Edificio en la calle de Canillas número 75, enla Prosperidad. Era una vivienda obrera de la primera o principios de la segunda década del siglo XX. El revoco de las dos últimas alturas, seguramente anunciaba la desaparición del ladrillo visto y de sus aparejos, que caracterizó la entrada en el nuevo periodo arquitectónico de la mitad del siglo. Dada la fecha de construcción del edificio, la desaparición de estos elementos neomudéjares típicos podría deberse también a intervenciones posteriores, en los años 80, que eliminarían o cubrirían con revoco los resaltes de ladrillo originales. La construcción se derribó entre septiembre y noviembre de 2018. (Foto: Enrique F. Rojo Escobar, 2007)
La desaparición del barrio primitivo de la Prosperidad
La calle de Canillas era un camino, igual que López de Hoyos fue el camino de Hortaleza. Ambos caminos, conducían del centro de Madrid a los pueblos de Canillas y Hortaleza. La periferia de Madrid se componía en origen de pequeños pueblos que la abastecían esencialmente de bienes de consumo agropecuarios. A lo largo de estos caminos principales fueron apareciendo de manera espontánea nuevos caseríos, que acabaron por convertirse en barrios de la gran urbe.
De la primitiva barriada de la Prosperidad, nacida en 1862, ya no queda nada. Todavía permanece alguna construcción que podría datar de finales del siglo XIX, en las calles de Pérez Ayuso, 5; Canillas, 75; Anastasio Aroca, 20; Santa Hortensia, 12; Antonio Zapata, 7López de Hoyos 113; López de Hoyos, 143 -que no es una corrala, aunque se la conoce como tal-. Las fechas de construcción de estos edificios es dudosa, si bien, por su tipología se evidencia que son centenarios.
Solar en la calle de Canillas número 75, la Prosperidad.(Foto: Enrique F. Rojo Escobar, 15/11/2018)
Derribo del edificio de la calle de Canillas número 75
El edificio de la calle de Canillas número 75 era a todas luces popular y más que centenario. Y representativo del estilo, de la sociedad y de la época en que se levantó.
Su derribo evidencia el cambio de los tiempos. El cambio de mentalidades. Evidencia también el desprecio por la memoria de los barrios y de la ciudad. Con su desaparición se esfuma parte de la historia visual del barrio: la mas accesible y comprensible, que muestra la arquitectura «in situ» y permite entender y hacer inferencias del pasado al presente.
En el lugar del solar que ya ocupa el desaparecido bloque se edificará un nuevo edificio, con semejantes intenciones mercantiles que el anterior. El promotor venderá al precio más rentable; como, sin duda, haría el primer constructor. La nueva casa será como todas las nuevas casas del barrio. Un nuevo bloque, que formará parte del barrio, sin que casi nadie se de cuenta de la substitución. Así, con este disimulo, se producen los cambios.
Solar en Canillas número 75, la Prosperidad. (Foto: Enrique F. Rojo Escobar, 15/11/2018)
La Prosperidad, al no ser un barrio nuevo, se renueva a la fuerza. Tristemente, a costa de perder su identidad. Cada día quedan menos edificios que recuerden su pasado de más de 150 años de barrio. Por desgracia, el ritmo y el estilo edificatorio evidencian la pérdida absoluta de cualquier característica particular. El Edificio en la calle de Canillas número 75 es la última pérdida. Indefectiblemente, cada vez quedarán menos construcciones antiguas y nadie se acordará de ellas.
Hace tres años que de derribó la antigua corrala de la calle de Fernández de la Hoz 63 de Madrid, situada muy cerca del Paseo de la Castellana.
Hace tres años que de derribó la antigua corrala de la calle de Fernández de la Hoz 63 de Madrid, situada muy cerca del Paseo de la Castellana. En 2007 el Instituto de Vivienda de la Comunidad de Madrid (Ivima) subastó esta corrala del barrio de Chamberí, el único edificio de renta libre que poseía. Era una herencia del Instituto Nacional de la Vivienda. Hasta el momento de su total desalojo todavía había vecinos -parece que irregulares- que habitaban en él y que pagaban la exigua «renta de 1 €» por una vivienda de hasta 100 metros cuadrados. En ese momento el edificio todavía conservaba dos locales comerciales abiertos en sus bajos, entre ellos una farmacia cuya titular era Esmeralda Moreno Blanco.
