URBAN IDADE, las edades urbanas que definen el presente de nuestras ciudades. La ciudad como centro de atención. Sus lugares; la historia urbana y los espacios actuales. Historia, sociología, política y sentido común. Ahora en Facebook: URBAN IDADE.
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A finales de la primera década del siglo XX surge en Madrid un estilo nuevo de urbanización inspirado en la Ciudad Jardín inglesa de Ebenezer Howard y en la Ciudad Lineal de Arturo Soria. El modelo se desarrolló principalmente en terrenos de Chamartín de la Rosa donde se crearon “colonias” de viviendas unifamiliares que dieron a la zona un peculiar carácter. Hoy día, estas colonias históricas, que gozan de protección urbanística, mantienen todo su encanto original convertidas en auténticas islas dentro de la vorágine de la gran urbe.
A finales de la primera década del siglo XX surge en Madrid un estilo nuevo de urbanización inspirado en la Ciudad Jardín inglesa de Ebenezer Howard y en la Ciudad Lineal de Arturo Soria. El modelo se desarrolló principalmente en terrenos de Chamartín de la Rosa donde se crearon “colonias” de viviendas unifamiliares que dieron a la zona un peculiar carácter. Hoy día, estas colonias históricas, que gozan de protección urbanística, mantienen todo su encanto original convertidas en auténticas islas dentro de la vorágine de la gran urbe.
La Ciudad Jardín Madrileña se levantó en unos terrenos situados en el antiguo término municipal de Chamartín de la Rosa por la empresa Fomento de la Propiedad, sociedad urbanizadora catalana instalada en Madrid hacia 1915 que realizó diferentes promociones directas o mediante la venta de terrenos a otras cooperativas o promotoras. Fomento de la Propiedad compró al duque de Pastrana unas 250 hectáreas de suelo comprendidos entre el Ventorro del Chaleco (entonces en la Prosperidad), el paseo de la Ciudad Lineal (Arturo Soria) y el límite de Chamartín de la Rosa (Ramón y Cajal).
Las colonias se construyeron como núcleos aislados y discontinuos, ya que sus promotores en muchos casos fueron distintos. Todas las promociones se acogieron a las sucesivas leyes de casas baratas e iban dirigidas a clases medias trabajadoras y a empleados públicos. Arquitectónicamente hubo varias tipologías de viviendas (pareadas, adosadas en hileras y aisladas), basadas por lo general en estilos regionalistas, con el uso de enfoscados en la fachada, aparejos de ladrillo visto con motivos sencillos y canecillos de madera bajo cubiertas de teja a una, a dos, tres, cuatro o más aguas.
Fue la primera colonia de las proyectadas en la Ciudad Jardín Alfonso XIII. Al amparo de la Ley de Casas Baratas de 1911, la Cooperativa Obrera para la Adquisición de Casas la promovió en 1919 por iniciativa de Pablo Iglesias y Jaime Vera para los afiliados a la Casa del Pueblo. La Cooperativa, integrada por 116 personas, compró los terrenos a Fomento de la Propiedad aportando cuotas mensuales de cuatro pesetas y de dos pesetas dependiendo del tamaño de las casas. El precio final de las viviendas grandes (120m2) fue de 19.000 pesetas y de 12.000 pesetas, las pequeñas (90m2). En ambos modelos la distribución era semejante, variando únicamente las dimensiones. En la planta baja se situaban un comedor, cocina, dos habitaciones y vestíbulo; en la planta segunda había cuatro dormitorios y un trastero. El Cuarto de baño se situaba en el exterior, al lado de la cocina. La colonia la formaban 118 viviendas adosadas en hilera, formando grupos de cuatro, cinco o más casas y estaba delimitada por la recién trazada calle de Alfonso XIII, Narcisos (E. Howard), Alhelíes (Pablo Iglesias), Celindas, Santoninas y Jacintos.
Aneja a la colonia Socialista, en 1926 se construyó la colonia Bosque y Mina o colonia de Fomento de la Propiedad, formalmente semejante. De ese mismo periodo es la colonia Unión Eléctrica Madrileña (U.E.M.), promovida por Valentín Ruíz Senén, director gerente de la U.E.M., para empleados de la compañía que se acogió a la Ley de Casas Baratas de 1921. Constaba de viviendas unifamiliares aisladas, con jardín a cuatro fachadas y se proyectó en una tipología homogénea.
