Es conocida la escasa sensibilidad y el poco tino que para cuestiones urbanísticas ha mostrado normalmente el Ayuntamiento de Madrid a lo largo de su historia. Salvo honrosas excepciones la norma a la hora de diseñar la ciudad se ha basado en el desprecio por el pasado en favor de la renovación indiscriminada, dirigida casi siempre por el afán de negocio cuando no por la ignorancia más absoluta. Los desastres urbanísticos son contínuos.
Cuando se olvida el valor histórico de los elementos –edificios, trazado urbano, mobiliario- que componen una ciudad se está dando la espalda a su pasado, la única forma de entender su presente. Los edificios con historia de una ciudad constituyen los documentos sobre los que poder recomponer con detalle la narración de su desarrollo. Solo conociendo su evolución histórica con rigor se puede renovar la ciudad de forma coherente e inteligente, adaptando lo que ya existe a lo necesariamente nuevo y manteniendo el patrimonio en perfecto estado para que nos siga hablando, desde el pasado, del presente y de cómo construir el futuro. Solo así la ciudad es comprensible y aprehensible por el ciudadano que la habita. Solo así el ciudadano puede apropiarse de la ciudad y hacerla suya. La única forma de democratizar la ciudad como espacio y territorio al que pertenecemos y que nos ha de pertenecer.


Algunos ejemplos
Son abundantes los ejemplos contemporáneos que delatan la absoluta falta de sensibilidad e interés histórico de las diferentes composiciones que ha tenido el Ayuntamiento y que han ignorado el más elemental respeto hacia su patrimonio arquitectónico. Cito algunos: El Palacio de Medinaceli en Colón que se demolió para desarmonizar el entorno con polémico complejo; los mercados de Madrid de hierro y vidrio como el de la Cebada o el de los Mostenses; el modélico complejo de Perfumerías Gal en Argüelles; el Hotel Florida obra del arquitecto Antonio Palacios; el palacio del duque de Lerma en la calle de san Bernardo; la incomprensible demolición del barrio de Pozas; la especulativa devastación del barrio de Ciudad Lineal de Arturo Soria, esencial para entender la historia del urbanismo, no solo en Madrid; la casa del pastor; la casa de Iván de Vargas arruinada por dejación del Ayuntamiento; el palacio del marqués de Ustáriz; la corrala moderna de la calle de Fernández de la Hoz de futuro incierto; el histórico frontón «Beti-Jai», igualmente de futuro incierto pese haber logrado cierta protección y que se encuentra recogido en la Lista Roja del Patrimonio.
Hay también un largo etcétera de construcciones mas modestas que compusieron el patrimonio histórico de muchos barrios, dando cohesión a su tejido social, que se desintegraron en los años setenta por la miope e interesada intervención de los poderes públicos. Todavía sobrevive algún ejemplo destacable de estas construcciones, si bien su futuro no es halagüeño, ya que la mentalidad apenas ha cambiado.



Edificio de principios del siglo XX que ocupó una manzana en el barrio obrero de Tetuán. En 2010 se demolió para constuir un bloque de viviendas que triplicó la altura. (Foto: Enrique F. Rojo)
El caso del palacio de Sueca
Como último ejemplo quiero citar el caso del llamado palacio de Sueca, situado en el número 2 de la plaza del Duque de Alba, en el distrito Centro. Este edificio, que goza de la máxima protección histórico-artística, salta a la actualidad en 2007 ya que el Ayuntamiento de Madrid lo expropió en 1999, siendo alcalde Álvarez del Manzano, con una inquilina, con el fin de darle un uso dotacional. «En sus orígenes, en el siglo XVIII, el inmueble sirvió de escuela para los hijos de los criados del rey Carlos III. En 1791, el arquitecto Antonio de Abajo lo convirtió en una residencia para la duquesa de Sueca, esposa del primer ministro de Carlos IV, Manuel Godoy. En 1837 se convirtió el Colegio de Humanidades de Francisco Serra, y a finales del siglo XIX se transformó en un cuartel de la Guardia Civil». (Ver El País, 22/01/2007) Luego se transfomó en viviendas donde nació y vivió toda su vida la única inquilina que quedaba, Carmen.

Dado que en ningún momento se llegó a realizar ninguna adaptación del edificio para el uso dotacional propuesto (convertirlo en sede de la Concejalía de Medio Ambiente, primero, y en pisos para jóvenes, después, y finalmente nada), el recurso puesto por los propietarios prosperó y en 2008 los jueces dictaminaron, en sentencias firmes, que la expropiación fue ilegal y que el palacio debía volver a sus antiguos dueños, exigiendo la reversión, si bien con la calificación de su primitivo uso como viviendas. Esta circunstancia permitía a la constructora propietaria hacer negocio con la propiedad que decidieron convertir en hotel. (Ver caso del Frontón Madrid ,en la misma zona, cuyo destino es el de transformarse en hotel)
El problema surgió al mantenerse el uso dotacional, lo que impedía a los propietarios convertir el palacio en hotel. Así han pasado ya quince años desde la expropiación, los seis últimos de litigios legales, mientras el edificio se deterioraba por falta de mantenimiento por el abandono negligente e irresponsable del Ayuntamiento, que admite que violó la ley al no preservar un edificio histórico.
Finalmente, fallecida la última inquilina, Carmen, que siempre se negó a abandonar el palacio, en el que sobrevivía sin agua ni electricidad, el Ayuntamiento decide el derribo inminente pues «estima necesario declarar el estado de ruina física inminente parcial del edificio» y «proceder a la demolición» urgente.

Conservar el patrimonio histórico urbano
La conservación del patrimonio histórico urbano permite la comprensión de las relaciones sociales complejas que se han producido a lo largo del tiempo y que tienen su reflejo más visible en las tipologías arquitectónicas distintas. Conocer esta diversidad, respetándola, obliga a realizar un esfuerzo que lleve a la armonía entre la pluralidad de formas para que estas que terminen confluyendo. De esta manera acabamos comprendiendo, inevitablemente, el valor y el significado de la diversidad, lo que se puede extrapolar a nivel social a fomentar el respeto y la convivencia fluida entre los ciudadanos.
Sin embargo, parece que la sociedad contemporánea tiende a convertir en viejo e inservible todo elemento incapaz de producir según los términos del economicismo imperante. Dejando de lado la historia.
Los poderes públicos y en este caso el Ayuntamiento de Madrid, en su deseo de modernizar la ciudad pretende superar el pasado enterrándolo. El Ayuntamiento, en su falta de atención ante los casos de flagrante abuso particular con fines especulativos -fomentando incluso estas conductas-, permite la ruina, eliminación o transformación arbitraria de edificios históricos, facilitando la desaparición del patrimonio ciudadano y de la memoria visual en favor de intervenciones casi siempre discutibles.
No parece legítimo ni verosimil hacer dejación de responsabilidades escudándose en la falta de recursos o en condicionantes legales, cuando es sabido que en situaciones similares, habiendo recursos suficientes y con plenitud de poderes para intervenir, se ha permitido la ruina, la recalificación de uso y el derribo arbitrario de gran cantidad de edificaciones que se podrían haber conservado. Ante tanto desastre urbanístico solo hay un único responsable.
Informe histórico: El palacio de la Duquesa de Sueca, elaborado por Madrid, Ciudadanía y Patrimonio:
Fidel, buenos días.
Precisamente ayer un amigo nos comentaba el tema de este palacio que ha tenido que ser derribado por la negligencia y el abandono.
Con tu permiso, pongo tu artículo en Facebook, pues creo que hay que hacer denuncia de lo que está ocurriendo en este país -desde mi punto de vista- de locos.
Gracias por toda la información que nos facilitas y un abrazo.
Victoria
Es muy triste este nuevo episodio de destrucción patrimonial. Se supone que las sociedades evolucionan y que, en esa progresión, se aprende a valorar el pasado y a corregir los errores de antes. Sin embargo, parece que nuestros munícipes tienen puesta la marcha atrás. ¿Cómo pueden suceder este tipo de atropellos en pleno siglo XXI? Como bien dices, hay un único responsable y su mentalidad es prehistórica.
Gracias por tus reflexiones, Jesús
¡¡ Enhorabuena por tu post Enrique !!
Más claro imposible. :-)
Es lamentable pero la especulación urbanística está por encima de cualquier otro valor en estos tiempos. No es que no aprendan de sus errores, es que no quieren aprender ni tienen el menor interés en el patrimonio. Sólo quieren quitar obstáculos a sus sucios negocios.
Los que tanto se denominan «patriotas» y tanto hablan de la marca «España» deben tener confundidos sus principios. Entienden por «su patria» el dinero y no la historia y la cultura de su país. Les importa bien poco el legado de sus antepasados.
Comentar además que en breve se va a aprobar una nueva Ley de Patrimonio Histórico en la comunidad de Madrid que rebaja y mucho las protecciones actuales. Con lo que el desastre puede ser aún mayor :-((
Más info. sobre este tema de la ley:
– http://frontonbetijaimadrid.org/node/293
– http://madridciudadaniaypatrimonio.org/node/343
Gracias por tu nota Igor.
Un saludo
Hola Enrique: Muchas gracias por apoyar la salvación del palacio de la duquesa de Sueca y por publicar el informe de MCyP. Te felicito además por el espléndido blog que realizas, que seguimos muy a menudo. Veo que sacas una humilde casa de Tetuán, que es mi barrio, que por sencilla no dejaba de ser muy interesante y que daba un carácter especial al barrio. Ahora, como bien dices, hay un horrendo bloque de tres pisos con ático y sobreático, que ha triplicado la edificabilidad de lo que había a cambio de nada pues las aceras siguen siendo igual de miserables.
Si entre todos denunciamos estos desatinos tendrán que acabar por escucharnos.
Un saludo
Vicente Patón
Gracias a tí, Vicente, y a quienes formais la plataforma MCyP, ya que si no fuera por iniciativas como la vuestra el «totalitarismo» urbanístico que se cierne constantemente sobre nuestras ciudades y pueblos terminaría por arrasar con todo sin la más mínima contemplación, que así de cegados y ofuscados están muchos de nuestros representantes.
Un saludo,
Enrique
Supongo que ya lo sabes. Hay una esperanza en este tema :-)
«La Fiscalía investiga la ruina del palacio de Sueca y paraliza su derribo»
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/06/04/madrid/1370375029_477848.html
Salu2,
Igor
OJALÁ SIRVA DE ALGO.
A esto añadiría que la arquitectura contemporánea, por soberbia al rechazar la tradición, no es capaz de ofrecernos la belleza de los edificios clásicos. Por eso la pérdida de edificios históricos es doble, porque sabemos que lo que lo sustituya va a ser peor.