Corrala de Fernández de la Hoz. Mural pintado por José Luis Tirado en 1987 que representa un gigante avanzando de forma inquietante entre la construcción con el ánimo aparente de derribarla. Tal vez una premonición. (Foto: Enrique F. Rojo, 2006)
Los últimos propietarios del edificio, la inversora inmobiliaria de INDITEX/ Pontegadea la había vendido en 2015 a la promotora catalana Uniq, especializada en la promoción de viviendas de lujo, que junto al fondo inmobiliario británico UK & European Investments se han encargado del derribo y ejecutan la nueva construcción. La inversión de UK & European Investments quelevanta las viviendas ronda los 20 millones de euros.
Una corrala atípica por anacrónica
El edificio derribado era una construcción, con toda probabilidad de los años 20-30 del siglo XX, por lo que su típica tipología madrileña resultaba algo anacrónica, dado que en esa época la casa de corredor ya estaba en desuso y era raro que se hicieran edificios de esas características, salvo por cuestiones de mera rentabilidad. A pesar de esa lacrada característica, el edificio tenía un valor histórico especial -no cuantificable en euros- , siempre por debajo de su valor especulativo, que ha sido el que ha primado en su venta.
Podríamos decir que el bloque seguramente nació por motivos especulativos y que su último destino ha sido el mismo: morir por la presión del capital.
La antigua corrala de Fernández de la Hoz, 63
El edificio estaba situado en la Plaza de San Juan de La Cruz, 4 –en el número 63 de la calle Fernández de la Hoz–, junto a los Nuevos Ministerios y la calle de Ríos Rosas y albergará viviendas de alto nivel y de precio, exageradamente desorbitado, solo al alcance de economías poderosas. La venta se ha realizado con suma discreción.
El edificio derribado contaba con algo más de 1.000 metros cuadrados y una edificabilidad cinco veces mayor, de casi 5.600 metros. Según detalla la constructora, la promoción, el edificio, de nueva construcción, ofrecerá una amplia tipología de 41 viviendas de 1, 2, 3 ó 4 dormitorios y áticos. Además de la comodidad de disponer de aparcamiento y trasteros, la finca ofrece unas zonas comunes con gimnasio y piscina en la 8ª planta, que disfruta de unas vistas privilegiadas. Los pisos, de entre 55 y casi 400 metros cuadrados, costarán entre medio millón de euros y 2,5 millones, en el caso de los áticos. La entrega de las viviendas está prevista para la primavera de 2018.
Plaza de San Juan de La Cruz, 4. (Foto: Enrique F. Rojo, 2015)
Plaza de San Juan de La Cruz, 4. (Foto: Enrique F. Rojo, 2015)Plaza de San Juan de La Cruz, 4. El el número 63 de la calle Fernández de la Hoz lo ocupa ya una nueva construcción. (Foto: Google Maps, 2017)
En 1971 los cines en España desaparecían por falta de público. El formidable espectáculo del cinematógrafo perdía fuelle. La mayoría de esos locales que languidecían en los confines del siglo XX habían nacido como tales; otros se habían adaptado a partir de antiguos frontones o viejos teatros. Hace treinta y tres años, tres estudiantes universitarios descubrieron que detrás de la sugerente fachada de un cine abandonado de Alcalá de Henares se escondía un corral de comedias de 1601, un Coliseo techado de 1768, un teatro romántico de 1831 y un cine del siglo XX.
El cine Cervantes o «cine pequeño» de Alcalá de Henares
En Alcalá de Henares hubo un antiguo cine en un lateral de la conocida plaza de Cervantes que por causa del devenir de los nuevos tiempos terminó por cerrarse.
Carteles Cine Cervantes
En 1971, el «cine pequeño», espacio singular y envejecido se cerraba
El cine Cervantes, conocido como «cine pequeño» -por compartir nombre con el Teatro-Salón Cervantes, principal de Alcalá y de mayor tamaño- pasó de ser un primitivo patio de vecindad -antiguo Corral de Zapateros– en el siglo XVII para acabar como cine de barrio en el siglo XX. Sin embargo, a pesar de que las reformas y de que sus usos diversos mantuvieron su estructura del siglo XVII más o menos igual, en 1971, el «cine pequeño«, espacio singular y envejecido se cerraba, y su sorprendente pasado se perdía olvidado en su abandono.
Descubrimiento del corral de comedias barroco
En la década de los ochenta del siglo XX gracias a las investigaciones e impulso de los alcalaínos Juan Sanz, Mercedes Higuera y Miguel Ángel Coso el viejo edificio y el abandonado cine que contenía su interior volvieron a ver la luz.
Dibujo de un corral de comedias barroco del siglo XVII.
El trabajo de estos investigadores fue crucial para la recuperación del teatro y, especialmente, de los vestigios del primitivo corral de comedias cuya memoria se había esfumado.