Estas colonias, de tipologías diferentes, se construyeron en pleno periodo de la dictadura de Primo de Rivera, acogiéndose a la 3ª Ley de Casas Baratas. La colonia Primo de Rivera, realizada entre 1925 y 1930, para funcionarios y policías municipales, se situó en el eje de la calle Ramón y Cajal, en ambas aceras y a lo largo de calles paralelas a la principal. Se realizaron 272 viviendas, casi todas agrupadas en hileras, con jardín en las dos fachadas, así como también algunos hoteles unifamiliares aislados rodeados por un jardín mínimo.
La Colonia Prosperidad fue promovida entre 1926 y 1935 por la Compañía Anónima de Casas Baratas en terrenos próximos a los de la Colonia Primo de Rivera en el eje de la calle Ramón y Cajal, limitando con el Colegio Santa Marca y la citada colonia, con la que se integra. Su estructura es ortogonal con manzanas rectangulares, con un eje principal de acceso –la calle Luis Larrainza- y una plaza central. A esta estructura se superpone una red de calles peatonales de menor dimensión. Las viviendas, en un total de 244, se sitúan en hilera de una y dos plantas, con porche, pequeños jardines delanteros y patio trasero, en parcelas de pequeño tamaño.
Otras colonias de la Ciudad Jardín, contemporáneas a las citadas, son la Albéniz o de los Músicos, la Imperial, Jardín de la Rosa y Jardín Municipal, todas ellas en el entorno de las calles Ramón y Cajal y Alfonso XIII, en el distrito de Chamartín. (Artículo publicado en la Revista PLÁCET, Nº 245 , Abril 2014.)
Unión Eléctrica Madrileña (Ver artículo, Arroyo Ilera, Alfonso, UAM,2009)
Revista PLÄCET, Nº 245 (Abril 2014)
Rojo Escobar, Enrique F./ R. Zapata, Carlos
Chamartín. Álbum de Fotos
Temporae, Ed.
Madrid, 2015
En Somo, frente a Santander, las olas invadieron la playa y arramblarón cuanto encontraron en su camino. Y en su camino se toparon con una serie de chalets construidos en la década de los ochenta del pasado siglo.
Las consecuencias del encontronazo tuvieron cierta gravedad económica para los propietarios de las viviendas.
Los pasados 1 y 2 de marzo de 2014, según explicaciones de técnicos en la materia, la combinación de una profunda borrasca sobre las islas Británicas y un potente anticiclón en las Azores, produjo una situación de vientos intensos y fuerte oleaje en las costas del norte y noroeste de la Península Ibérica, que efectó de manera acusada a la Comunidad cántabra.
En Somo, frente a Santander, las olas invadieron la playa y arramblarón cuanto encontraron en su camino. Y en su camino se toparon con una serie de chalets construidos en la década de los ochenta del pasado siglo.
Las consecuencias del encontronazo tuvieron cierta gravedad económica para los propietarios de las viviendas, sin que nadie resultase herido.
Lo extraño del suceso no ha sido ver como el mar avanzaba hasta su encuentro violento con las casas causando destrozos. Al contrario, lo difícil es entender qué hace una urbanización a menos de 100 metros del mar, levantada en medio de la playa, por delante de la protección dunar y amparada por un muro de hormigón armado para prevenir las mareas. No parece extraño, pués, que hechos como este puedan producirse, conocido el común desprecio que suele manifestarse cuando de retar a las fuerzas de la Naturaleza se trata. Más aún a sabiendas del cambio climático y del calentamiento global que ya se deben considerar como fenómenos más que evidentes y a los que habría que prestar más atención.
Hace cerca de siete años escribí en este mismo blog unas líneas en las que manifestaba mi asombro al ver cómo se construían edificios y urbanizaciones a pié de costa y en primerísima línea de playa, sin ningún pudor ni preocupación por la posible destrucción de ecosistemas sensibles y sin temor a las posibles consecuencias por el devenir natural de las cosas. Lo hice en referencia precisamente a esta Urbanización de Somo, un ejemplo revelador de cómo se pasa la excavadora por encima de dunas y playas para crear nuevos paisajes de hormigón y ladrillo, y que evidencia la impudicia y la falta de escrúpulos de los promotores, constructores, Ayuntamientos y compradores de las viviendas que invaden la playa.
