras que han sido dictadas por la Dirección General de Ejecución y Control de la Edificación, y que se refieren a la adopción de medidas de seguridad y obras que eviten el progresivo deterioro del edificio, sin que afecten a su protección de manera alguna.
Dichas órdenes, se dictan en virtud del deber de conservación que tienen los propietarios de inmuebles, y que de no ejecutarse voluntariamente por la propiedad, se llevarán a cabo por el propio Ayuntamiento en ejecución subsidiaria.
En todo caso, cualquier obra que se realice en el edificio, incluidas las órdenes del propio Ayuntamiento, pasan de forma previa por la Comisión Local de Protección del Patrimonio. Comisión presidida por la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, órgano que tramita el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural del edificio«.

Ahora que estamos terminando octubre de 2010 y el año se acerca a su final,  la Plataforma «Salvemos el Beti-Jai»  ha elaborado un pequeño informe ilustrado con imágenes actuales que nos pone al día de la situación del frontón. El informe lo podemos ver en PDF.

Tareas de desescombro en 2010, en la web TIFFOTOS

Galerías fotográficas.-
Fotos Tareas de desescombro
en la web TIFFOTOS

Galería de fotos del BETI-JAI, en Flickr

Ensanche de Madrid

En 1857 Madrid tenía algo más de 280.000 habitantes. Desde que en 1625 Felipe IV mandara levantar la tapia que rodeaba la ciudad para fiscalizar la entrada de bienes de consumo, el número de habitantes crecía sin parar y la escasez de viviendas constituía un problema cada vez mayor.

Antecedentes del Ensanche

En 1857 Madrid tenía algo más de 280.000 habitantes. Desde que en 1625 Felipe IV mandara levantar la tapia que rodeaba la ciudad para fiscalizar la entrada de bienes de consumo, el número de habitantes crecía sin parar y la escasez de viviendas constituía un problema cada vez mayor.
El tránsito hacia la ciudad industrial que Madrid aspiraba a ser requería de mano de obra abundante, lo que se correspondía con la llegada de fuertes remesas de inmigrantes que tenían dificultad para encontrar un lugar donde vivir.

Hasta el momento las soluciones aportadas para paliar el problema de la vivienda se limitaban a la sustitución de las casas bajas con patio por otras en altura y distribuciones más reducidas; a la apertura de nuevas calles; y a la parcelación de los espacios aún libres para levantar nuevos edificios.
El interés principal se centraba en dar respuesta rápida a la escasez de vivienda en lugar de atender y mejorar las condiciones del alojamiento y su salubridad, que en las casas ocupadas por obreros era bastante penosa, para luego dar solución a la demanda. De hecho el índice de mortalidad entre los pobladores de estos barrios era enorme y el aumento de población en la capital solo era posible debido a los grandes contingentes humanos que a ella acudían.

«En el plano de Facundo Cañada se observa Madrid como era en el año 1900. En él se incluye el extrarradio, más allá del Ensanche. Se ven consolidados barrios como el de Olavide-Chamberí o el de Peñuelas-Arganzuela, el sector más occidental del barrio de Salamanca, la zona en torno a la calle de Santa Engracia, y al norte del eje de Alberto Aguilera-Sagasta, el barrio de Argüelles y zonas de la Glorieta de Atocha.
Ya en el exterior de las Rondas se aprecia la formación ya afianzada de barriadas populares como Tetuán de las Victorias al norte, Prosperidad, La Guindalera y Madrid Moderno, al noreste; y los inicios del Puente de Vallecas, al sureste; y el Paseo de Extremadura, y la calle Antonio López, al otro lado del río Manzanares, en el suroeste.»
(Guía del Urbanismo de Madrid/ S. XX. Madrid, 2004)

Plano de Madrid de 1831, de la Society for the Diffusion of Useful Knowledge (Gran Bretaña). En este plano llaman la atención una serie de edificios, dibujados al pie de la hoja,  considerados como principales en la Villa de Madrid. Las construcciones destacadas por los autores  son la Puerta de Alcalá, la Iglesia de San Norberto (Convento de los Mostenses), la Real Casa de Correos, el Palacio Real, el Palacio de Buena Vista, el Monasterio de El Escorial (a 20 millas de Madrid), el Palacio del duque de Berwick (Palacio de Liria), el Convento de la Visitación (Salesas Reales) , Real Palacio del Consejo de Castilla (Palacio del duque de Uceda o de los Consejos), Real Casa de Aduanas y la Puerta de San Vicente (en realidad el dibujo no es de esta Puerta sino de la de Alcalá -ver comentarios-). Resulta llamativo que algunas de estas obras ya no existan -como la citada Puerta, desmontada y perdida, o el convento de los Mostenses, cuyo solar ocupó luego el Mercado del mismo nombre, con el tiempo también desaparecido-, cuando tuvieron una importancia notable y fueron representativas de la arquitectura de la ciudad.


