
Como suelo recordar en el blog casi todos los años por estas fechas, «el verano es un buen momento para los derribos«.
Y es que, en efecto, las constructoras aprovechan las vacaciones para derribar con cierto sigilo y sin que haya muchos testigos. Supongo que por aquello del «qué dirán» de la opinión pública ciudadana. Derribar supone destrucción y este acto por lo general resulta antipático, cuando no sospechoso de ser una insensible maniobra especulativa.

Un derribo más
Hoy voy a hablar de la demolición de unas casas de poca entidad que se situaban en el número 7 de la plaza del Duque de Pastrana en el distrito de Chamartín.
A pesar de no estar protegidas por su poca «visibilidad» o escaso valor arquitectónico, formaban parte de un conjunto cuya particular fisonomía da a la plaza y entorno su pintoresco aspecto rural, en medio del torbellino urbano a pocos metros de la plaza de Castilla. Al menos hasta ahora, ya que poco a poco se van eliminando las viejas construcciones en favor de edificios vanguardistas de gran lujo que diluyen su recordado aspecto primitivo.

Casas de 1930 en la plaza del pueblo
Los edificios estaban edificados en una parcela de 600 m² y sumaban 825 m² construidos. Según la Dirección General del Catastro, su fecha de construcción fue 1930, aunque es posible que fuera algo antes. En la actualidad, las casas constaban de planta baja y primer piso y estaban dedicadas a la actividad comercial: panadería-repostería, papelería-librería y bar-restaurante. Desde, al menos 2013, se negociaba el abandono de los locales.
La plaza del Duque de Pastrana, cuando se construyeron las casas, era plaza de la Constitución y pertenecían al pueblo de Chamartín de la Rosa. Antes hubo otras casas en el mismo lugar, seguramente toscas casas de pueblo que se sustituyeron por éstas, tampoco excelentes, ahora demolidas.

El pueblo de Chamartín de la Rosa
El pueblo de Chamartín de la Rosa en 1848, un siglo antes de convertirse en distrito de Madrid, contaba con treinta casas distribuidas entre la actual plaza del Duque de Pastrana y las actuales calles de Platerias y Dolores Sánchez Carrascosa. También se encontraba la Iglesia de San Miguel, de estilo irreconocible, dadas las innumerables intervenciones que ha sufrido a lo largo de su historia y que cambiaron su fisonomía original.
En este periodo el pueblo de Chamartín estaba regido por el Ayuntamiento situado en la plaza cuyo alcalde disfrutaba del cargo durante varios años. Su fisonomía correspondía a la de un caserío rural dedicado más a la agricultura que a la ganadería y escasamente a la industria. Estaba constituido por casas bajas encaladas con cubierta de teja que albergaban a unas trescientas personas. No disponía ni de hospital ni de escuela. Tampoco había alumbrado en las calles ni tenía fuente pública, obteniendo el agua del arroyo próximo de «la alcubilla».


Alegato final
A pesar de ser de unas casas de poca entidad, como se ha dicho, la desaparición de estas edificaciones de vieja factura rural, asociadas al primitivo caserío del pueblo de Chamartín de la Rosa, no hacen sino abundar en los efectos nefastos de la imparable maquinaria urbanizadora que destroza los cada vez más escasos elementos que dan cohesión e identidad a los espacios urbanos de nuestra ciudad.
Es evidente que no se puede luchar contra los gigantes aspados. No son reales. Ni real -ni práctica-es la lucha contra el llamado progreso, fantástico e idealizado. Pero tambiém es un hecho fehaciente la despersonalización que esta ansia demoledora de la historia conduce a nuestras ciudades, uniformándolas, dándoles el mismo aspecto anodino. Haciéndolas iguales, estén donde estén. Modernas, pero todas iguales.
Creo que existe una escasa sensibilidad institucional y privada para preservar la memoria y para que no olvidemos las construcciones históricas fundamentales -nuestro pasado urbano o rural-, algo esencial para conservar la identidad del espacio urbano al que pertenecemos y que nos pertenece.

Casas demolidas en la plaza del duque de Pastrana 7. (Foto: Google Maps, 2016)
Referencias.-
Rodríguez Zapata, Carlos
Rojo Escobar, Enrique F.
Chamartín. Álbum de fotos
Ediciones Temporae
Madrid, 2015
Lasso de la Vega Zamora, Miguel
Quintas de Recreo (Libro I)
Ayuntamiento de Madrid
Madrid, 2006
Baldeón García de, Alicia
López Marsa, Flora
Historia de Chamartín de la Rosa
Ayuntamiento de Madrid
Madrid, 1985
Crónica urgente de la presentación del libro Chamartín. Albúm de fotos
Blog Urban Idades (21/05/2015)
Palacete derribado en la castellana (Blog Urban Idade, 14/07/2010)
Derribo en el distrito de Tetuán (Blog Urban Idade, 27/07/2010)
Derribos en La Guindalera y la Prosperidad (Blog Urban Idade, 03/09/2015)
Derribo escuela gratuita de Ntra. Sra. del Recuerdo (Blog Urban Idade, 12/09/2012)
Adiós a los Estudios Buñuel (Blog Urban Idade, 14/12/2015)
Acabo de pasar corriendo por la plaza y he observado los escombros. Cómo de la noche a la mañana puede desaparecer lo que uno pensaba que iba a estar ahí siempre. Sólo al desaparecer advertimos la pérdida. Una verdadera pena, y coincido en el lamento de tu estupendo artículo. Un saludo.
Van desapareciendo los recuerdos presentes a golpe de piqueta y de martillo neumático. Ahora queda en nuestra memoria lo que había, si nos acordamos. Todavía están las fotos y el esfuerzo por no olvidar de los historiadores, fotógrafos, blogueros, vecinos, cronistas anónimos, etc.
Todavía no sabemos que van a hacer en el solar. Imagino que será muy moderno. Del momento -a la moda- . Cinco plantas, superlujosas, estructura cuadrangular, con piscinita arriba, arbolitos, etc, etc. Está bien para las clases acomodadas.
Una pena ver ese derribo de una zona que forma parte de mi memoria
Esperábamos que el nuevo ayuntamiento fuese mas sensible….pero al final todo sigue su curso especulativo.
Amigo Enrique, sabes que casi siempre estoy contigo, pero las cosas como son, por lo que se aprecia en las fotografías más recientes, esas viviendas no llegaban ni a la categoría de ‘poca entidad’, prácticamente se las podría calificar de infraviviendas. Comprendo que a algunos les resulte doloroso por cuanto les traían recuerdos de su niñez, pero Madrid no pierde nada con su derribo, seamos serios.
Es verdad, Miguel, que las casitas derribadas no tenían ninguna calidad apreciable, pero, sin duda, daban a la plaza buena parte de la singularidad que día a día pierde, disipándose lo poco que queda ya del viejo pueblo de Chamartín de la Rosa. Ahora bien, creo que tampoco eran infraviviendas. Por lo que conozco de los locales que las ocupaban, estaban en buen estado y perfectamente adecuadas para su uso.
Un saludo.