Aunque este temporal haya sido el más violento y «contumaz» en tres décadas y aunque la reforma de la Ley de Costas española ampare este tipo de despropósitos que benefician a los especuladores en su avaricia infinita, parece sensato pensar que sucesos como este no ocurrirían de no haber edificios plantados en medio de las playas. Deberíamos poner remedio porque no podemos ir en contra de la Naturaleza.
En primera línea de playa (Blog Urban Idade, 2007)
Mas fotografías Urbanización Delfín en Somo (Blog Driza.Me)
Reforma Ley de Costas. Infografía (El País, 2014)
Ley de Costas (Noticias, El País)
Fografías temporal en Cantabria (El Pais, 2014)
«El proyecto de Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid no sólo supone un retroceso legislativo sino que implica la pérdida del Patrimonio cultural de todos los ciudadanos. Madrid contraviene las normativas comunitarias ratificadas por España, haciendo prevalecer los intereses económicos sobre la cultura.»
Reproduzco la Nota de Prensa hecha pública el pasado 14 de Mayo por COLEGIO PROFESIONAL DE ARQUEÓLOGOS, y el ILUSTRE COLEGIO OFICIAL DE DOCTORES Y LICENCIADOS EN FILOSOFÍA Y LETRAS Y EN CIENCIAS DE MADRID, junto con el AMTTA, en donde se denuncian los intereses especulativos ocultos en el Proyecto de Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid propuesta por el gobierno madrileño del PP.
Dice el comunicado:
«El proyecto de Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid no sólo supone un retroceso legislativo sino que implica la pérdida del Patrimonio cultural de todos los ciudadanos. Madrid contraviene las normativas comunitarias ratificadas por España, haciendo prevalecer los intereses económicos sobre la cultura.»
«El texto legal propuesto por el gobierno en Proyecto de Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid desprotege el Patrimonio y desmantela el “modelo Madrid” de gestión, que tan admirado ha sido en el pasado. En general supone un retroceso tanto en la gestión como en la protección del Patrimonio Cultural, propiedad de todos los ciudadanos.
Con la aprobación de esta nueva Ley de Patrimonio, buscan la desprotección de edificios históricos como medio de enriquecimiento de la administración, buscando un beneficio económico a costa del robo del Patrimonio a la ciudadanía. Ejemplos como el Palacio de la Duquesa de Sueca o la ya derribada casa blasonada de Embajadores 18, ambos propiedad del Ayuntamiento de Madrid y abandonados hasta forzar la declaración de ruina para demolerlos y vender el solar, se convertirán en algo cotidiano con la aprobación de la nueva ley, haciendo de la ciudad de Madrid un centro urbano carente de identidad histórica».
«Estos intereses económicos del gobierno quedan descubiertos también por las alegaciones presentadas por el partido gobernante, que pretende incluir en esta Ley de Patrimonio disposiciones relativas a la modificación del suelo y al aprovechamiento y ampliación de los casinos, despejando cualquier duda que quedara acerca de las facilidades que están dispuestos a ofrecer al gran complejo de Eurovegas. Este grupo de profesionales insiste en que no se está en contra del desarrollo, el progreso o la construcción; pero sí de que ese modelo se haga de un modo descontrolado y sin supervisión«.
Esta nota de prensa forma parte de la campaña de protección del Patrimonio Histórico de Madrid que se viene desarrollando desde hace más de un año y que está encabezada por el Colegio Profesional de Arqueólogos y por la Asociación Madrileña de Trabajadores y Trabajadoras en Arqueología (AMTTA) , con la colaboración de la plataforma Madrid, Ciudadanía y Patrimonio.
La campaña cuenta ya con el respaldo de diversas instituciones y expertos en el Patrimonio tanto de ámbito nacional como internacional, entre las que se encuentran las Universidades madrileñas y diversas asociaciones culturales e instituciones dedicadas al estudio y difusión de los bienes patrimoniales.