El Proyecto de Ensanche de Castro

En este contexto, el 19 de julio de 1860 se aprobaba el Anteproyecto del Ensanche de Madrid, firmado por Carlos María de Castro, que proponía un aumento del espacio urbano en 2.294  hectáreas (ha) por el norte y el noroeste, partiendo de la Puerta del Sol y desarrollándose hacia el norte con las Rondas como límite. Perímetro que en la actualidad coincide con el paseo de Reina Victoria y las calles Raimundo Fernández Villaverde, Joaquín Costa, Francisco Silvela y Doctor Esquerdo.
Esta ampliación del espacio urbanizable permitiría, según el Anteproyecto, un incremento de hasta 150.000 habitantes con un estándar de 40m2/ habitante, en lugar de los 26,7m2/h. con los que hasta el momento se contaba.

Plano de Guillermo Martorell, 1873. Arriba a la izquierda se pueden ver las primeras edificaciones del barrio de Salamanca, en el Ensanche Este.

Castro ensanchaba Madrid dentro de una concepción que la ordenaba racionalmente, estableciendo tres zonas de expansión en cuadrículas ortogonales y calles jerarquizadas por anchura, que se dividieron en Ensanche Norte (Chamberí), Ensanche Este (Salamanca y Retiro) y  Ensanche Sur (Arganzuela).

Es indudable que el elemento esencial que inspiró la idea del Ensanche fue la escasez de vivienda, no solo por su escaso número sino también por su carestía y la imposibilidad de los obreros de acceder a ella. Curiosamente, ya por el siglo XVIII Jovellanos proponía la construcción de viviendas fuera de los límites del núcleo urbano como una solución al mismo problema.
Pero sería en 1842, con la promulgación de la Ley del inquilinato, con un claro espíritu liberal económico, que permitía la libertad absoluta en el precio de los arrendamientos urbanos, cuando, al dispararse el precio de las viviendas, comenzaron los proyectos que sugerían un ensanche de la ciudad más allá de sus límites. Los propietarios se valieron de esta Ley del Inquilinato para, aprovechando la escasez de suelo, cobrar por las viviendas precios descomunales que las hicieron inaccesibles a las exiguas economías de los inmigrantes en busca de trabajo

La «ejecución» del proyecto

A pesar de la necesidad acuciante de generar nueva vivienda, la puesta en marcha del Ensanche se retrasó y su desarrollo fue lento, prolongándose entre las décadas de 1860 y 1930. Además, los intereses especulativos, el desorden y la anarquía que alargaron el  periodo de tiempo durante el que se ejecutó, disiparon las directrices originales y modificaron muchos de los propósitos definidos en el Plan Castro.
Así, en 1864 Cánovas del Castillo suprimía por Real Decreto cerca de un tercio de los espacios verdes reflejados en el Plan Castro para dedicarlos a calle particular. Y en 1892, se modificaban las Ordenanzas Municipales para fijar las alturas máximas que permitirían 20 m. de altura (cinco pisos y ático) en las calles de más de 20m. de ancho, y 19m. de altura en las calles de entre 15 y 20 m. de ancho, permitiendo una ocupación del 85% de la manzana.

Sin embargo, la oferta de vivienda barata en este área fue escasa y como ha quedado dicho, la propensión al lucro por parte de propietarios y promotores fue elevado. Esta circunstancia propició que se crease un crecimiento paralelo de la construcción de viviendas tanto en el Ensanche como en zonas del extrarradio, principalmente en el norte y el este.

Kiosko de música en la calle Marqués de Urquijo, en Argüelles en 1930.