Cuentan los investigadores en su memoria que fue una cita encontrada en la obra de Esteban AzañaHistoria de la ciudad de Alcalá de Henares, (antiguo Compluto), lo que afianzó la idea de que sus hipótesis sobre el idificio iban en buena dirección y que podían ser un buen punto de partida.
Fue una cita de Esteban Azaña lo que afianzó la idea de que iban en buena dirección
Empezaron por estudiar gran cantidad de documentación en el archivo de Alcalá, entre ellos un manuscrito fechado en 1601 que contienía el contrato realizado entre el concejo de Alcalá y un carpintero, Francisco Sánchez, para la construcción de un patio de comedias en el conjunto de edificios que componían las casas de la corrala situada en la entonces llamada plaza del mercado. El corral se abrió al año siguiente.
Un Corral de Comedias barroco del siglo XVII
El corral de comedias constaba de un escenario, en un extremos del patio, contra la pared de la casa del fondo. Delante del escenario estaba el patio, generalmente empedrado. Al fondo se colocaban de pie los mosqueteros, quienes, junto con los que estaban a pie de escenario, eran los que más alboroto armaban. Unos y otros eran temidos por los autores, pues de sus reacciones dependía muchas veces el éxito o fracaso de las obras. Para guardar el orden entre el gentío existía un alguacil.
En los balcones y ventanas de las casas contiguas a la pared del escenario estaban los aposentos, con balcones y celosías, reservados para los espectadores de la nobleza, en los que podían estar tanto hombres como mujeres. Sin embargo, las clases populares estaban separadas por sexos y accedían al teatro por puertas distintas.
Modelo de un corral de comedias barroco del siglo XVII.
Las mujeres se sentaban en la cazuela (un palco con gradas enfrente del escenario, sin acceso al patio). Allí, un “apretador” se encargaba de hacerles sitio, según llegaban, para que todas pudiesen ver la comedia. En la planta baja existía una “alojería”, lugar donde se vendía fruta, frutos secos y la “aloja”, una bebida hecha de agua, miel y especias. También podía tener vino mezclado.
Las mujeres se sentaban en la cazuela , donde un “apretador” se encargaba de hacerles sitio
Encima de la cazuela o cazuelas, pues a veces había dos, una esobre la otra, estaban los aposentos, los palcos de los concejales y autoridades, incluidos los mismos reyes, pues muchos de ellos fueron muy aficionados al teatro, como Felipe IV. En el piso más alto estaban los desvanes, junto a la segunda cazuela si la había, donde se situaba la tertulia de los religiosos, poetas y entendidos de teatro.
El corral se llenaba bastante antes de empezar la representación, que comenzaba sobre las tres o cuatro de la tarde y terminaba al atardecer. Entre los actos había intermedios donde se escenificaban los entremeses, obras cortas cómicas, o bailes.
El nuevo coliseo neoclasico
La documentación recogida por los investigadores era tan abundante que fue posible reconstruir toda la historia del edificio. Descubrieron que en 1768 se reformó el corral de comedias barroco, que era conocido con el nombre de Corral de los Zapateros, en un coliseo neoclásico, es decir, un teatro cerrado ya que el corral, como todos los de su época, era un patio abierto. Su localización y la demanda de ocio de los vecinos y, mayoritariamente, de los universitarios propició que se techara el patio con una especie de cúpula sostenida por un entramado de vigas de madera. La cubierta mejoró la acústica, lo que hizo del local un espacio idoneo para el desarrollo de espectáculos de canto y orquestas de cámara.
Se cuenta que Farinelli estuvo a punto de cantar en el corral de Alcalá
Estructura de madera del techo, original del coliseo neoclásico de 1768, tras la reforma de 1983-2003.(Foto: E.Rojo, 2016)
Se cuenta que Farinelli, el famoso castrato italiano protegido de Felipe V, estuvo a punto de cantar en el corral de Alcalá. Se esperaba que con las reformas del patio en coliseo techado, más acorde a las modas y con mejor acústica, el cantante acudiera a la ciudad y diera la nota, a la vez que pompa y boato a la ciudad. Pero las reformas llegaron tarde y Farinelli dejo España y con el ascenso de Carlos III marchó para Bolonia.
Reforma como teatro romántico
Después de la reforma como coliseo techado de 1768, en 1831 se acometió una importante transformación que lo convirtió en un teatro romántico según las normas arquitectónicas italianas, con una sala de planta elíptica inscrita dentro de la rectangular del coliseo.
El antiguo patio empedrado quedó convertido en platea
Además, la antigua estructura de madera del tejado se cegó con un cielo raso de yeso sobre el que se pintaron frescos alegóricos, y se construyeron los palcos distribuyéndolos en dos plantas en elipse alrededor del antiguo patio empedrado, que quedó así convertido en platea.
Plaza de Cervantes, en 1904. El edificio de la izquierda es el teatro romántico. (Foto: Augusto T. Arcimis, Fototeca IPCE)
Sala de cine
En 1945 fue transformado en sala de cine, función que desempeñó hasta que, en 1971, fue cerrado y se comenzó a utilizar como almacén, situación que mantuvo hasta 1983.
En 1945, el teatro fue transformado en sala de cine
Ese año, el ayuntamiento de Alcalá de Henares adquirió el cine Cervantes y adoptó las medidas necesarias para su recuperación. El mismo verano del 1983 organizó un campo de trabajo durante el cual se limpió el teatro y se derribó la antigua pantalla de cine.
Antiguo cine Cervantes de Alcalá de Henares antes de la restauración en 1983. (Foto: Blog «Nuestras cosas en familia»)
Excavaciones y restos del antiguo corral de comedias
A lo largo de las sucesivas campañas de excavación arqueológica dirigidas por Araceli Turina empezaron a aparecer restos del corral y del coliseo.
Parte del escenario utiliza capiteles romanos de las ruinas de Complutum
Apareció gran parte del escenario, el foso del mismo que, curiosamente, utiliza varios capiteles de columnas romanas extraidas de las ruinas de Complutum como soportes, dos aposentos situados a la izquierda del escenario, gran parte del antiguo empedrado con el brocal de piedra de un pozo, material de derribo procedente del corral, y numerosos elementos originales que fueron aprovechados en las sucesivas reformas.
También se conservaba íntegra la cubierta de madera que se construyó en el siglo XVIII. De hecho, el teatro romántico que hoy está a la vista es un añadido al primitivo edificio que apenas lo modificó.
Antiguo cine Cervantes de Alcalá de Henares antes de la restauración en 1983. (Foto: Blog «Nuestras cosas en familia»)
La restauración del teatro
El encargado de elaborar el proyecto de restauración del teatro fue el estudio de arquitectura de José María Pérez «Peridis». Los trabajos fueron financiados por el Ayuntamiento de Alcalá de Henares, la CM y por la fundación para la Ecología y Protección del Medio Ambiente (FEPMA) que también aportó fondos. El resultado ha sido un trabajo en apariencia impecable que ha durado dos décadas, donde se ha logrado la convivencia en armonia de más de 400 años de historia arquitectónica y de actividad teatral en un recinto que sigue manteniendo el mismo uso para el que fue creado.
De su primera etapa como corral de comedias, se mantienen en la actualidad el patio empedrado, las gradas, aposentos, y la cazuela.
Antiguo cine Cervantes, antes de la restauración, en 1983.Estructura del techo, original del coliseo neoclásico y palcos románticos, tras la reforma de 1983-2003. (Foto: E.Rojo, 2016)Libro «El Teatro Cervantes de Alcalá de Henares: 1602-1866» Memoria de los trabajos de investigación de Juan Sanz, Mercedes Higuera y Miguel Ángel Coso, que descubrieron el primitivo Corral alcalaino.
Coso Marín, Miguel Ángel/ Higuera Sánchez-Pardo, Mercedes/ Sanz Ballesteros, Juan El Teatro Cervantes de Alcalá de Henares, 1602-1866: estudio y documentos
Tamesis Books Limited/ Ed. Castalia
London, 1989
Corrala de Fernández de la Hoz. El mural pintado por José Luis Tirado en 1987 también se está destruyendo. (Foto: Enrique F. Rojo, 2015)
En el mes de junio de este año me referí a la corrala de Fernández de la Hoz 63 diciendo que tienía los días contados. Efectivamente, a primeros del mes de noviembre comenzó la demolición.
La corrala
Una construcción, con toda probabilidad de los años 20-30 del siglo pasado, por lo que su tipología resultaba algo anacrónica, dado que en esa época la casa de corredor ya estaba en desuso y era raro que se hicieran edificios de ese tipo. En cualquier caso, no dejaba de ser una solución arquitectónica válida que incluso hoy en día se usa, mutatis mutandis.
Este edificio se encontraba en el barrio de Chamberí, en un solar de 1.087 m² con una superficie edificable de 5.461,11 m². Una de sus fachadas daba a la plaza de San Juan de la Cruz , muy cerca del Paseo de la Castellana y enfrente de Nuevos Ministerios.