Entre las actividades realizadas para la protección del Patrimonio se encuentra la convocatoria para la concentración que se llevará a cabo el domingo 19 de mayo a las 11 horas en la Plaza de Canalejas. Bajo el lema SOS PATRIMONIO. NO A UNA LEY DESPROTECTORA pretende explicar a todos los asistentes e interesados las principales carencias y errores de este Proyecto de Ley usando ejemplos cercanos a todos los madrileños. Con esta y otras acciones se busca también mostrar al gobierno de la CAM que esta es una ley que nace sin consenso.
La campaña pretende continuar con su trabajo de difusión y búsqueda de apoyos durante el proceso asambleario e irá más allá en caso de que se apruebe la Ley sin recoger las modificaciones propuestas, ya que no
van a permitir que el gobierno use el Patrimonio de todos para el enriquecimiento de unos pocos.
Manifiesto Arqueología de Madrid PDF
Sección de Arqueología del Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid
Madrid Ciudadanía y Patrimonio
Asociación Madrileña de Trabajadores y Trabajadoras en Arqueología (AMTTA)
Más información:
Aurora Campuzano
Directora de Comunicación
91 447 14 00
Móvil 671 08 26 61
Es conocida la escasa sensibilidad y el poco tino que para cuestiones urbanísticas ha mostrado normalmente el Ayuntamiento de Madrid a lo largo de su historia. Salvo honrosas excepciones la norma a la hora de diseñar la ciudad se ha basado en el desprecio por el pasado en favor de la renovación indiscriminada, dirigida casi siempre por el afán de negocio cuando no por la ignorancia más absoluta. Los desasters urbanísticos son contínuos.
Es conocida la escasa sensibilidad y el poco tino que para cuestiones urbanísticas ha mostrado normalmente el Ayuntamiento de Madrid a lo largo de su historia. Salvo honrosas excepciones la norma a la hora de diseñar la ciudad se ha basado en el desprecio por el pasado en favor de la renovación indiscriminada, dirigida casi siempre por el afán de negocio cuando no por la ignorancia más absoluta. Los desastres urbanísticos son contínuos.
Cuando se olvida el valor histórico de los elementos –edificios, trazado urbano, mobiliario- que componen una ciudad se está dando la espalda a su pasado, la única forma de entender su presente. Los edificios con historia de una ciudad constituyen los documentos sobre los que poder recomponer con detalle la narración de su desarrollo. Solo conociendo su evolución histórica con rigor se puede renovar la ciudad de forma coherente e inteligente, adaptando lo que ya existe a lo necesariamente nuevo y manteniendo el patrimonio en perfecto estado para que nos siga hablando, desde el pasado, del presente y de cómo construir el futuro. Solo así la ciudad es comprensible y aprehensible por el ciudadano que la habita. Solo así el ciudadano puede apropiarse de la ciudad y hacerla suya. La única forma de democratizar la ciudad como espacio y territorio al que pertenecemos y que nos ha de pertenecer.
Son abundantes los ejemplos contemporáneos que delatan la absoluta falta de sensibilidad e interés histórico de las diferentes composiciones que ha tenido el Ayuntamiento y que han ignorado el más elemental respeto hacia su patrimonio arquitectónico. Cito algunos: El Palacio de Medinaceli en Colón que se demolió para desarmonizar el entorno con polémico complejo; los mercados de Madrid de hierro y vidrio como el de la Cebada o el de los Mostenses; el modélico complejo de Perfumerías Gal en Argüelles; el Hotel Florida obra del arquitecto Antonio Palacios; el palacio del duque de Lerma en la calle de san Bernardo; la incomprensible demolición del barrio de Pozas; la especulativa devastación del barrio de Ciudad Lineal de Arturo Soria, esencial para entender la historia del urbanismo, no solo en Madrid; la casa del pastor; la casa de Iván de Vargas arruinada por dejación del Ayuntamiento; el palacio del marqués de Ustáriz; la corrala moderna de la calle de Fernández de la Hoz de futuro incierto; el histórico frontón «Beti-Jai», igualmente de futuro incierto pese haber logrado cierta protección y que se encuentra recogido en la Lista Roja del Patrimonio.
Hay también un largo etcétera de construcciones mas modestas que compusieron el patrimonio histórico de muchos barrios, dando cohesión a su tejido social, que se desintegraron en los años setenta por la miope e interesada intervención de los poderes públicos. Todavía sobrevive algún ejemplo destacable de estas construcciones, si bien su futuro no es halagüeño, ya que la mentalidad apenas ha cambiado.