El proyecto de Ensanche para Madrid afectaba a un espacio limitado por la antigua cerca del casco histórico y el perímetro descrito por las actuales calles de Princesa, Isaac Peral, Reina Victoria, Raimundo Fernández Villaverde, Joaquín Costa, Francisco Silvela, Doctor Esquerdo, Pedro Bosh, Planetario, río Manzanares, Cuesta de San Vicente y Plaza de España. La longitud del nuevo contorno urbano, que en realidad era un foso o camino de ronda, sumaba unos diecinueve kilómetros, con una anchura de 50 m., lo que incrementaba la superficie de la ciudad en 1.494 ha, que sumados a las 800 ha. de intramuros completaban un total de 2.294 ha para el área de Madrid.

En 1875 la expansión del Ensanche hacía destacar el núcleo de Chamberí, cuyo desarrollo era previo al Plan y que además lo hizo de acuerdo a una planificación anterior, Argüelles y, en menor medida, el barrio de Salamanca. Más al sur, destacaba el sector de Peñuelas, constituido del mismo modo que Chamberí, en un arrabal importante cuyo desarrollo se produjo en torno a los ejes de las avenidas construidas en época de Carlos III.
Ya en 1916, el Ensanche ha alcanzado un grado alto de consolidación en algunas zonas como Chamberí, Almagro y Argüelles, y medianamente consolidado en Salamanca y muy poco en la zona de Vallehermoso-Gaztambide y Sur de la calle de Alcalá. Y para 1935 puede decirse que el proceso de consolidación del Ensanche estaba prácticamente terminado.

Grabado que muestra la construcción de las primeras casas del barrio de Salamanca en el sector más occidental, en la calle de Caudio Coello, sobre el año 1872.

El arrabal de Chamberí

El espacio que ocupaba Chamberí en 1850 era el de un conjunto de tierra que se extendia hacia el Norte de Madrid y que tendía a albergar al crecimiento natural que necesitaba superar la vieja cerca. Se trataba, por tanto, de un arrabal compuesto por jornaleros inmigrantes cuyos sueldos no les permitían vivir en el centro de la ciudad y elegían este entorno para habitar, (lugar que en la actualidad ocupan la Plaza de Olavide y alrededores). Puede hablarse, por tanto, de que Chamberí conformaba ya un ensanche de Madrid antes de que el Plan de Castro se pusiese en marcha.

A pesar de que Castro se vió obligado por el Ministerio de Fomento a trazar una retícula ortogonal sobre las áreas ya construidas y consolidadas del barrio, el creciente arraigo de la población no permitió que se produjese un derribo de las zonas ocupadas para rehacer el barrio como si fuese un territorio virgen, tal como ocurrió en el barrio de Salamanca, de nueva formación. Esto no significó, sin embargo, que la burguesía no hiciese acto de presencia y se mudará a esta parte del ensanche, generándose áreas diferenciadas que confirmaron la necesidad de segregación de clase que reclamaba la burguesía adinerada. Durante el desarrollo del Plan, Chamberí crecería toda velocidad, pasando de 5.000 habitantes en 1860 a más de 25.000 en 1880, de los cuales la población nacida en la capital apenas llegaba al 40%.

Plaza de Olavide, en el barrio de Chamberí,  en 1880. Entre 1860 y 1880 el crecimiento de la zona en la que se encontraba el primitivo arrabal de Chamberí había sido notable, pués no solo se experimentó un importante crecimiento del número de sus habitantes, sino que también la trama de calles y sus edificaciones era bastante superior. En este proceso, el aspecto  rural y marginal de los asentamientos originales era ya el de un barrio más de Madrid.

Ya mediado el último tercio del siglo XIX, podían distinguirse en Chamberí tres áreas bien diferenciadas. La primera correspondía al núcleo en torno al barrio de Trafalgar constituido por antiguas casas del arrabal, junto con el barrio de Almagro occidental y parte del de Arapiles, conformado por jornaleros, artesanos e inmigrantes recien llegados a la capital y expulsados del centro que ya no era capaz de acoger  a más personas.

Una segunda zona, al oeste y al norte, en las zonas actuales de Vallehermoso, y Rios Rosas, cerca ya de los límites del muro, amplia, llena de descampados en los que abundaban los tejares y con varios cementerios en los alrededores (donde entre 1851 y 1856 se construyó el primer depósito del canal de Isabel II). Finalmente, una tercera zona más señorial al este y lindando con la Castellana, la de Almagro, compuesta por una clase social pudiente de funcionarios, abogados, militares y algún comerciante que construiría palacetes, amplios edificios de viviendas y lujosos hoteles unifamiliares. (Ver Payol Trigueros, Rubén. Jornaleros e inmigrantes en el ensanche norte de Madrid)

La construcción de locales para el ocio, una de las demandas de la población que iba acudiendo a las nuevas viviendas del Ensanche, dio origen a edificios como el Frontón Beti-Jai, construido en 1893 en la calle Marqués de Riscal, en la zona de Almagro, extremo este del barrio de Chamberí.

Más allá del Ensanche

Paralelamente a la construcción del Ensanche comenzaron a surgir fuera del perímetro del foso pequeños núcleos de población que fueron el germen de futuros barrios. Sus habitantes, llegados del interior de las provincias limítrofes, en busca de trabajo, optaban por este suelo rústico, alejado del núcleo urbano debido a su precio, más bajo y a la posibilidad de construir sin demasiados problemas. Además, estas periferias contaban con la ventaja de estar comunicadas con Madrid a través de caminos que unían el centro urbano con núcleos rurales próximos o que se dirigían a otras capitales.

Se constituye, por tanto,  una dualidad en el crecimiento de Madrid, que prevalecerá durante todo el proceso de desarrollo urbano que va de 1860 a 1960. Por una parte la ciudad planificada, continua y sistemática del Ensanche y, por otro, la espontánea, irregular y fragmentada del extrarradio, que crecía junto a  caminos principales: Tetuán de las Victorias al norte (Camino de Francia), Prosperidad (Camino de Hortaleza), La Guindalera y Madrid Moderno (Camino de Alcalá), al noreste; y los inicios del Puente de Vallecas (Camino de Vallecas), al sureste; y el Paseo de Extremadura, y la calle Antonio López, al otro lado del río Manzanares, en el suroeste.
Más adelante, a estas parcelaciones periféricas habría que añadir otras marginales surgidas en las décadas de posguerra, principalmente caracterizadas por el chabolismo y la vivienda mínima autoconstruida, y también los polígonos de promoción pública, al principio, y privada que dotaron de vivienda social al Madrid entre los años 50 y 70.

Por lo que respecta a estas periferias, paralelas al Ensanche, su desarrollo aunque en evolución continua, puede decirse que culminó en torno a 1915, momento a partir del cual se inició un paulatino proceso de urbanización y mejora, consistente en dotar a las barriadas de las infraestructuras necesarias en orden a su habitabilidad y salubridad. «Madrid contaba en 1750 con 160.000 habitantes y ocupaba una superficie de 220 ha, que suponía una densidad de 750 h/ ha. En 1850 eran ya 280.000 habitantes que ocupaban 360 ha, con una densidad de unos 900 h/ ha. » (Ver Borja Carballo, Rubén Pallol y Fernando Vicente. El Ensanche de Madrid. Historia de una capital)

Plano de Madrid de 1902.

Referencias.-

VV.AA.
Guía del Urbanismo de Madrid/ S. XX
Gerencia Municipal de Urbanismo. Ayuntamiento de Madrid
Madrid, 2004

VV.AA.
Arquitectura de Madrid. Introducción
Fundación COAM
Madrid, 2003

Borja Carballo, Rubén Pallol y Fernando Vicente
El Ensanche de Madrid. Historia de una capital
Editorial Complutense
Madrid, 2008

Pablo Garda Colmenares Transformaciones urbanísticas industriales

Mercedes Tatjer La vivienda obrera en España de los siglos   XIX y XX.

José María Cano Carlos María de Castro

Alicia Díez de Baldeón García
El nacimiento de un barrio burgués: Argüelles en el siglo XIX

Ensanche de Madrid (Wikipedia)

Carlos María de Castro (Wikipedia)

Arquitectura y Espacio Urbano en Madrid PDF
Ciclo de conferencias
COAM, 2008

Rubén Payol Trigueros
Jornaleros e inmigrantes en el ensanche norte de Madrid
Universidad Complutense de Madrid PDF

Rafael Huertas
Vivir y morir en Madrid PDF

Cesar Chicote
La vivienda insalubre en Madrid PDF
Memoria
Ayuntamiento de Madrid
Madrid, 1914