Demolición de la corrala
En efecto, la corrala tenía los días contados. Su imagen pronto será parte del pasado y el testimonio de su presencia lo aportarán las fotografías que se hayan tomado, que la inmortalizarán.
Actualmente apenas queda la fachada de Fernández de la Hoz, que será demolida en breve.
La imagen que incorporo a esta escueta entrada la tomé ayer antes de la medianoche, ya oscurecida la ciudad. A esa hora la estampa del edificio a medio derruir imponía.
Al tratarse de un solar cuyo uso es residencial, sin que sea necesario ningún tipo de modificación ni planeamiento alguno, su futuro era el inexorable anuncio de 2007: la demolición para construir pisos exclusivos en esta zona especialmente cotizada.
Otra demolición en la zona
Muy cerca, también en el distrito de Chamberí, está el Taller de Precisión de Artillería, vendido por el Ministerio de Defensa, para construir viviendas de lujo, operación tipo que ha sido habitual desde antes, mucho antes de la crisis y que sigue en vigor.
El futuro de este complejo de más de un siglo, bastante más interesante que la corrala, será sin embargo identico, ya que también se va a demoler, a pesar de las tímidas disensiones en el Ayuntamiento.
Se evidencia una vez más como la planificación urbana corre a cargo del capital y de los intereses privados de las constructoras en connivencia con los poderes públicos, la entente cordiale de la economía del ladrillo que sigue adelante, imparable.
Ocho años después de que se anunciase, la vieja corrala de la calle Fernández de la Hoz 63 de Madrid es posible que ahora si esté cercana a la demolición.
El edificio se encuentra en el barrio de Chamberí, en un solar de 1.087 m² con una superficie edificable de 5.461,11 m².
(Foto: Enrique F. Rojo, 2006)
La vieja corrala
Ocho años después de que se anunciase, la vieja corrala de la calle Fernández de la Hoz 63 de Madrid es posible que, ahora si, esté cercana a la demolición. El edificio se encuentra en el barrio de Chamberí, en un solar de 1.087 m² con una superficie edificable de 5.461,11 m². Una de sus fachadas da a la plaza de San Juan de la Cruz , muy cerca del Paseo de la Castellana y enfrente de Nuevos Ministerios.
Casa de corredor anacrónica
El edificio data con toda probabilidad de los años 20-30 del siglo pasado y su tipología resulta algo anacrónica dado que en la época la casa de corredor ya estaba en desuso. Llama la atención que el edificio del contiguo número 61 de la calle tiene la firma de Luis Gutiérrez Soto que, entre 1930 y 1933 construyó este bloque de viviendas que exhibe algunas de las características que con el tiempo definirían sus edificios de viviendas y que iniciaron el cambio y la modernización en las construcciones de la zona.
(Foto: Enrique F. Rojo, 2006)
La casa de corredor del número 63 cuenta, de momento, con dos bloques divididos por un patio interior al que se puede acceder con vehículo y que da acceso a unas cocheras o pequeños talleres y al núcleo de escaleras de los corredores. Al bloque mayor, con fachada a Fernández de la Hoz se accede por una escalera interior y presenta una ejecución habitual, más propia de su época. Las viviendas oscilaban desde los 30 m², correspondientes a las del corredor, a los 60 m² de las viviendas principales con vistas a Fernández de la Hoz y al patio mismo. Los locales comerciales tenían desde los 273 m² del principal dedicado a uso industrial, a los 57 m² del comercio más pequeño.
Corrala de Fernández de la Hoz. Mural pintado por José Luis Tirado en 1987 que representa unos gigantes, aparentemente, avanzando de forma inquietante entre la construcción.Tal vez una intuición. (Foto: Enrique F. Rojo, 2006)
Especulación en una cotizada zona de Madrid
Hasta marzo de 2007 la propiedad pertenecía al Instituto de la Vivienda de la Comunidad de Madrid (Ivima) que trás efectuar su desalojo la puso a la venta por medio de una subasta, ganada por la empresa Restaura, que pagó por la adjudicación 39,44 millones de euros. Después de numerosos vaivenes económicos deRestaura, el edificio acabó finalmente en 2008 en manos de la sociedad inmobiliaria Pontegadea, filial de Inditex, del holding de empresas de Amancio Ortega, la cual pone a la venta definitivamente la propiedad.
Edificio de Fernández de la Hoz, 63 en mayo de 2015. (Foto: Enrique F. Rojo)
Al tratarse de un solar cuyo uso es residencial sin que sea necesario ningún tipo de modificación ni planeamiento alguno, es previsible que su futuro sea el anunciado en 2007: la demolición para construir pisos exclusivos en esta zona especialmente cotizada.