Como último ejemplo quiero citar el caso del llamado palacio de Sueca, situado en el número 2 de la plaza del Duque de Alba, en el distrito Centro. Este edificio, que goza de la máxima protección histórico-artística, salta a la actualidad en 2007 ya que el Ayuntamiento de Madrid lo expropió en 1999, siendo alcalde Álvarez del Manzano, con una inquilina, con el fin de darle un uso dotacional. «En sus orígenes, en el siglo XVIII, el inmueble sirvió de escuela para los hijos de los criados del rey Carlos III. En 1791, el arquitecto Antonio de Abajo lo convirtió en una residencia para la duquesa de Sueca, esposa del primer ministro de Carlos IV, Manuel Godoy. En 1837 se convirtió el Colegio de Humanidades de Francisco Serra, y a finales del siglo XIX se transformó en un cuartel de la Guardia Civil». (Ver El País, 22/01/2007) Luego se transfomó en viviendas donde nació y vivió toda su vida la única inquilina que quedaba, Carmen.
Dado que en ningún momento se llegó a realizar ninguna adaptación del edificio para el uso dotacional propuesto (convertirlo en sede de la Concejalía de Medio Ambiente, primero, y en pisos para jóvenes, después, y finalmente nada), el recurso puesto por los propietarios prosperó y en 2008 los jueces dictaminaron, en sentencias firmes, que la expropiación fue ilegal y que el palacio debía volver a sus antiguos dueños, exigiendo la reversión, si bien con la calificación de su primitivo uso como viviendas. Esta circunstancia permitía a la constructora propietaria hacer negocio con la propiedad que decidieron convertir en hotel. (Ver caso del Frontón Madrid ,en la misma zona, cuyo destino es el de transformarse en hotel)
El problema surgió al mantenerse el uso dotacional, lo que impedía a los propietarios convertir el palacio en hotel. Así han pasado ya quince años desde la expropiación, los seis últimos de litigios legales, mientras el edificio se deterioraba por falta de mantenimiento por el abandono negligente e irresponsable del Ayuntamiento, que admite que violó la ley al no preservar un edificio histórico.
Finalmente, fallecida la última inquilina, Carmen, que siempre se negó a abandonar el palacio, en el que sobrevivía sin agua ni electricidad, el Ayuntamiento decide el derribo inminente pues «estima necesario declarar el estado de ruina física inminente parcial del edificio» y «proceder a la demolición» urgente.
La conservación del patrimonio histórico urbano permite la comprensión de las relaciones sociales complejas que se han producido a lo largo del tiempo y que tienen su reflejo más visible en las tipologías arquitectónicas distintas. Conocer esta diversidad, respetándola, obliga a realizar un esfuerzo que lleve a la armonía entre la pluralidad de formas para que estas que terminen confluyendo. De esta manera acabamos comprendiendo, inevitablemente, el valor y el significado de la diversidad, lo que se puede extrapolar a nivel social a fomentar el respeto y la convivencia fluida entre los ciudadanos.
Sin embargo, parece que la sociedad contemporánea tiende a convertir en viejo e inservible todo elemento incapaz de producir según los términos del economicismo imperante. Dejando de lado la historia.
Los poderes públicos y en este caso el Ayuntamiento de Madrid, en su deseo de modernizar la ciudad pretende superar el pasado enterrándolo. El Ayuntamiento, en su falta de atención ante los casos de flagrante abuso particular con fines especulativos -fomentando incluso estas conductas-, permite la ruina, eliminación o transformación arbitraria de edificios históricos, facilitando la desaparición del patrimonio ciudadano y de la memoria visual en favor de intervenciones casi siempre discutibles.
No parece legítimo ni verosimil hacer dejación de responsabilidades escudándose en la falta de recursos o en condicionantes legales, cuando es sabido que en situaciones similares, habiendo recursos suficientes y con plenitud de poderes para intervenir, se ha permitido la ruina, la recalificación de uso y el derribo arbitrario de gran cantidad de edificaciones que se podrían haber conservado. Ante tanto desastre urbanístico solo hay un único responsable.
Informe histórico: El palacio de la Duquesa de Sueca, elaborado por Madrid, Ciudadanía y Patrimonio: