Hildegart Rodríguez ante el estrado, fotografiada durante una charla pública. La foto la publicó el periódico ilustrado «Nuevo Mundo» en su número de 16 de junio de 1933, trás el asesinato de la joven.
Los domicilios de Hildegart Rodríguez
En relación a los diferentes domicilios de Madrid en los que vivieron Aurora Rodríguez y su hija Hildegart hasta el día del asesinato los datos son un poco confusos. Atendiendo a la información que aporta Rosa Cal en su libro A mí no me doblega nadie, las dos mujeres sólo ocuparon tres viviendas desde su llegada a la capital hasta la muerte de Hildegart. La primera fue en la Calle de Juanelo nº 3, en la que supuestamente nació Hildegart. La segunda, en la Calle Luís Cabrera nº15, en el barrio de la Prosperidad, que fue el domicilio aportado cuando Aurora Rodríguez acudió al Registro para inscribir a la niña. Cito textualmente del libro de Rosa Cal: «La tercera y última de las viviendas ocupada por las dos mujeres estaba en la Calle Galileo esquina a Fernández de los Ríos (todavía se conserva el mismo edificio) en el barrio de Vallehermoso del Distrito de Universidad con parroquia en Ntra. Señora de los Dolores«. A continuación menciona el citado domicilio como el número 45 de la calle Galileo (edificio demolido). En realidad, basándonos en la fotografía del edificio que incluye el libro, éste no se corresponde con el nº 45, sino con el 51 el cual si coincide con la foto.
Más adelante se hace referencia en el libro al «número 57, 4º ático derecha» de la misma calle (edificio demolido), como la nueva dirección de la familia, producto a la mayor cercanía de la nueva casa respecto al Instituto Cardenal Cisneros, donde Hildegart cursaría estudios de bachillerato. Sin duda los datos y el argumento resultan extraños y confusos.
Para intentar aclarar algo esta información, se apunta en nota a pié de página lo siguiente: «Aparecen en los documentos académicos tres direcciones además de la de Galileo 45; la de Fernández de los Ríos 43, y Fernández de los Ríos 42, que era donde vivía la amiga íntima de ellas Emilia Caballero Rincón «la abuelita», quien en el juicio dijo que las trataba desde 1921″.

Calle Galileo, 51 de Madrid
Curiosamente, el número 43 de Fernández de los Ríos se corresponde con el mismo inmueble de Galileo 51. Y el edificio de Fernández de los Ríos 42, en la actualidad un teatro (La Abadía) y una residencia infantil, eran un centro religioso y una escuela, lo que hace difícil que «la abuelita» hubiera vivido ahí. Sin uda ha habido un baile de números, o bien la numeración ha cambiado, y las direcciones no se corresponden con las reales en la actualidad. Por tanto, cabe pensar, es probable que en el caso de la calle Galileo el Ayuntamiento modificara la numeración, si bien no hay constancia de ello.
De cualquier modo, si se tiene en cuenta la afirmación de la autora de que madre e hija sólo ocuparon tres viviendas en Madrid. Y de que Aurora Rodríguez acostumbraba a aportar diferentes domicilios en los diversos registros que hizo (bautismo de Hildegart, padrón, registro civil, etc), posiblemente para no ser descubierta como propietaria de todas las propiedades en Ferrol que le producían sustanciosas rentas, cabe resolver que la incerteza de los datos puede ser debida a que, en realidad, Aurora se los inventaba dando direcciones falsas. Según Rosa Cal la tercera y última dirección en Madrid de las mujeres sería, por tanto, la de Galileo nº 51, a donde llegaron en junio de 1922, cuando Hildegart tenía siete años de edad. Si el asesinato se cometió en 1933, debieron de vivir cerca de once años en el edificio.
Conociendo la historia, cada vez que se pasa por ahí puede que se nos aparezca el fantasma de Hildegart. Mientras la miramos, absortos, la gente y la vida del barrio transcurrirá como si nada hubiera ocurrido. Y, tal vez sea así.
Fotografía que muestra el féretro de Hildegart Rodríguez trás su asesinato, en 1933. El cadáver fue expuesto en el Centro del Partido Federal de Madrid en la calle de Echegaray, 20.
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Nota de prensa
En la mañana del día 9 de junio de 1933, a eso de las ocho, se producía en el cuarto piso del número 57 de la calle de Galileo el asesinato de Hildegart Rodríguez, quien en ese momento desempeñaba la secretaría de la Liga de Reforma Sexual.
Hildegat, titulada en Derecho, contaba con dieciocho años de edad y vivía en el citado domicilio con su madre, doña Aurora Rodríguez Carballeira. Según informaciones particulares, las cuales no pudieron ser confirmadas de manera oficial por el diario ABC, autor de esta nota, entre madre e hija existían frecuentes disgustos, debidos, al parecer, a que la madre temía que su hija, por motivos políticos o por otros de índole particular, se separara de ella. En la noche del día 8 de junio, debieron de sostener una de sus frecuentes discusiones, lo que se deduce por testimonios posteriores.
Al parecer, en la casa servía como doméstica Julia García Sanz, la cual declaró que a las ocho de la mañana del día del crimen doña Aurora le ordenó que saliera a la calle a pasear a los perros que tenían en casa. Así lo hizo y permaneció en la calle bastante tiempo, al cabo del cual subió a la casa y al llegar recorrió varias de las habitaciones para ver si veía a un gato que había desaparecido. Fue entonces cuando encontró en uno de los cuartos, tendida sobre la cama y con el cuerpo bañado en sangre a Hildegart, al parecer, ya sin vida.
La sirvienta alarmada corrió escaleras abajo en busca de ayuda y en medio de grandes gritos. Al oirlos acudió la portera de la finca, quien afirmaría que había visto momentos antes salir a doña Aurora cubierta con un abrigo, lo cual llamó su atención, –piénsese que era el mes de junio- y portando un paquete de ropas. A las voces de Julia también acudieron numerosos vecinos, entre ellos un funcionario de la policía llamado Víctor Gerardo Sola, quien comenzó de inmediato las indagaciones. Dio aviso a la clínica que se encontraba en Fernández de los Ríos, de la que acudió un medicó que reconoció a Hildegart y certificó su muerte. El cuerpo presentaba tres heridas por arma de fuego en el lado derecho de la cara y otra en la parte alta del pecho. A primera vista los disparos parecían hechos a bocajarro. En una cama turca que se encontraba en la misma habitación y escondida entre unas ropas se encontró un revólver y una bala sin disparar y los casquillos de otras cuatro, disparadas pocos momentos antes.
Según relataba el periódico citado, después de cometer el crimen, Aurora se dirigió a casa del diputado Sr. Botella Asensi a quien relató lo sucedido. Tras el consejo de este de que se presentase a las autoridades, ambos se dirigieron al Juzgado de guardia, donde Aurora Rodríguez prestó la primera declaración.
Al parecer, según se recogía en el periódico, Hildegart había afirmado varias veces a su madre su intención de abandonarla, especialmente desde que había ingresado en el Partido Federal. También se hablaba de las relaciones amorosas que tenía con cierta persona que se decía que era teniente de alcalde en Barcelona. También sospechaba la madre que su hija sostuviese relaciones con otro joven socialista y que además tuviera gran amistad con un escultor, que en esos momentos le hacía un busto a la muchacha y a quien esta dedicó en cierta ocasión un elogioso artículo. Estos motivos parece ser que fueron los desencadenantes del suceso.
Varios vecinos de la calle de Galileo 57 declararon también en el Juzgado de guardia y manifestaron como días antes habían visto a Aurora subir a la azotea de la casa armada de una pistola con la que disparó al aire, y que después de comprobar su funcionamiento bajó de nuevo a su vivienda. Este extremo fue ratificado por la acusada al ser preguntada por el Juez, afirmando que su verdadera intención había sido la de suicidarse por no poder soportar la idea de que su hija se separase de ella. Finalizada su declaración, Aurora fue conducida a la cárcel de mujeres.
(ABC, 10 de junio de 1933)
Referencias.-
Cal Mártinez, Rosa
A mi no me doblega nadie: Aurora Rodríguez, su vida y su obra (Hildegart) –
Sada. Ediciós do Castro, D.L. 1991 ISBN 84-7492-542-8
Pienso que, como bien razonas, puede tratarse de esa casa. Y concuerdo también con lo que dices al final: para mí constituye siempre un placer evocar para mis adentros lo que aconteció en un determinado lugar, y muy especialmente de Madrid, imaginando o sabiendo que los que pasan (e incluso los que en el habitan), en la mayoría de los casos, lo ignoran.
Gusta ver que uno no es tan «bicho raro», la verdad sea dicha.
Los «bichos raros» se cruzan en el camino y a veces se miran.
¡Se ve que sí! O se descubren mirando juntos un mismo edificio o detalle de él…
Por si os interesa, yo me crié en Galileo 75 que es el edificio en la esquina noroeste con Joaquín María Lopez
y recuerdo que sí hubo una modificación en la numeración
ya que antiguamente era Galileo 63.
También recuerdo que donde hoy está Galileo 57 que con la numeración antigua pudo haber sido 51 o cuarenta y pico había un edificio mas pequeño, creo recordar que de tres o cuatro pisos y tenía una lechería con una entrada ancha.
Un saludo, Juan.
Por si os interesa, yo me crié en Galileo 75 que es el edificio en la esquina noroeste con Joaquín María Lopez
y recuerdo que sí hubo una modificación en la numeración
ya que antiguamente era Galileo 63.
También recuerdo que donde hoy está Galileo 57 que con la numeración antigua pudo haber sido 51 o cuarenta y pico había un edificio mas pequeño, creo recordar que de tres o cuatro pisos y tenía una lechería con una entrada ancha.
Se me olvidó deciros que os escribo en relación al domicilio de Hildegart Rodriguez en la calle Galileo.
Un saludo, Juan.
Perdón por mi error pero Galileo 75 era antes Galileo 69 y no 63 como os dije anteriormente.
Por eso Galileo 51 pudo ser perfectamente Galileo 45 antes de la renumerción.
Un saludo, Juan.
Gracias por la información, Juan. Y perdona por la tardanza en contestarte…
Saludos.
Mi madre nació en 1931 en el número 8 de la calle Galileo, y con el cambio de numeración de la calle, pasó a ser el número 20, aún actual. Ahí las diferencias, como ya han comentado…
Gracias por la información. Un saludo.